Apenas tres años separan los estrenos de las dos obras que han ocupado el programa de abono de la Euskadiko Orkestra; en buena lid podemos afirmar que estando ante obras coetáneas, sin embargo, nos muestran dos mundos contrapuestos.
El Concierto para arpa y orquesta, op. 25, de Alberto Ginastera (1956) es perfecto ejemplo de la por entonces emergente música sudamericana que aportaba a la llamada música clásica universal nuevos ritmos, formas e incluso, instrumentos. Este concierto en el que la percusión acepta un papel dominante fue brillantemente interpretado –tras un inicio algo borroso- por el francés Xavier de Maistre, que supo hacer sonoro su instrumento rodeado por una plantilla amplia; y en ello, además de la habilidad del solista tuvo mucho que ver el empeño del maestro titular, un Robert Treviño en verdadero estado de gracia que cuidó al solista y supo crear estados de necesario contraste entre las páginas orquestales y aquellas dominadas por el solista.
Solo tres años antes vio la luz la Sinfonía nº 10 en mi menor, op. 93 de Dimitri Shostakovich (1953), monumento sinfónico compuesto por el soviético apenas nueve meses después de la desaparición de Iosif Stalin. Se intuían nuevos tiempos en la URSS pero el compositor seguía fiel a una línea de trabajo que le convierte en el gran paradigma del sinfonismo del siglo XX y a la sinfonía que nos ocupa, una de las cimas.
La labor de Treviño solo puede calificarse de magistral; a destacar un impecable tercer movimiento Allegretto con el trompa brillante y con toda la orquesta implicada al máximo, ofreciendo una versión difícilmente mejorable. Tenemos una suerte increíble con esta batuta. Toda la sobriedad del Moderato, la brillantez rítmica del Allegro, el ya apuntado tercer movimiento y el Allegro final, de precisión exquisita nos hace disfrutar de un concierto de enorme nivel. Es una pena que el desaprensivo de turno decidirá no apagar su teléfono móvil.
Enrique Bert
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz.
Xavier de Maistre (arpa)
Euskadiko Orkestra.
Obras de A. Ginastera y D. Shostakovich.
Dirección musical: Robert Treviño.