«Novena» y «Navidad» comparten consonantes, vocales y hasta cierta misteriosa aura... Con la palabra «novedad» de por medio, será por eso que este suculento manjar musical, es ya tradicional en estas fechas.
La Orquesta Sinfónica de Madrid tiene a gala ofrecer todos los años esta Sinfonía monumental del repertorio: «la» Novena, en esta ocasión, con el podio ocupado por Juanjo Mena.
Una Novena, la Sinfonía de Beethoven como comprenderán, que contó, además, con un conjunto coral excepcional, al margen de la Orquesta, el Orfeón Pamplonés que dirige Igor Ijurra. Y no sólo sobre el papel, que también, sino, en esta tarde de invierno madrileño, sobre las tablas, las correspondientes gradas de coro de este Auditorio Nacional de Música.
Junto a todo este poderoso elenco que construyó momentos bien cincelados y estimulantes en el tramo final de la obra, el cuarteto solista con Carmen Solís, Sandra Ferrández, Airam Hernández y José Antonio López se mantuvo, exigentes tesituras y carácter aparte, equilibrado dinámicamente entre sí, y, sobre todo, lo que es mucho más importante y crítico en esta pieza, con los coro y orquesta.
Cuatro movimientos perfilados cabalmente desde el podio con notoria intención de relativa transparencia, proporcionados y ajustados cambios de ritmo y pulso decidido, sin eludir, en su afamado y postrero movimiento sinfónico-coral de enérgicas secciones contrastantes, la consecución de su eficaz punto culminante.
Una oportuna conjunción de selectos ingredientes solistas, corales e instrumentales destinados al sólido cumplimiento de una tradición más allá de lo musical.
Luis Mazorra Incera
Carmen Solís, Sandra Ferrández, Airam Hernández y José Antonio López.
Orquesta Sinfónica de Madrid y Orfeón Pamplonés (Igor Ijurra) / Juanjo Mena.
Novena sinfonía de Beethoven.
OSM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.