Ajetreada semanita la vivida por la Orquesta Nacional de España con la substitución, a ultimísima hora, del solista en un Tercer concierto para piano y orquesta en do menor de Beethoven con el que se arrancaba un programa-díptico que tenía, tras el descanso, un ingrediente titular de porte sinfónico más abultado: la Séptima sinfonía en do mayor «Leningrado» de Shostakovich.
Como cortina de fondo, un furtivo, inteligente y eficaz cambio de modo, del do menor al do mayor, que, añadido al tenso carácter sinfónico que, pese al siglo largo que media entre sus dos protagonistas, vincula el uno al otro: Beethoven con Shostakovich, dio con un programa de especial compacidad y enjundia. Un programa dirigido por David Afkham en la conciliación de la solidez formal y la flexibilidad en compromiso con la orquesta, y que tuvo, a la postre, en un piano de contrastado rol solista, a todo un ilustre en estas lides: Josep Colom. Savoir-faire sobre el teclado que se concretó en una interpretación respetuosa con el carácter beethoveniano pero interesada en obtener algún plus personal de expresividad, como en el introspectivo arranque de su segundo movimiento -Largo-, en este Concierto -como dije, Tercero de su catálogo- pero “primero” donde Beethoven ya muestra y exige un carácter propio y distintivo, por encima de la letra.
Excepcional progresión dinámica en el impactante primer movimiento -Allegretto- con el que arranca la Séptima sinfonía de Shostakovich. Oportuna concentración y ajuste en aquel crescendo “invasor” de la orquesta, basado en una percusión obstinada, pulsante y bien engranada con el nutrido y versátil aparejo orquestal, así como en la clara definición de las diferentes texturas que se van sucediendo. Texturas que quedaron cabalmente delimitadas y, sobre todo, contrastadas -como dije- in crescendo. Una expresividad que dejó el listón alto para una continuación -Moderato; poco allegretto- que contaba con ingredientes, quizás menos contrastados sobre el papel, tras aquel acerado despliegue.
Una Séptima de Shostakovich, pues, que recogió y dio unas cuantas vueltas más de tuerca, aquellos frutos beethovenianos, dentro de aquel plan modal -de do menor a do mayor-, y donde la orquestación y sus texturas, adquirieran un papel protagonista tan relevante como la acusada expresividad armónica o su entretejido y tenso contrapunto, característicos.
Luis Mazorra Incera
Orquesta Nacional de España. Director: David Afkham. Josep Colom, piano.
Obras de Beethoven y Shostakovich.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto de Rafa Martín