La segunda cita sinfónica del Festival Internacional de Santander no se hizo esperar: cuatro días después de la inauguración, la Orquesta Sinfónica de Euskadi ocupó los atriles de la Sala Argenta del Palacio de Festivales para ofrecer un más que buen concierto monográfico dedicado a Beethoven a las órdenes de Semyon ‘Patxi’ Bychkov. Permítase aquí el cariñoso y euskaldun apelativo a la vista de la evidente complicidad entre director y orquesta y el afecto y reconocimiento que sus músicos le brindaron al término de una velada que hubiéramos deseado un poco más larga: la obertura Coriolano y esa absoluta obra maestra que es la Sinfonía nº 3 “Heroica”.
Seguramente los entusiastas aplausos merecieron siquiera una propina que hubiese permitido al público disfrutar un poco más de la caudalosa inspiración y de ese sonido redondo, poderoso, bruñido que tan a menudo asociamos con el genio de Bonn y que Bychkov supo extraer de sus incondicionales huestes. Sea como fuere, los primeros compases de la obertura Coriolano ya nos pusieron sobre aviso del ímpetu y el brío de la celebrada batuta y la densa textura que caracterizaría, desde el plano estrictamente tímbrico, su visión de partituras tan célebres.
Como es habitual en él, Bychkov derrochó energía y un poder comunicativo que llegaba al oyente con una contundencia no reñida con la sutileza. Aunque a veces, echamos en falta una mayor diferencia de planos entre el viento madera y el viento metal por aquí o unos contrabajos más contundentes por allá, Bychkov convenció plenamente por la coherencia de los tempi, la arrolladora vitalidad rítmica, el juego dinámico y, muy particularmente, por la bravura indómita y triunfal que sacudió el auditorio en los movimientos extremos de la “Heroica”. La indiscutible calidad y disciplina de una orquesta seducida y completamente entregada a la batuta de Bychkov hicieron el resto.
Darío Fernández Ruiz
Orquesta Sinfónica de Euskadi / Semyon Bychkov
69º Festival Internacional de Santander
Foto © Festival de Santander - Pedro Puente Hoyos