El Festival Internacional de Música y Danza de Granada se despide en su 73ª edición de su director, Antonio Moral, gestor de indudable capacidad y con una sólida experiencia adquirida en el Teatro Real y en el CNDM. A lo largo de los cinco años que Moral ha trabajado en el Festival de Granada -pandemia incluida-, ha logrado convertirlo en lo que hasta ahora sólo llevaba en el nombre, un festival de carácter verdaderamente internacional, con intérpretes, directores y orquestas de primerísimo orden. Como muestra, la presente edición, a lo largo de la cual desfilarán la Orquesta Filarmónica de Viena, la Orchestre de París, Lorenzo Viotti, Klaus Mäkelä, Charles Dutoit, Martha Argerich, Elisabeth Leonskaja, András Schiff o Paul Lewis, por citar sólo unos pocos.
Para la inauguración, nada menos que el director titular de la Filarmónica de Berlín, Kirill Petrenko, con una de las mejores orquestas jóvenes del mundo, la Gustav Mahler Jugendorchester, y un programa conmemorativo del 200 aniversario de Anton Bruckner centrado en su 5ª sinfonía. Como todas sus sinfonías excepto la primera, fue escrita en Viena entre 1875 y 1876, y posee en parte de las mismas características del resto de sus sinfonías: la complejidad armónica, los bloques temáticos de material disímil, la orquestación por familias instrumentales, la estructura en cuatro movimientos respetando la forma clásica y la monumentalidad de sus dimensiones. Como las demás, fue retocada en varias ocasiones -la presión negativa que ejercía la crítica vienesa sobre sus sinfonías era grande, y la inseguridad y carácter introvertido del compositor también- pero esta vez ni siquiera llegó a escucharla. Fue estrenada en 1894, con el compositor ya enfermo, dirigida (y modificada) por su alumno Franz Schalk. Independientemente de la primera recepción por parte del público vienés, las sinfonías de Bruckner forman parte del gran repertorio sinfónico tanto por su complejidad como por su magnitud y cuentan con una tradición interpretativa colosal.
Totalmente ajenos a las influencias o “contaminaciones” que puedan tener orquestas más maduras, la Gustav Mahler Jugendorchester nos ofreció una versión renovada y limpia. Con un sonido redondo y compacto, los casi cien músicos recorrieron los cuatro movimientos de la sinfonía de manera excepcional, manejando brillantemente los constantes cambios de dinámicas, tempo y carácter que la escritura deslavazada de Bruckner requiere. Dúctiles a la batuta de Petrenko, funcionaron como una maquinaria perfectamente engrasada, destacando en el casi inaudible “comienzo desde la nada” del primer y cuarto movimientos, en la brillante solemnidad de los corales del primer, segundo y cuarto movimientos, en el tornadizo Scherzo con su saltarín Ländler y en la complicada doble fuga del cuarto. Las cuerdas, muy compactas y tocando como una sola, los metales, infalibles y de presencia abrumadora, y las maderas, muy precisas, destacando los solistas de oboe y clarinete.
Tanta precisión es también fruto del trabajo meticuloso de Petrenko, que con su característica claridad y economía de gesto, condujo a la joven orquesta por los numerosos escollos de la partitura, conmoviendo con dulzura en los temas más líricos y sacudiendo con una fuerza casi brutal en el cuarto movimiento. Sin alardes, conciso y firme, pero sin perder la sonrisa en ningún momento, Petrenko se mostró cómodo con la orquesta, con la que logró una increíble química durante todo el concierto. La madurez de Petrenko junto a la frescura de la GMJO dieron lugar a una 5ª sinfonía sin prejuicios ni convenciones. Una mezcla explosiva que nos trajo al maestro vienés sin correcciones ni limitaciones, libre por fin. Un emocionante encuentro cara a cara con Bruckner.
Mercedes García Molina
Festival Internacional de Música y Danza de Granada
Gustav Mahler Jugendorchester/ Kirill Pertrenko
Anton Bruckner, 5ª Sinfonía en si bemol mayor, WAB 105.
Palacio de Carlos V, 7 de junio de 2024.
Foto © Fermín Rodríguez | Festival de Granada 2024