En el Festival de verano de Salzburgo de 2017 me dejó perplejo Marianne Crebassa, a la que ya había escuchado anteriormente en 2014 en el papel de Charlotte Kann en la ópera de Marc-André Dalbavie, Charlotte Salomon, pero entonces no me sorprendió en absoluto. Aquella muchacha esbelta y con aspecto de niño interpretó un Sesto, para mí, antológico. Posteriormente la escuché en el mismo Festival, en 2021, Dorabella y de nuevo me sorprendió. Por eso esperaba con interés el reencuentro con la mezzo en el Ciclo de Lied del CNDM y Teatro de la Zarzuela de Madrid.
El programa del recital era arriesgado con obras de Claude Debussy, Jesús Guridi, Isaac Albéniz, Jules Massenet, Manuel de Falla, Federico Mompou y Maurice Ravel. Crevassa, de ascendencia española, con el pianista Joseph Middleton, deseaba mostrar obras francesas con inspiración española y españolas con inspiración francesa, para concluir con las burbujeantes Cinco melodías populares griegas de Ravel, una de las tantas obras con las que nuestra Victoria de los Ángeles hizo historia. Por cierto, que el recital estuvo dedicado a la inolvidable soprano.
Crebassa posee una voz de mezzo muy lírica, con agudos un tanto apretados, pero perfectamente resueltos; graves bellísimos en absoluto forzados y un centro pleno y aterciopelado. Si a todas estas virtudes unimos una capacidad de comunicación con el auditorio fuera de lo común y un arrollador encanto personal, nos encontramos con una cantante de lo más completo que se pasea hoy en día por los escenarios.
A los que consideran la mélodie francesa algo monótono, Crebassa les demostró que con ella resulta algo vivo, hermoso, sensual y sumamente atractivo. Pero la sorpresa fue cuando con una habilidad semejante interpretó tres de las seis canciones populares de Guridi, con un españolismo de la mejor ley.
También cantó en gallego la canción española de Ravel, con el texto anónimo, que también inspiró una de las más dolorosas poesías de Rosalía de Castro, Castellanos de Castilla. Con la Seguidille de Manuel de Falla se acercó a lo que se entendía por español en el París de principios del siglo XX, y aunque quizá un tanto pasada de rosca en las exclamaciones que tiene la obra, la ofreció con tal pasión y entrega que mereció el entusiasmo que levantó con ella.
Después, en catalán, nos brindó las cinco canciones incluidas en el ciclo El Combate del sueño (El Combat del somni). De nuevo con Falla hizo una interpretación notable de “Vivan los que ríen” de La vida breve. Pero fue con las Cinco melodías griegas de Ravel donde la Crebassa expuso toda su artillería vocal e interpretativa y desgranó cada una de ellas con una desenvoltura, efusión y musicalidad fuera de lo común.
A los insistentes aplausos del público ofreció “Llámame con el Pañuelo” de Guridi y concluyó la velada con una interpretación modélica de la seguidilla “Près des remparts de Séville” de la ópera Carmen, de Bizet, con la que por cierto se presentará, en versión en concierto, en el Théâtre des Champs Elysées de París el próximo 22 de octubre.
Una excelente artista que merece la pena tener en cuenta.
Al piano, Joseph Middleton, tanto en sus intervenciones con Crebassa como las en solitario, en las que interpretó “Rumores de la Caleta” de Albéniz y “La soirée dans Grenade” de las Estampes de Debussy, mostró una perfecta asimilación del repertorio que interpretaba.
Francisco Villalba
Marianne Crebassa, mezzosoprano; Joseph Middleton, piano.
Obras de Claude Debussy, Jesús Guridi, Isaac Albéniz, Jules Massenet, Maurice Ravel, Manuel de Falla, Federico Mompou (1893-1987).
Teatro de la Zarzuela, Madrid
XXIX Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical
Foto © Rafa Martín