21 de junio, Día Europeo de la Música con la Orquesta Freixenet de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, dirigida por Juanjo Mena en un concierto de gran formato donde también participó la viola solista de Noemí Fúnez. Esta vez con un público más diverso, familias, compañeras y compañeros, profesores, músicos, amantes de la música y demás seres que frecuentan nuestro arte, asistieron al Auditorio Nacional para escuchar a los estudiantes de la escuela.
El repertorio incluyó la obertura de la ópera Los maestros cantores de Nuremberg (1862-1867), de Richard Wagner, el Concierto para viola y orquesta en re mayor (1780-1795) de Franz Anton Hoffmeister, y la Sinfonía n.º 1 en re mayor (1884-1888), conocida como la ‘Titán’, de Gustav Mahler. Todas eran obras de pluma alemana, algo que no sorprende en el Día Europeo de la Música debido a la influencia austro-germánica que construye el canon de la música tradicional en nuestro continente.
La primera pieza es una obertura-resumen, llamada así porque contiene la base melódica de la ópera a la que precede, un género adoptado por Weber y Berlioz, y más tarde por Wagner (1813-1883). Escuchamos una orquesta voluminosa y con energía, que sin embargo no consigue el diálogo fluido que se esperaba de las partes concertantes entre vientos y cuerdas, en el camino a la recapitulación temática. La elección de esta obra fue estupenda para abrir el programa de la tarde, ya que tiene un tema principal muy conocido tanto dentro como fuera de la esfera clásica que la Orquesta Freixenet supo proyectar con seguridad.
Seguidamente, tiene lugar esta “obra obligada” para muchos violistas profesionales: el concierto para viola de Hoffmeister (1754-1812), un compositor y editor que muere un año antes del nacimiento de Wagner. Esta distancia temporal refleja el desarrollo estilístico entre la música del siglo XVIII y el XIX, que en el concierto del Auditorio resonó con las diferencias interpretativas pertinentes. La viola de Noemí Fúnez, acompañada por una plantilla reducida de orquesta de cuerda con oboes y trompas, brilló sobre todo en la cadencia del primer movimiento y en el segundo movimiento, muy bien fraseado. La intérprete, a pesar de algún sonido rajado, iba pasando el testigo de las partes solistas a la orquesta con la convicción y suavidad propia del periodo clásico. Para terminar, Fúnez nos regala un bis junto a su compañero fagotista: el Tango de Isaac Albéniz, una obra con ritmo de habanera y armonías coloristas que también dignifican la “música europea”.
Después del descanso, la orquesta se envuelve en la primera sinfonía de Mahler (1860-1911), perteneciente al romanticismo tardío y modernista. El maestro Mena marca los primeros compases antes de detener a los instrumentistas por un ruido que venía del público. Esto no desconcentra a la masa orquestal en este inicio tan delicado del primer movimiento, ahora con un concertino diferente. Al principio, las trompetas tocan desde fuera del escenario, consiguiendo así un sonido lejano que aporta otras texturas tímbricas a la pieza. Esta, como casi toda la producción temprana de Mahler, trata de reflejar la relación entre la naturaleza y el ser humano. Un ser humano concebido como titán, grande y poderoso que pisa tan fuerte como los timbales del cuarto movimiento, ocho en total. Los dos timbaleros a su cargo en la Freixenet se comunican de maravilla entre ellos y hacen caminar a esta heroína o héroe musical, que es la sinfonía, con potencia y desenvoltura.
Así termina el Día Europeo de la Música en manos de la orquesta madrileña, recibiendo la gran ovación del público y mostrándose sonriente tras el esfuerzo que culmina ahora, a las puertas del verano.
Estrella García López
Orquesta Sinfónica Freixenet
Director: Juanjo Mena
Día Europeo de la Música
Obras de Richard Wagner, F.A. Hoffmeister y Gustav Mahler
Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música (21/06/2023)
Foto © Elvira Megías