Leonard Slatkin se estrenó como principal director invitado en el tercer concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. El veterano maestro rubricó los excepcionales resultados obtenidos en la pasada temporada y su innegable sintonía con los músicos.
Abrió el programa Circuits de la Norteamericana Cindy McTee, que en sus escasos 6 minutos ofreció un despliegue de energía basado en una célula rítmica que se repite a modo de ostinato, bajo diferentes combinaciones instrumentales plasmadas con decisión por la orquesta.
El Concierto para piano de Grieg tuvo en Olga Kern a una pianista de desbordante virtuosismo y sonido poderoso pero no agresivo. Un ímpetu en ocasiones excesivo, la llevaron a algún desajuste con la orquesta, que Slatkin intentó templar no siempre con éxito, especialmente en el movimiento lento donde se echó en falta una mayor delectación en el fraseo y un tempo algo más relajado.
La labor de Slatkin fue modélica, proporcionando un tapiz orquestal diáfano que permitió escuchar a la solista con inusual claridad. Como dato anecdótico, es la primera vez que escucho en vivo con precisión las escalas del solista en la coda del tercer movimiento, siempre sepultadas por la avalancha orquestal.
La Sinfonía Fantástica de Berlioz fue un prodigio de claridad expositiva en una pieza frecuentemente farragosa y apelmazada. Slatkin diferenció magistralmente las intervenciones de los distintos solistas y familias instrumentales, separando nítidamente los primeros de los segundos violines, las violas tan destacadas por Berlioz, el carácter frecuentemente cantable de los cellos o el sólido basamento de contrabajos y fagotes.
Las esenciales intervenciones de las maderas fueron claramente perceptibles, mientras metales y percusión se escucharon con su innegable poder y riqueza de color, pero siempre matizados para no avasallar al resto de la orquesta. Ejemplar en este sentido la progresiva gradación de la marcha al suplicio, así como el carácter diabólico otorgado al aquelarre del último movimiento, situando el primer plano las numerosas distorsiones tímbricas que Berlioz solicita.
Como contraste, el bellísimo vals del segundo movimiento fue delicadamente rubateado, mientras la escena campestre discurrió en un clima de ensueño, contrastando certeramente el bucólico diálogo de corno inglés y oboe con la inquietante parte central, donde alternó lúcidamente tensión y distensión evitando caídas de tensión en el movimiento más dilatado de la pieza. La colaboración entre Leonard Slatkin y la Filarmónica de Gran Canaria comienza bajo los mejores augurios.
Juan Francisco Román Rodríguez
Olga Kern, piano
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Leonard Slatkin
Obras de Cindy McTee, Grieg y Berlioz
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria