Javier Fajardo fue director del Coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia, en sustitución del anunciado Carlos Mena, para ofrecernos el Requiem In memoriam, de Luis de Camôes, del portugués Joâo Domingos Bomtempo, en el que destacaron como solistas Ana Quintans (una soprano de agudos vibrantes y extensa proyección); Alberto Miguélez Rouco (alto, un contratenor al que vimos crecer en esos repertorios preferentemente barrocos desde hace algunas temporadas); Manuel Gomes (tenor de centro amplio) y el barítono Ferrán Albrich, con extenso registro que le acerca a los dominios de la voz de bajo, tras el programa que nos ofrecieron el pasado mes de febrero con obras de Carlo Gesualdo, A.Caldara, Händel y Vivaldi, contando como solistas con la soprano María Espada, la mezzo Lucía Caihuela y la contralto Beth Taylor.
Siempre apreciado, el contratenor Carlos Mena, el director titular, nos dejó impagables veladas como cantante, con una escuela forjada en la Schola Cantorum Basiliensis, teniendo como maestro a Richard Levitt y René Jacobs, colaborando frecuentemente con Jordi Savall, en sus más ambiciosos proyectos. Desde las músicas antiguas hasta el barroco, no faltan en sus ambiciones el probar con repertorios contemporáneos, ayudados en los aspectos técnicos por estéticas orientalizantes en las que se imitan las voces femeninas, recurriendo al Kabuki. Mena ofreció impronta en colaboraciones sublimes con un Radamisto de Händel, para el Festival de Pascua de Salzburgo o L´Orfeo, de Monteverdi, dirigido por René Jacobs, para la Staatsoper de Berlin, destacando parte de esas atenciones a la recuperación de compositores como José de Nebra o José de Torres, con ejemplos modélicos como el registro La Cantada española en América.
Javier Fajardo, director del Coro por la vía de urgencia, tuvo el beneficio de recibir este Requiem prácticamente preparado, procurando en su planteamiento un medido cálculo del tempo y las entradas, contando con una reciente experiencia con el mismo, por sus labores de hace un par de meses en la Igrexa de San Francisco de Viveiro, acompañados por el organista de la Catedral compostelana, Andrián Regueiro, para interpretar el Miserere, mei Deus, de C.Gesualdo; tres himnos del Queen Mary Funeral y la Misa de Xoan Montes, de 1897, que también se ofrecería en la Igrexa de Santiago de Betanzos. Fajardo Pérez Sindín, natural de Viveiro, también mantuvo labores similares con el Coro Joven de la Universidad de Valladolid, como director artístico.
Joâo Domingos Bomtempo, homenajeado en esta sesión por el Requiem In memoriam de Luis de Camôes, en Do m. op. 23, obra compuesta entre 1819/20, había sido niño cantor de la Capela Real de Bemposta, tras sus estudios en el Seminario Patriarcal, beneficio de su pertenecía a una familia musical por su padre Francesco Saverio Buontempo, un italiano asimilado como oboísta en la Corte lisboeta, y que posteriormente heredará.
Artista de su tiempo, padecerá las inevitables convulsiones que le llevarán continuamente desde Londres a Francia, con recaladas en su propio país. El tratado de Badajoz, fue clave en su primer traslado en 1801, llevándole a París, en donde se integrará en el grupo del poeta Filinto Elisio, quien le descubrirá las ideas avanzadas de la Ilustración y las delicias del mundo de la ópera. Al mismo tiempo, compartirá escuelas artísticas con maestros del piano desde Muzio Clementi, a Cramer, Dussek (apreciado por Chopin), lo que le permitirá aventurarse en el ámbito de la creación como la Grande Sonata para piano, dedicada a Su Alteza Real la Princesa de Portugal Op. 1, o la Sonate pour le forte piano composée et dediée à Madame de Genlie, Op. 5., entre otras obras que se beneficiarán de la edición de Leduc y Pleyel, muchas de sus obras con éxito seguro por su presentación en la Salle Olympique.
Londres le esperará para que repita encuentros con Pleyel y descubra a John Field, período de la ocupación de su país por las huestes de Napoleón, ejerciendo entonces como maestro de la hija de Lady Hamilton, mientras amplía el catálogo de obras, en especial para el piano, y entabla amistad con Domingos António de Sousa Coutinho, Conde de Funchal, en 1813, compartiendo principios liberales cercanos al ideario masónico, un personaje que acabará convirtiéndose en el Rei Joâo VI, de Portugal, producto de la derrota de Massena tras la expulsión napoleónica y que dará origen a la composición de la cantata titulada Hino Lustano op. 10, sobre versos del liberal Dr. Vicente Pedro Nolasco da Cunha. Siempre entre convulsiones políticas, tras el Congreso de Viena, que darán motivos para obras como A Cantata A Paz de Europa Op. 17, logrando recibir el reconocimiento de su país, por obras recientes y el proyecto de fundación de programas al estilo de la London Philharmonic Society.
