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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Articulación, dinámica y detalle - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 03/02/2022

La Swiss Orchestra bajo la dirección de Lena-Lisa Wüstendörfer con Alina Pogostkina al violín solista, presentó un programa tripartito según el esquema tradicional de concierto moderno, aún sin descanso: pieza de nuevo cuño (con la vitola de estreno en España, además), concierto para solista y sinfonía de repertorio (a poder ser romántica o asimilada).

Conversaciones de árboles de Helena Winkelman desveló una partitura que profundizaba con consistente estructura, en múltiples formas de ataque en la cuerda, con especial mención a los trémolos de base y un contumaz glissando.

Una suerte de atmósfera, en ambos sentidos, descriptivo y metafórico, que se prestaba a la sugerencia poética, mítica o legendaria de su título, y que, por cierto, se explicó detenidamente al micrófono momentos antes de su actuación.

El Quinto concierto para violín de Mozart mostró ya en su introducción orquestal, un gusto por el deslinde del detalle en la ornamentación, tan difícil de conjuntar y, así, definir con precisión, en grupo orquestal de tal magnitud.

El destacado silencio que medió con la entrada del violín Alina Pogostkina, delató aquel afán por ofrecer una nueva visión de esta partitura que, lógicamente, se continuó en su flexible parte solista, perfectamente ajustada al tutti.

Muy interesantes, en este sentido, los cambios dinámicos en el desarrollo que, definitivamente, añadieron otra perspectiva a esta pieza del repertorio para violín. Pogostkina en la cadencia de un aleccionador Allegro aperto inicial, mantuvo aquel perfil detallista y cristalino, seguida de un consecuente proceso cadencial de la orquesta a tempo.

Dinámica decisión estética, secuela de las progresivas apuestas técnicas de la escuela de Mannheim, que se extendió a los dos movimientos que se seguían.

Una versión que, así, logró algo realmente complicado en obras tan trabajadas y repuestas del repertorio clásico: proponer un perfil general renovado. Y eso, tanto por el detalle de la ornamentación, especialmente, como por estos aspectos dinámicos contrastantes, como ya dije.

El final en rondó, con el característico episodio alla turca, se remató con leve sfumato.

Alina Pogostkina respondió a la aclamación del público tras su tersa y cincelada versión mozartiana, con un Bach de Partita a solo, aire de danza y, final delicado e incontestable, pero, sobre todo, bien llevado: Gavota en rondó de la Tercera partita.

La Séptima sinfonía de Beethoven era el puerto de destino de este programa. Perfilada de acuerdo a la disposición ya demostrada antes: esmero en la puntual acentuación y contraste dinámico en pequeñas dimensiones, para una página que abunda en la riqueza rítmica y que, lógicamente a la postre, lo premia. El tercer movimiento en funciones de scherzo: Presto, fue buen ejemplo de ello, antes de un contundente y enérgico finale: Allegro con brio.

Luis Mazorra Incera

 

Alina Pogostkina, violín. Swiss Orchestra / Lena-Lisa Wüstendörfer.

Obras de Bach, Beethoven, Mozart y Winkelman.

ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

Foto: Lena-Lisa Wüstendörfer / © Dominic Büttner

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