El nuevo ciclo de Ibermúsica: “Km0”, se propone la “programación extraordinaria de conciertos de pequeño formato, con intérpretes de proximidad, obras de recuperación patrimonial de artistas españoles, con aforos reducidos y buscando la máxima cercanía con el público” (sic).
Características que definieron el concierto de clave solista que ofreciera en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Música, Silvia Márquez Chulilla.
Una velada musical aderezada con breves explicaciones de la solista, preludio y contexto para todas y cada una de las obras en programa.
Obras que incluían desde piezas del siglo XVII hasta llegar a un, siempre estimulante de esta guisa, estreno absoluto y encargo a la sazón de la entidad organizadora.
La Ciaccona (Chacona) de Bernardo Storace ofreció, ya de principio, la oportunidad para lucir una brillante agilidad técnica en una pieza de relativa plasticidad de carácter.
Un concierto que, por cierto, se vertebraba alrededor de la veterana forma del bajo ostinatto y sus… variaciones. Las… “diferencias” múltiples, a menudo abundantes e ingeniosas, sobre bajo dado, y, también, aquellas sutiles derivaciones formales que, andando el tiempo, ha ido desgranando la historia.
Un tema de concierto fértil, longevo y, además, con relativa impronta española, a menudo en la forma pariente de Pasacalle que, curiosamente (¿para variar…?) no nos visitó hoy. La versatilidad técnica estaba servida, pues, por definición titular y por devoción creativa.
Las Partitas sobre la Romanesca de Michelangelo Rossi continuaron con dicho alarde técnico y tenaz inspiración, esta vez con nuestro tema “Guárdame las vacas” aún dando coletazos con una denominación más… más… ¿glamurosa, quizás…?. No sé. Más internacional, sí, sin lugar a dudas (al menos en este vecino occidente europeo…).
Con una disposición en programa oportunamente contrastada, dimos un enorme salto para alcanzar a todo un Györgi Ligeti y su Hungarian Rock (Rock húngaro).
Un nuevo acercamiento personal y contrastante a lo (supuestamente) “idiomático” en clave, no ya sólo desde la estética, sino desde la textura y el propio timbre, o… los timbres de cada uno de sus posibles registros.
La Chacona “La Quejicosa” (“La Complaignante”) de Louis Couperin representó una vuelta, más dúctil, al redil barroco inicial, indicado tras la soberana irrupción de la acerada asertividad ligetiana.
Las Variaciones sobre La folía de España de Alessandro Scarlatti es… son, más bien, un tema y una obra “de referencia” en este repertorio, y no podían faltar en un programa así estructurado. Tanto el uno, el consabido tema de La folía (que se repetiría después con otra firma), como el otro, la obra.
Gabriel Erkoreka y su Corrente, fue el estreno absoluto de la tarde, de un compositor que, en su día (tiempo há…), alcanzara el flamante Primer premio por unanimidad (doy fe, era secretario de aquel tribunal) del Concurso de Jóvenes Compositores de la SGAE-CDMC.
Su partitura discurrió con fluidez por diversas secciones, al margen de la referencia formal del título o, precisamente, a través de él. Registros extremos, saltos y clusters… que aprovecharon esa sonoridad más incisiva, explosiva incluso, pero frágil y artificiosa del instrumento.
Y, para chaconas, la de Johann Sebastian Bach en su Segunda partita para violín (transcripción de Lars Ulrik Mortensen). Una obra que, aún en arreglo, siempre merece ese silencio reverencial que se genera tras su cadencia final y el posterior aplauso.
“Wie der Vater so der Sohn”: con Carl Phillip Emanuel Bach volviendo sobre… La folía. Sus Doce variaciones sirvieron de puente para rematar el programa con otra obra reciente de calculadas reminiscencias folclóricas: Montuno en forma de Chacona de Roberto Sierra.
Luis Mazorra Incera
Silvia Márquez Chulilla, clave.
Obras de Bach (Johann Sebastian y Carl Phillip Emanuel), Couperin (Louis), Erkoreka, Ligeti, Rossi, Scarlatti (Alessandro), Sierra y Storace.
Ibermúsica/Km0. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto © Rafa Martín - Ibermúsica