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Crítica / Bach trascendente (Bach Vermut)

Madrid - 26/11/2020

Las matinées-Bach del CNDM en el Auditorio Nacional volvieron a tomar el pulso de la afición madrileña a la música de órgano y a la devoción a quien un antiguo profesor mío llamaba, con ironía pero absoluta admiración: "el enemigo de todos los músicos": Johann Sebastian Bach. Y aún sigue siéndolo así, cuando se comparan sus obras con otros genios de la historia, y no digamos ya, en la más exclusiva música para órgano.

Una apuesta ganadora a la vista del evidente éxito de público y natural entusiasmo que se respira estas mañanas festivas, y ello pese a las difíciles circunstancias y a un cambio de protagonista de última hora.

Juan de la Rubia planteó un programa eminentemente bachiano con dos grandes obras, partituras trascendentales del repertorio, en sus extremos: la Toccata y fuga en fa mayor para arrancar, y la célebre Passacaglia y fuga en do menor en su finalización.

Excelente desempeño, quizás más brillante en su espléndido comienzo con la Toccata y fuga, que cuando ya llevábamos tres cuartos de hora de concierto de tamaña versatilidad técnica como pronto veremos, con aquel remate en forma de pasacalle y fuga que premia más su extraordinaria y ejemplar solidez compositiva.

Entre tanto, el respiro del coral: Allein Gott in der Höh sei Ehr, y el complejo y meritorio arreglo para órgano de dos piezas sucesivas.

La primera, en principio, no tiene destinatario original, también de Bach. El Contrapunctus XI de El arte de la fuga, sorprendió por sus dificultades técnicas de adaptación y la pericia para sacarle partido organístico. Y la segunda era el sorprendente arreglo para órgano de Reitze Smits de las Variaciones “sérieuses” para piano de Felix Mendelssohn. Una obra que, si bien se presta a esta traslación porque sugiere su escritura y sonoridad, presenta aspectos indelebles que delatan su procedencia, especialmente en su primera parte y en algunos giros melódicos característicos en la voz superior.

Un detalle del programa que, indirectamente, apunta a la conmemoración de este año, Beethoven-250, al formar parte, en su origen pianístico, del Álbum Beethoven con el que se trató de recoger fondos para una escultura de bronce conmemorativa del de Bonn en su ciudad natal, quince años después de su muerte.

Virtuosismo y musicalidad, pues, al servicio del órgano y, especialmente, de la trascendente música bachiana que abría y cerraba programa, resuelta con brillo y magisterio por Juan de la Rubia.

Luis Mazorra Incera

Juan de la Rubia, órgano.

Obras de Bach y Mendelssohn-Smits.

CNDM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

Foto © CNDM Elvira Megías

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