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Crítica / Clausura inmejorable de Universo Barroco - por Simón Andueza

Madrid - 14/06/2024

La presente temporada 2023/2024 del Ciclo ‘Universo Barroco’ del Centro Nacional de Difusión Musical, CNDM, en la madrileña Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música clausuraba su serie de conciertos con una de las óperas en versión concierto más desconocidas por el gran público del autor germano, dado que es una de las menos visitada por intérpretes, tanto en salas de concierto, teatros o grabaciones. No por ello debe ser considerada una obra menor, puesto que contiene música excepcional de uno de los grandes autores de la Historia de la Música.

Tolomeo, Re d’Egitto, compuesta por Georg Friedrich Händel (1685-1759) es una ópera seria en tres actos con libreto en italiano de Nicola Francesco Haym (1678-1729), libretista de ópera italiano que además fue compositor, director de teatro, editor literario y numismático. Fue la ópera número trece de Händel y su última producción teatral para la Royal Academy of Music de Londres. Fue también la última composición para el triunvirato de artistas de renombre internacional conformado por el castrato Francesco Bernardi, conocido como Senesino, y las sopranos Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni. Se estrenó en el King’s Theatre londinense el 30 de abril de 1728, realizándose siete funciones. Volvió a representarse con revisiones en 1730 y en 1733, señal de la popularidad de la obra.

La interpretación que pudimos presenciar en el auditorio madrileño fue una versión sin escenificar a cargo de dos fabulosas formaciones orquestales que unieron sus fuerzas para la ocasión, Il Giardino Armonico y la Kammerorchester Basel, con un plantel de solistas de primera línea mundial, todos ellos bajo la dirección de Giovanni Antonini.

Asombrosamente las dos formaciones orquestales dieron como resultado una  nutrida agrupación integrada por ocho violines primeros ocho violines segundos, cuaro violas, tres viololonchelos, dos contrabajos, dos flautas de pico, dos oboes, un clarinete, tres fagotes, dos trompas, dos claves y tiorba.

Tuvimos la ocasión, con suerte para nosotros, de presenciar la última actuación de estos músicos en gira con esta producción por Europa, con lo que ello significa de maduración de la partitura y la destreza técnica adquirida durante las representaciones. Fue una gira que les llevó a lugares como el Concertgebow de Ámsterdam, el Palau de la Música de Barcelona, el Teatro de los Campos Elíseos de París, el Stadtcasino de Basilea y la Händel-Haus Halle de Halle, antes de personarse en nuestro querida sala patria.

El rol principal, el del rey Ptolomeo IX, rey de Egipto del siglo II a.C., y curiosamente padre de la reina Berenice, que tuvimos la oportunidad de escuchar la ficción haendeliana sobre su vida en recientes fechas en este mismo ciclo, fue encomendado el contratenor Franco Fagioli, figura mundial del canto que ha dedicado gran parte de su carrera a la interpretación de los roles escritos para los frandes castrati italianos del siglo XVIII. En esta ocasión, pudimos disfrutar de una soberbia interpretación del papel escrito para el gran Senesino. Fagioli se imbuyó plenamente de la personalidad del rey y de sus sentimientos, dando vida con una credibilidad aplastante al monarca egipcio, lleno de tormentos emocionales, grandes alegrías, esperanzas, convirtiendo cada intervención suya en una autentica delicia que rebosaba los afectos barrocos de un modo exuberante, haciendo gala de un dominio técnico formidable y exhibiendo un instrumento vocal extraordinario. Para dar vida a la esposa de Ptolomeo, Seleuce, se escogió a la soprano Giulia Semenzato, de cualidades igualmente sobresalientes. Su voz sonó adecuada a cada registro exigido por la pluma de Händel. En ocasiones, su bellísima voz, de gran facilidad para el agudo y con un fiato de gran control, hacía las delicias de las arias más sutiles y de belleza melódica simpar, mientras que en las arias de bravura, su instrumento no se quedó atrás para desvelarse como poseedora de una técnica formidable en las coloraturas y en las arias más atormentadas.

La mezzosoprano Giuseppina Bridelli brilló asimismo dando vida a Elisa, dando carnosidad y mucha personalidad con su rica voz de mezzo, que supo estar a la altrurea de las argucias y laberintos melódicos que el genio de Halle ideó para una de las divas más sobresalientes de todo el siglo XVIII, Faustina Bordoni.

Chisstophe Dumaux cumplió con creces en su palpel de Alessandro, pero tuvo la mala suerte de tener que ser comparado con la figura de Fagioli en el registro de contratenor. No obstante, mostró una depurada técnica en todo su registro, con una gran control de la melodía, el fraseo y mostrando una apropiada expresividad para su personaje.

El barítono Riccardo Novaro fue quizás el intérprete de más expresividad, dominador de la prosodia italiana de un modo realmente sobresaliente, y poseedor de una voz muy natural y de igualdad en todo su registro, de un volumen generoso sin problemas para su audición en todo momentoante el generoso volumen orquestal.

Las dos formaciones instrumentales fueron una auténtica delicia para cual quier melómano y fueron un completo y perfecto engranaje de perfección técnica. Los violines sonaron en todo momento a un nivel raramente escuchado en una formación historicista con tan amplio número de componentes. Siempre empastados, afinados y con una disciplina de agógica y de articulación intachables, fascinaron hasta al melómano más exigente.

Los responsables del bajo continuo que acompañaron de un modo seguro, cómplice y mostrando un nivel musical fascinante fueron, primordialmente, el primer violonchelista, Christoph Dangel, los dos clavecinistas, Stefan Preyer y Cristiano Gaudio, quienes se entendieron entre sí a las mil maravillas repartiéndose las imaginativas realizaciones del continuo de un modo asombroso y de una riqueza sonora formidable.

Giovanni Antonini sigue siendo ese director apasionado, de musicalidad contagiosa y energía que pareciera inagotable, y que supo dirigir de un modo atento, riguroso y plagado de indicaciones dinámicas, de articulación y con una expresividad que mereció una puesta en escena completa, que nos hubiera llevado a las más altas cotas de la interpretación operística.

Un fin de temporada que el público despidió en la sala sinfónica del Auditorio Nacional con efusivos aplausos, y que sin duda alguna espera deseoso la recién presentada temporada del año que viene, que hará las delicias de estos fieles seguidores de las sorprendentes citas que nos aguardan.

Simón Andueza

 

Georg Friedrich Händel: Tolomeo, Re d’Egitto

Franco Fagioli, contratenor, Giulia Semenzato, soprano, Giuseppina Bridelli, mezzosoprano, Christophe Dumaux, contratenor, Riccardo Novaro, barítono.

Il Giardino Armonico, Kammerorchester Basel, Giovanni Antonini, director.

Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM.

Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 9 de junio de 2024, 18:00 h.

 

Foto © Elvira Megías

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