He oído cosas que no creeríais… armónica, fender rhodes y un contrabajo tocando Bach más allá de Orión…
Para algunos de nosotros, la música de Bach es ya pura ciencia ficción. Por su perfección estructural, por su inexplicable modernidad encerrada en la más estricta tradición, y por mil motivos que encuentra todo aquel que se enfrenta a una de sus partituras y encuentra un cuadro distinto cada vez que la abre.
Y el acercamiento a Bach de este concierto ecuador del ciclo Fronteras del CNDM fue poco menos que un viaje a Marte sin salir de la sala de cámara del Auditorio Nacional.
La ciencia se hizo sonido con interpretaciones relativamente escolásticas de piezas seleccionadas del maestro universal, en las que la armónica de Antonio Serrano se transmutó en voz multicolor para cantar un Agnus Dei, frotar una cuerda de violín imaginaria o dar paso a la pura elegancia con la que Pablo Martín Caminero trenzaba los graves en cada una de sus intervenciones.
El mar de fondo lo ponía Daniel Oyarzabal, bien en el clave o bien en el órgano positivo en la primera parte, haciéndose ubicuo con discreción —como acostumbra siempre que está en un escenario— y moldeando el sonido del grupo.
La ficción se impuso después con las “visiones” sobre temas de Bach que se fueron desgranando en clave de perfecto caos y estructura. Y fue esta ficción la que iría levantando al público en ánimo, en percepción y, como no podía ser de otro modo, de sus asientos al terminar es espectáculo.
La sensación fue, por momentos, de habernos colado en el salón en el que ensayaban estos tres virtuosos. El show era suyo y sólo suyo, y lo estaban haciendo solamente para ellos. Y, entonces, con esa sensación, cada cual podía volver de Marte hasta donde quisiera: al salón de su casa, a su club de jazz favorito… O hasta Mar del Plata, oyendo ecos de Piazzolla, o al Leipzig de Bach rememorando el Gute Nacht de su motete Jesu, meine Freude, que fue cristalinamente bello.
Cuentan estos músicos que este programa llevaba pergeñándose prácticamente dos décadas, desde sus años de estudiantes en el conservatorio, y con su puesta en escena claramente cerraban un ciclo artístico e intelectual en el que borraban las fronteras entre lo clásico y lo que se supone que no lo es, para pisar, sencillamente, el terreno de la Música.
Imprescindible Bach, imprescindible este trío de elegantes genios e imprescindible volver a ver este concierto, cuando sea. Pronto.
Daniel de la Puente
Bach y “Bach” / Ciclo Fronteras del CNDM
Antonio Serrano, armónica; Pablo Martín Caminero, contrabajo; Daniel Oyarzabal, clave, órgano, clavinet y fender rhodes.
Sala de Cámara del Auditorio Nacional, 5 de febrero de 2021.
Obras y reinterpretaciones de Bach.
Foto © CNDM / Elvira Megías