Desde 2011, el pianista ruso Arcadi Volodos, ha visitado cinco veces el ciclo Grandes Intérpretes (y, este año, como concierto de clausura de la edición 2023). Y prácticamente, en todos los conciertos precedentes, no dejó de interpretar alguna obra de Schubert y/o Brahms. Por eso, el recital de este año tenía el interés de la novedad. En la primera parte, sobre todo, por la presencia de una selección de 12 piezas de la Música Callada, de Federico Mompou. Novedad relativa, ya que la obra de Mompou fue el primer gran éxito de nuestro pianista, en el mundo del disco (Sony), ahora hace diez años. Curioso. Otros compañeros también han llevado al disco este corpus (el también presente, este año en el ciclo, Javier Perianes), trasladándonos la sensación de un reconocimiento creciente por la música para piano del compositor catalán.
Lo que sí nos quedó muy claro es la absoluta afinidad de nuestro pianista por este repertorio tan singular, donde por momentos nos transporta al legado musical más “ibérico” (Granados, sin duda) y en otros al mundo del piano impresionista, quizás por el que Mompou sentía más empatía. Volodos mostró la madurez absoluta de un pianista técnicamente inmaculado en un repertorio que domina como pocos. Sensacional, aunque también sin correr riesgos.
El público se lo reconoció, con lo más valioso que se puede dar a un pianista hoy en día, el silencio (hace escasos días Volodos tuvo que interrumpir un concierto en París, ante la insistencia de un teléfono móvil entre el público…). Esta segunda parte se cerraba, sin embargo, con una obra de riesgo, la Balada num. 2, S. 171 de Liszt. Y Volodos estuvo realmente brillante. Con un piano que nos dejó sin respiración. Un Liszt rotundo, sin concesiones, pero para nada exento de poética. Grandioso. Con un uso del pedal sin complejos, y demostrando que posee una de las manos izquierdas más poderosas del “circuito”. Un Liszt para recordar.
La segunda parte (así como alguna de las propinas) la conformó una selección de piezas breves (Estudios, Preludios, incluso la Sonata num. 10) de Scriabin. No es la primera vez que nos regala obras del ruso, en este ciclo, y como ocurrió con Mompou nos encontramos ante una música que domina como pocos. No hubo laguna ni momento de tibieza, en toda la interpretación. Lecturas que, curiosamente, enlazaban en cierto modo momentos de poética próxima al impresionismo (como en Mompou) con otros más próximos al éxtasis romántico (como en Liszt). Mérito en la interpretación, pero también en la selección y ordenación de las obras.
El ciclo 23/24 se iniciará en septiembre, a partir de ahora con calendario escolar. El primer concierto corresponderá a la pianista georgiana Khatia Buniatishvili, con un programa que irá de Bach a Stravinsky (sic).
Juan Berberana
Arcadi Volodos, piano.
Obras de Mompou, Liszt y Scriabin
Ciclo Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)
Auditorio Nacional, Madrid
Foto © Marco Borggreve