Un nuevo traslado a Londres, cimentará la amplitud de miras, editando trabajos pedagógicos como Elements of Music from Method of Playing, Piano Forte Op. 19, preparando la vuelta a Portugal para abordar obras fundamentales, este Requiem en Do m. Op. 23, con inspiración en la edición de Os Lusiadas, de Morgado Mateus (1817), una obra que podrá ubicarse entre los de Mozart y Berlioz, al que seguirá un Te Deum y una Misa, a la memoria de Gomes Freyre Andrade, Gran Maestre de la Masonería Portuguesa.
Apreciado por el Rey Joâo VI, presidió los funerales de María I, fundado su proyecto de la Sociedade Filarmónica. La reacción conservadora miguelista, condicionó la vida artística de Bomtempo a partir de 1828, forzándolo a un nuevo exilio, que traerá en nombramiento de maestro de la Reina María II, gracias a la mediación de D. Pedro IV, al que dedicará un Liberame, en 1836, tras su fallecimiento, año el que con Almeida Garrett, dinamizará el Conservatorio General de Arte Dramático y la orquesta de la Corte.
Este Requiem in memoriam de Luis de Camôes, en Do m. Op. 23, es obra que se desarrolla en los tiempos: Introito. Kyrie eleison (Larghetto); Secuencia- Diaes Irae (Allegro con fuoco), Tuba Mirum, Judex ergo (Allegro moderato); Ingemisco (Andante comodo); Confabutatis (Allegro espirituoso) y Lacrimosa (Moderato espressivo)-; un Ofertorio, en dos partes: Domine Jesu Christie Rex Gloriae (larghetto. Allegro moderato) y Sanctus (Allegro maestoso asai); el Benedictus (Larghetto. Allegro maestoso), para concluir en el Agnus Dei (Andante sostenutto. Allegro moderato. Allegro assai-Larghetto), para mayor reconocimiento del trabajo coral, una composición de la que también se conoce la transcripción con acompañamiento de piano, realizada por August Leduc, en 1847.
Una obra que mantiene criterios primordialmente tradicionales, distantes a los que venían aventurándose en compositores de su época, aspecto que muestra en trabajos para coro como los citados; el Liberame Domine, en Do m.; el Hino Lusitano (cantata) Op. 10; la Misa Festiva, que daría a conocer en la Igrexa dos Caetanos, o la ópera en ciernes nunca concluida Alessandro in Efeso, en el estilo de ópera seria. Aspectos de los modelos de Haydn y Mozart, estarán en las proximidades de este Requiem, iniciado posiblemente en Lisboa hacia 1817, antes de completarse en París, un año después, cuando mantendría relaciones con Luigi Cherubini, de quien llegó a transcribir alguna de sus misas, período de la restauración borbónica con el curioso personaje de Louis XVIII. El Requiem se repondrá en Londres poco antes de que en 1820, se recuperará en Lisboa con motivo de otros actos regios propuestos por el Partido Liberal de Joâo VI, en la Iglesia de los Dominicos y nuevas reposiciones como la ofrecida con motivo del traslado de Dona María o la del propio autor, en 1842, en la Iglesia de Sâo Caetano.
Sá de Miranda, António Ferreira y Luís Vaz de Camôes, el Renacimiento portugués, el primero como introductor de los sonetos y las nuevas métricas italianas; el segundo, defensor de la libertad de la expresión en la poesía y Camôes (¿1524?/80), conocedor de los antiguos clásicos greco-latinos, maestro que en sus Rimas, incorporará el estilo del Cancioneiro Geral de García de Resende, además de elaboraciones del soneto petrarquesco, las odas orazainas, sobre un lirismo de talante confesional. No queda exento Petrarca, a veces casi en traducción literal, aunque en un tratamiento diferente, con una perfección formal difícil de superar. Es lo que descubriremos a través de Os Luisiadas, la oposición de los lenguajes líricos y épicos, parece trascender los límites de lo formal para abocarse a una nueva dialéctica, conciliando tradicionalismo con innovaciones, en una simbiosis compleja de interpretar.
Camôes consigue una visión global de su época, motivada claramente por una vida azarosa y en constante peregrinaje. La historia le ubicará como vástago de una ilustre familia de procedencia gallega, establecida en Santarém, tres generaciones antes, antes de establecerse en Coimbra, y el posterior traslado a Lisboa, en donde frecuentará la corte e incorporarse a la milicia de ultramar, padeciendo percances como los nuestro Miguel de Cervantes. Os Luisiadas, el manifiesto estético del autor, publicado en 1572, le supondría la concesión de reconocimiento vitalicio del rey Don Sebastián.
Ramón García Balado
Ana Quintans, Alberto Miguélez Rouco, Manuel Gómez, Ferrán Albrich.
Orquesta Sinfónica de Galicia / Javier Fajardo
Joâo Domingos Bomtempo: Requiem A la memoria de Camôes Op. 23
Palacio de la Ópera, A Coruña
Auditorio de El Ferrol
Foto: destacó como solista Ana Quintans, una soprano de agudos vibrantes y extensa proyección.