El emblemático Preludio... a la siesta de un fauno de Claude Debussy lo fue también, preludio quiero decir, del concierto de temporada en el Auditorio Nacional de Música de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, dirigidos todos por Marzena Diakun.
Un fornido, más por orquestación que por su sutil resolución, preludio que adelantara climas y texturas de unas incombustibles y siempre estimulantes Noches en los jardines de España que le seguían. El duende insondable de estas Noches misteriosas pasadas por el tamiz de Manuel de Falla.
La destacada dinámica de solista de concierto, con elaborada gestión de acentos en la lucida pianista Elena Bashkirova, estuvo correspondida por un atento podio en este último clarificador menester técnico. Por cierto, un punto menos de "fortísimo" del tutti orquestal cuando llegara al cénit (Largamente ma non troppo) del primer cuadro, En el Generalife, hubiera sido más apropiado. Si no fuera así, parecería que, a contrario sensu, antes y después, la orquesta estaba "comprimida" dinámicamente…
No fue el único despliegue orquestal de este tipo, es verdad, pero encontré mejor otras explosiones dinámicas del cuadro final (En los jardines de la Sierra de Córdoba) por ejemplo, aunque se mantenía aquella marcada tendencia en lo dinámico. Todos sabemos que no es un concierto para piano y orquesta al uso, ni representa en modo alguno un incierto carácter "impulsivo". Es una obra poemática, dentro del movimiento alhambrista en todas las artes de nuestro último romanticismo nacionalista, y, en términos de clasificación de géneros musicales, está a medio camino del concierto para piano y orquesta, al que parodia y con el que se identifica a menudo, y el piano concertante en el que humildemente se cobija por momentos y, siempre, por un fin infinitamente superior, artístico, de otra índole.
Para coro "a cappella", entramos En el reino de la naturaleza con Antonín Dvořák. Un fértil reino lleno de sorpresas y cuidado fraseo. Un atractivo y bien dispuesto cambio de decorado en el mismo corazón del programa, especialmente de esta guisa seguida tan exigente para con el público, sin descanso alguno.
El Coro de la Comunidad de Madrid demostró sus cualidades en una versión convincente, trabajada y seductora, llena de claroscuros, de compromiso y, sobre todo, del saber-hacer del elenco. La excelente, variada y célebre partitura coral del, nunca suficientemente elogiado bohemio, aportó lo suyo...
Sin tan siquiera salir de su Bohemia natal (de Nelahozeves a Polička), escuchamos de Bohuslav Martinů, una interesante, compleja y nada ofrecida por estos pagos, Tercera sinfonía, que ya obtuvo algún aplauso furtivo en el espléndido final de su denso y resuelto, primer movimiento. Un Allegro poco moderato de tenaz, difícil y medular contrapunto a tempi exigentes.
Un "supuesto" Largo mantuvo y amplió aquella tensión con progresiones armónicas implacables, y, sobre todo, eficaces pedales y dobles notas en el timbal hasta inquietantes contrastes con atmósferas sonoras presentadas insistentemente por bloques.
El inquietante movimiento final Allegro-Andante hizo oportuna amalgama de aquellas propuestas, con nuevas sonoridades, trompeta o concertino por mencionar sólo dos de los ejemplos más notorios, y un clima inicial más extrovertido y rítmico, propio de un finale, para luego resolver en enigmáticos procesos cadenciales que me recordaron las obras orquestales, más frecuentadas aquí, del moravo Leoš Janáček en las que he tomado parte.
Luis Mazorra Incera
Elena Bashkirova, piano.
Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid / Marzena Diakun.
Obras de Debussy, Dvořák, Falla y Martinů.
ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.