Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Calos Álvarez es Don Giovanni en Las Palmas - por Juan F. Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 17/04/2025

Don Giovanni de Mozart fue el tercer título propuesto por Amigos Canarios de la Ópera para su temporada 2025. En 58 temporadas era la tercera ocasión que se programaba, pues pese a su genialidad, no concita los fervores del gran público como otros títulos del repertorio y su montaje presenta grandes dificultades por la exigencias vocales y actorales impuestas al amplio reparto, además de su carácter híbrido, drama jocoso lo denominó su autor, que conjuga con mano maestra drama y comedia, de forma que los directores musical y escénico deben moverse entre ambos, con sutileza y sentido de matiz para evitar inclinar la balanza excesivamente en uno u otro sentido.

La dirección musical de Leonardo Sini supo desenvolverse entre ambos extremos sin alterar el equilibrio de la pieza, dotando del carácter apropiado a cada escena, con ductilidad para permitir el cómodo desenvolvimiento de los cantantes, lo que sin embargo propició diversas caídas de tensión al ralentizar los tempi según las necesidades de éstos. Contó con la sólida base de una reducida Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, pródiga en colores y diáfana en las texturas y un cumplidor Coro de Amigos Canarios de la Ópera en sus escasas intervenciones.

La dirección escénica de Daniele Piscopo recurrió a una escenografía basada en grandes paneles móviles que encuadraban el escenario, completada con puntuales elementos de atrezzo, certeras proyecciones y una iluminación sugestiva, en un intento de dotar de universalidad al personaje sacándolo de su contexto histórico, aunque el resultado final dejó cierta sensación de incuria y falta de medios. Se notó el trabajo en el movimiento escénico de coros y solistas en un loable intento de evitar el estatismo escénico al que es tan propicia una pieza plagada de extensas arias, algo que se consiguió con resultados variables dependiendo de la capacidad escénica de cada cual.  

El reparto estuvo dominado claramente por Carlos Álvarez en el rol titular. El malagueño ha frecuentado el personaje desde hace décadas, lo que le permite una plasmación muy cuidada y rica del seductor, sin dejarse ningún aspecto en el tintero, ayudado por su privilegiada voz de barítono, en buena forma, con algún grave poco sonoro, algo habitual en los barítonos que afrontan el personaje, y una innegable presencia escénica que le permite mantener la atención del espectador en una parte donde todo gira a su alrededor.

Rubén Amoretti se sirvió de su resonante voz de bajo y su intimidante presencia escénica para compensar un registro agudo algo gastado, imprimiendo un Leporello certeramente caracterizado, fiel contrapunto de su amo.

Giuliana Gianfaldoni atendió con solvencia los múltiples requerimientos virtuosísticos de Doña Ana, aunque a su voz de lírico-ligera le faltó contundencia en el volumen y un timbre más agradecido para que su Doña Ana pasara de ser una mujer llorosa a un personaje realmente amenazante.

Elene Zanetti nos dejó una torrencial Doña Elvira, empleando con inteligencia una voz de soprano lírica, sonora en toda su amplia tesitura, especialmente los muy exigidos extremos, aun con un timbre algo estridente y no muy personal, que favoreció a la parte más histriónicamente vengativa del personaje en contraposición a su contraparte de enamorada, siempre dispuesta a perdonar las infidelidades de Don Juan.

A la Zerlina de Alexandra Zamfira, escrupulosamente cantada, le faltó sensualidad y dulzura, tanto en el color vocal, es una soprano ligera falta de la necesaria calidez y cuerpo en el registro central, como en los acentos e inflexiones.

Marco Ciaponi fue un don Octavio en la mejor tradición de los tenores lírico-ligeros, elegante en el fraseo, pródigo en contrastes de volumen, con pianos ortodoxamente emitidos y amplio uso de los ritardandos, que lo acercaron al belcanto decimonónico.

Max Hochmuth, habitual secundario en nuestras temporadas, fue un sonoro y bien caracterizado Masseto, y Vittorio de Campo aportó su rugosa voz de bajo a la parte ingratamente reducida pero decisiva del comendador.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Carlos Álvarez, Rubén Amoretti, Giuliana Gianfaldoni, Selene Zanetti, Marco Ciaponi, Alexandra Zamfira, Max Hochmuth, Vittorio de Campo.

Coro de Amigos Canarios de la Ópera.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Leonardo Sini.

Escena: Daniele Piscopo.

Producción Amigos Canarios de la Ópera.

Teatro Pérez Galdós, Las Palmas de Gran Canaria

 

Foto © Nacho González

42
Anterior Crítica / La PHILZUID de Países Bajos, una excelente orquesta - por José M. Morate Moyano
Siguiente Crítica / Enrico Pace, un poeta del piano - por José Antonio Cantón