Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Concentración de musicalidad y técnica - por José Antonio Cantón

Alicante - 19/01/2025

El XIII Ciclo de Guitarra Clásica de Alicante se ha inaugurado con la intervención del gran maestro de la guitarra española David Russell presentando un programa en el que ha tenido la particularidad de tocar obras de dos autores españoles divulgados escasamente como fueron el madrileño Dionisio Aguado y el concertista nacido en la localidad de Villacarrillo, Antonio Jiménez Manjón, tenido por uno de los más preclaros antecedentes del mítico Andrés Segovia.

En el Andante y Rondó en Mi del primero, el guitarrista escocés expuso con gran dominio los adornos y la fluida articulación de su contenido, que permitía al oyente percibir la claridad sonora de su instrumento, una guitarra construida por el gran lutier alemán Matthias Dammann, con la que se siente especialmente identificado hasta el punto de formar con ella una sola entidad expresiva. La excepcional acústica de la sala de cámara del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), permitía que esa integración se apreciara de forma plena, destacándose la proyección del sonido y su distinción de matices, que llevaban a pensar que pocas veces se da una simbiosis más perfecta entre intérprete e instrumento como en este caso. Con su natural capacidad de ataque Russell recreó con enorme facilidad dos piezas del segundo compositor, Leyenda, con la que daba toda una lección de la mecánica de la mano izquierda, desde su forma de abrazar el mástil hasta su manera de pisar los trastes, lo que le permitía solventar con gran musicalidad las difíciles posiciones que exige su toque. Así fue también en Aire vasco, segunda pieza del guitarrista jienense. Abordando la sencillez y la dulzura de su inicio, derivó posteriormente en la implantación rítmica de un zorcico que viene a justificar su título, midiendo con precisión su intermitente patrón rítmico de cinco por ocho.

Seguidamente se adentró en el sustancial pensamiento guitarrístico del compositor e intérprete mallorquín Gabriel Estarellas, que se encontraba presente en la sala, a través de seis piezas de las veinte que integran su obra Sueños (Homenaje a Charles Chaplin), en las que Russell ha mostrado su capacidad de idealización sin entrar en aspectos específicamente evocativos siendo fiel a los recursos técnicos y estilísticos propuestos por el autor como el expresado en la amplitud de los arpegios contenidos en la titulada Bastón, composición de travieso carácter juguetón que llevaba a imaginar el genial manejo que tenía Chaplin de tan práctico adminículo como, en su caso, proyección de su siempre sorpresiva capacidad de comunicación.

Como transcriptor de máximo nivel técnico y artístico, Russell ofreció la Primera Suite en Sol menor del compositor flamenco de final del siglo XVII y principios del XVIII, Jean Baptiste Loeillet, en la que la guitarra aglutina el discurso de la flauta y el clave, instrumentos en los que está escrita originalmente de esta obra. Su enorme capacidad de asumir tal integración en un solo vector musical lleva necesariamente a que sea considerado uno de los guitarristas vivos más resolutivos y solventes en la práctica de este arte musical. El sentido canónico dado a las seis danzas que integran esta composición lo demuestra. La elegancia de la Allemande, los lentos acentos cruzados de la Courante predisponiendo a la meditativa y pausada zarabanda siguiente hasta llegar a la vitalista Aria que abre el apartado jovial de la suite, refrendado por sus dos últimos movimientos, Minueto y Giga, provocaron que la reacción del público fuera de un intenso aplauso, dando lugar a las última obras del programa, Rodeña y Zapateado de Regino Sainz de la Maza. Destacó Russell en la primera su inspiración en el flamenco, alternando su rítmica de fandango con momentos de corte lírico. En la segunda, evocó el hábil juego de pies que pide este asombroso baile gitano contrastando sus vivos patrones en el registro bajo con las elegantes figuraciones en los agudos, dejando la sensación de un pleno dominio estilístico de la obra completado por la preciosa traducción que hizo del cambio de ánimo que el compositor introduce en la sección intermedia de la pieza, que ofrece una de las líneas melódicas más admiradas de su creatividad.

Ante el éxito que obtuvo el año pasado en el recital inaugural del Máster con la Gran Jota de Francisco Tárrega y la sugestiva versión del guitarrista británico Stephen Goss de la música del poema Ay, ondas que eu vin ver del trovador medieval gallego Martín Códax, David Russell repitió su interpretación en esta ocasión como bises, produciendo nuevamente el delirio en el auditorio que sentía como sus expectativas ante este recital fueron sobradamente superadas.

José Antonio Cantón

 

Recital de guitarra de David Russell

Obras de Dionisio Aguado, Antonio Jiménez Manjón, Gabriel Estarellas, Jean Baptiste Loeillet y Regino Sainz de la Maza.

Sala de Cámara del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 12-I-2025

197
Anterior Crítica / La poética de una contemporaneidad extendida - por Luis Mazorra Incera
Siguiente Crítica / Un Bach sobre Corelli et al. - por Luis Mazorra Incera