La pianista Anne Queffélec ofreció el pasado martes 26 de marzo en Madrid un recital titulado ‘Chopin ante el espejo’ o ‘El jardín secreto de Chopin’.
En realidad, este jardín chopiniano consistió en un exquisito viaje por diferentes etapas históricas, atrapando y reflejando ante el espectador afinidades e inspiraciones, en un tejido musical que comenzó en Bach y alcanzó hasta Debussy. Dos mosaicos (pues dos fueron las partes del concierto) formados por breves piezas, algunas de ellas transcripciones, con el eje central de la música del polaco para organizar estos mosaicos. En cada uno las piezas encajaron entre ellas por tonalidad, tempo, dinámica y un ambiente sosegado solo perturbado por algún momento de exaltación (como un aleteo en los Nocturnos de Chopin, en la primera parte, y un remolino inquieto en su Fantasía Impromptu, en la segunda).
Para concluir la primera parte, Queffélec eligió la Chacona en Sol mayor de Haëndel, con sus 62 variaciones, que adquirió casi un carácter de pieza separada, mientras que para terminar el concierto tocó la Sonata nº 13 de Mozart, juvenil, animada y alegre, como un espejo en donde se miraba todo lo anterior.
El refinado carácter del piano de Queffélec y su acusada personalidad musical logran siempre el delicado equilibrio que todo gran pianista anhela: mantener en cada interpretación esa personalidad propia, sin ocultar al compositor. La francesa atesora, entre otras cualidades, una claridad en la musicalidad que no es ni empalagosa ni rebuscada, y un elegante sosiego que cautivó al auditorio.
Por expreso deseo de la pianista cada parte discurrió sin interrupción y sin aplausos entre piezas, lo que les confirió la curiosa apariencia de ser una composición única, elaborada allí mismo.
Soledad Bordas / Blanca Gutiérrez
Anne Queffélec, piano. Obras de Bach, Scarlatti, Handel, Debussy, Mozart y Chopin
Sala Sinfónica, Auditorio Nacional de Música, 26/03/2019.
Ciclo ‘Grandes Intérpretes’