Emocionante concierto de la Orquesta Sinfónica de Bilbao y Erik Nielsen, que empezó con la Obertura americana de Prokofiev funcionando como un verdadero preludio a una creación que celebra la alegría de vivir.
El compositor que nació en Ucrania en 1891 (entonces perteneciente al Imperio Ruso) pudo viajar por toda Europa y en 1926 recaló en los EE.UU. donde escribió su obra, antes de la Gran Depresión. La BOS la interpretó con gran alegría y sentido del ritmo, anticipo de lo que vendría después., incorporando momentos de jazz para describir una Nueva York alegre y dinámica. A pesar de la crítica a sus composiciones por ser demasiado vanguardistas (El ángel de fuego) decidió volver a Moscú hasta su muerte en 1953, el mismo día que Stalin. Vivió siempre entre dos taburetes: muy soviético para Occidente y muy occidental en Rusia.
Esta pieza dio paso a KIOSOBA (Todo es posible) Concerto grosso para ensemble de metales africanos y orquesta de Guy Barker, trompetista británico y compositor y Alan Fernie, compositor y director escocés. Seis profesores de viento metal y percusión desarrollan esta exuberante pieza basada en un relato del África subsahariana. Los intérpretes son profesores del proyecto Brass for Africa, fundación cuya finalidad es utilizar la música para salvar la vida de más de 2.000 niños de Ruanda, Uganda y Liberia (soldados forzosos, niñas/os de la calle, que vivían en orfanatos) ofreciéndoles una profesión y una razón para vivir.
Soberbio acompañamiento de la orquesta en especial de las secciones de metal y percusión y que, contagiados por la cadencia del director, acabaron uniéndose a los aplausos y vítores del público y los abrazos de los intérpretes africanos.
Para finalizar una gran obra de Aaron Coplan, nacido en 1900 en Nueva York, de ascendencia rusa y muerto en la misma ciudad en 1990. Fue considerado siempre como un subversivo, investigado en la época del macartismo, demasiado comunista para EE.UU., lo que hizo que, en diversas ocasiones, su obra fuera retirada de algunos conciertos. Se interpretó la Sinfonía nº3, que incluye en su cuarto movimiento la Fanfarria para el hombre común. Comenzando, con gran ímpetu, por las cuerdas, luego las violas y oboes, escuchamos con gran energía todos los instrumentos de metal, trombones y trompas, y con gran brío a la percusión unido al canto del primer violín y el piccolo. La obra tiene una compleja orquestación, dirigida con gran gusto y precisión por el director titular, Erik Nielsen.
Prokofiev pensaba que los compositores podían o bien aislarse en su subjetividad emocional o crear una música para ayudar al pueblo. Combinar la crítica social con composiciones que llegaran a la gente común como quería Coplan: una música integrada por el compositor y los intérpretes y que fuera el oyente quien completa el momento (“Cómo escuchar la música”) y disfruta de experiencias como el magnífico concierto propiciado por la Orquesta Sinfónica de Bilbao y Brass for Africa.
Genma Sánchez Mugarra
Orquesta Sinfónica de Bilbao
Erik Nielsen, director
Música de Prokofiev, Brass for África y Coplan
Palacio Euskalduna de Bilbao
Foto © E. Moreno Esquibel