Aunque entre los directores de orquesta es habitual encontrarse con maestros que tras una amplia vida profesional, continúan en su ancianidad con su desempeño musical, no es tan habitual que con 91 años cumplidos se mantengan en pleno ejercicio, como es el caso de Günther Herbig, que si la memoria no me falla únicamente tiene al Norteamericano Herbert Blomstedt por delante en la nómina de directores nonagenarios en activo.
El maestro alemán, unido a la Filarmónica de Gran Canaria, de la que es su Director Honorario, desde los tiempos de la titularidad de Adrian Leaper, en su visita anual al conjunto grancanario ofrece siempre lo más granado del repertorio centroeuropeo. En esta ocasión ha tenido el acierto y el arrojo de situar sobre los atriles la Sinfonía nº 6 de Bruckner, una de las menos frecuentadas del autor austriaco.
Oscurecida por las monumentales Sinfonías Quinta y Séptima que la flanquean, presenta la particularidad de tener una única versión auténtica. Bruckner quedó tan satisfecho de “la más descarda” como la llamaba, que no la revisó.
Herbig nos dejó una lectura coherente y ortodoxa en el estilo, de sonoridad inequívocamente bruckneriana. Con un primer movimiento Maestoso en el que marco claramente el motivo rítmico inicial pianísimo que dará sustento a toda la pieza, una pulsación constante sobre la que se exponen y desarrollan los dos temas principales, alternó con seguridad los amplios pasajes recogidos con las grandes peroraciones en fortísimo, aunque no siempre logró la deseable gradación de intensidades, como en majestuosa coda que cierra el movimiento, algo plana de contrastes, ni la suficiente limpieza en el tejido contrapuntístico, con unos metales no siempre suficientemente conjuntados.
El director alemán dio lo mejor de sí en un admirable segundo movimiento adagio, auténtico corazón de la pieza, exponiendo con la adecuada solemnidad las sucesivas apariciones de los tres temas principales, fraseados con arrobo por la sección de cuerdas, con destacadas intervenciones de oboe y trompa solistas, levantando con firmeza y sin brusquedades los sucesivos climax, para concluir en una serena coda admirablemente realizada.
El Scherzo, inusualmente breve, fue expuesto con la necesaria contundencia, incluyendo un trío sin el esperado carácter de rústico Lander algo desdibujado. Para concluir, un cuarto movimiento diestramente contrastado en las sucesivas transformaciones de los tres temas principales que lo sustentan, con nítidos pizzicatos de la cuerda, maderas tersamente delineadas y la decisiva participación de la amplia sección de metales, a la que faltó algo de contención y un mayor empaste en su ciertamente agotador cometido.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Günther Herbig.
Sinfonía n. 6 de Bruckner.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.