Karol Szymanowski no es un autor que se prodigue en nuestros escenarios sinfónicos, es verdad. Pero tampoco puede decirse que sea ajeno a ellos. Un compositor polaco de exquisito sentido armónico con un lenguaje personal heredero del impresionismo francés, con un relativo plus de sentido funcional, más centroeuropeo.
Sin embargo, cuando lo hace aquí, cuando aparece en programaciones sinfónicas o sinfónico-corales, lo es a lomos de un par de obras singulares. Una de ellas es especialmente recurrente, a caballo entre el concepto tradicional de sinfonía del que hace gala en su título, del de poema sinfónico, más evidente quizás, e, incluso, si me apuran, del de oratorio profano: su Tercera sinfonía con coro y tenor solista, apodada “Canto de la noche”.
Una obra monumental, en un solo movimiento y con una duración que la hace habitar en un terreno fronterizo entre todos aquellos géneros.
En temporada de concierto de la Orquesta y Coro Nacionales de España, con el añadido del Coro de la Comunidad de Madrid, y el tenor solista Tomislav Muzek, todos dirigidos por Simone Young al frente de un nutrido elenco, ofrecieron una versión contundente y fluida, consecuente con el potencial que atesora en sus pentagramas y la labrada plasticidad de la versión.
Una obra que, si bien ha podido sorprender a algún despistado que no esté al tanto de este repertorio y sus nombres menos asiduos y celebrados, sin lugar a dudas le habrá dejado con ganas de escuchar en el futuro, más obras de Szymanowski.
Un logrado equilibrio, claridad de gesto y fluidez de tempo desde el podio, aquí (a diferencia de la obra precendente en programa) batuta en mano, de Simone Young, que proporcionó un resultado rotundo.
Características de definición, fluidez y firme lógica imitativa, todas ellas, que ya habían sido la nota dominante del concierto hasta ese momento, en una estética, eso sí, menos colorista, menos atmosférica y masiva como puede ser ésta, y, al contrario, más concisa, articulada y perlada como la mozartiana que precedía.
Una sucesión en programa: Mozart-Szymanovski, marco estético que también entiendo que fue parte del resultado exitoso de esta versión de la, más obscura, Sinfonía del polaco.
Curioso fue el silencio final tras la obra, quizás perplejo, sorprendido o… prudente…, quizás reverencial y co-partícipe, de un respetable que, sin embargo, pocos minutos antes, previo al descanso, en la Sinfonía 38 en re mayor, también con su sobrenombre: “Praga”, no había dudado, en mayor o menor medida, en aplaudir movimiento a movimiento (especialmente tras un enjundioso y reiterado Adagio-Allegro de inicio, con relativa aceleración final, en cierto modo, servido así, “en punta”) de la Sinfonía del de Salzburgo.
Luis Mazorra Incera
Tomislav Muzek, tenor.
Orquesta y Coro Nacionales de España y Coro de la Comunidad de Madrid / Simone Young.
Obras de Mozart y Szymanowski.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.