A comienzos de esta temporada, el director francés Ludovic Morlot dejó una buena sensación con un programa de música francesa de comienzos del siglo XX muy atractivo y en el que la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) rindió a un alto nivel.
Poco después, su nombre empezó a sonar en la terna de posibles sustitutos de Kazushi Ono como director titular de la formación a partir de la próxima temporada, cargo que finalmente obtuvo. Con él en el bolsillo, el pasado 21 de enero regresó a L’Auditori. Mas esta vez, el concierto que dirigió dejó más sombras que luces.
Fue así por varios motivos. El primero es el programa escogido: largo, pero, sobre todo, heterogéneo hasta el disparate y de calidad muy desigual, pues se abría con el Concierto de Brandeburgo n. 3 de Bach, tocado sin director, para continuar con Interventions de Elliott Carter e Introducción y allegro en re menor, op. 134 de Schumann (dos obras concertantes que nada tenían que ver entre sí), y de ahí a Letters from Bachville de Betsy Jolas y el último movimiento de la Sinfonía n. 3 de Mahler, antecedido por el epígrafe “Lo que me dice el amor”.
En un programa no es necesario un hilo conductor que ligue las distintas obras, pero la mezcla aquí resultaba confusa con tanto ir y venir por lenguajes que nada tenían que ver entre sí. La obra de Bach, por ejemplo, no tenía sentido ahí, por más que alguno de sus temas aparezca citado en la de Jolas.
El segundo motivo fue la interpretación: correcto sin más el Bach sin Morlot, la versión de Schumann fue neutra, con un Pierre-Laurent Aimard analítico y un director que se limitaba a acompañar. La prestación de ambos mejoró en Carter, pero esta obra, sencillamente, no se entiende: da la sensación de ser más un conjunto de piezas pianísticas de carácter insertadas en un pasaje sinfónico que una partitura homogénea. Morlot supo resaltar la paleta tímbrica de Jolas, mas el problema aquí es que la obra es una nadería insustancial que no se acaba nunca.
El Mahler final empezó bien, pero luego fue deslavazándose hasta culminar en un apoteosis desequilibrado y desbocado.
Mas aún hubo un tercer motivo: una alocución en la que Morlot animaba al público a abrir sus oídos a la música contemporánea, a escucharla una y otra vez porque se trata de un repertorio que no suele darse a la primera. Es cierto, pero lo dijo como si los barceloneses no estuviéramos acostumbrados a escuchar música de hoy. El problema es la calidad y obras como la de Jolas, por más veces que se escuchen, es difícil que atraigan.
Juan Carlos Moreno
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Ludovic Morlot.
Pierre-Laurent Aimard, piano.
Obras de Bach, Carter, Schumann, Jolas y Mahler.
L’Auditori, Barcelona.