Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Apasionada fusión de música y danza - por José Antonio Cantón

Alicante - 20/12/2024

La idea de integrar en la programación principal del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), dedicada fundamentalmente al género sinfónico, una obra escénica ya sea ópera o ballet, es una pretensión que Josep Vicent siempre ha tenido en cuenta en cada temporada. Para la presente, por vez primera ha escogido una de las obras magistrales de danza creadas en el siglo XX como es el célebre ballet Romeo y Julieta cuya genial música fue escrita por Sergéi Prokófiev. Para esta ocasión, se ha contado con la dirección escénica de la bailarina y coreógrafa ilicitana Asun Noales, creadora muy vinculada a la danza contemporánea para quien ha significado todo un reto adecuar las limitadas dimensiones del sinfónico escenario del ADDA a un espectáculo que requiere tanta expansión de movimiento ya desde sus primeros coreógrafos, Ivo Váňa Psota en Brno (1938), y Leonid Lovrovski en San Petersburgo dos años después. Demostrando gran sagacidad de adaptación, ha ideado una coreografía en la que el expresionismo típico de la escuela Danza-Teatro, que busca plasmar las emociones humanas de una forma destacada y esencial sobre otros aspectos del arte del ballet, lo ha concentrado fundamentalmente en acentuar los estados de ánimo de los dos protagonistas de la tragedia shakespeariana, irradiado también tal efecto al resto del montaje coreográfico.

Agudizando una atención especial a la grandiosa música de este ballet, el cuerpo de baile demostró su identificación con tan importante elemento al adecuar evoluciones, ritmos y pulsos dinámicos a sus compases, que le venían dados por uno de los mejores directores patrios en la interpretación del repertorio orquestal ruso como demuestra siempre sobradamente Josep Vicent, que dispuso la orquesta al mismo nivel del escenario, lo que, desde un punto acústico significaba cubrir uno de los ejes de ecualización de la sala, con la consiguiente nueva y gratificante sensación para el espectador. Desde el punto de vista plástico, se producía así una curiosa complementariedad con la acción balletística, dada la particular sincronía cinética que transmite siempre este instrumento orquestal en sus actuaciones, en esta ocasión acentuada por la magnificencia estética de la genial partitura que tan bien predispone y refleja los secretos psicológicos que encierra la historia de los amantes de Verona.

De un modo apasionado, Asun Noales y Josep Vicent han fusionado sus respectivas disciplinas artísticas en un espectáculo que ha sido fiel al pensamiento dramático de Shakespeare desde la introducción de los primeros compases de su partitura, muy criticada en los años de su estreno por su carencia de lirismo a lo largo de su exposición y la osadía estética de su forma musical, precisamente, uno de los secretos de su belleza orquestal, que la llevan a ser un ejemplo de la mejor instrumentación imaginable que, servida con la precisión y el compromiso artístico de ADDASimfònica, generado desde una detallista conducción y expansiva comunicación como las desarrolladas por el maestro Josep Vicent, significa todo un lujo para el melómano y un impulso muy valioso para el ejercicio de la danza. Así se disfrutó de una respuesta de sentido musical muy apreciable en cada uno de los bailarines, sin que se percibiera la más mínima descoordinación entre sonido y movimiento, elementos esenciales de la naturaleza del arte de la danza culta, máxime si se tiene en cuenta la ruptura que significó este ballet para el seguimiento de los protagonistas de su estreno en el Teatro Kirov, ante el melodismo a ultranza de los anteriores grandes ballets clásicos rusos, como se deduce de las palabras de la prima ballerina, Galina Ulanova, al comentar: “Para decir la verdad, no estábamos acostumbrados a esa clase de música y nos sentíamos más bien asustados ante ella”. Posteriormente este ballet significaría la confirmación de su legendaria fama como figura indiscutible entre los mitos de la danza del siglo XX.

Desde el punto de vista dramático, Asun Noales ha querido plasmar una emotiva exaltación del amor y del odio a través de una controlada dinámica de movimientos en cada uno de los protagonistas y semejante coordinación de todo el cuerpo de baile, que ha tenido su máximo exponente en la vitalidad que han desarrollado Rossana Freda en el papel de Julieta y Salvador Rocher en el de Romeo, llegando a plasmar todo su apasionado cariño adolescente con ese sentido formal que atrajo máxima atención en el final de la obra con la muerte de los amantes, en la que la orquesta llegó a alcanzar máximo grado de expresividad hasta convertirse en un elemento más de la acción, producto de una especial sensibilización de los movimientos ante las indicaciones del director, ayudando a generar el advenimiento del trágico final desde un determinante control tanto físico como mental del maestro hasta ese punto propio de los grandes intérpretes, en el que su dominio de la música desde una memoria conceptual fluye con especial automatismo. La identificación estética del maestro Josep Vicent con el gran repertorio orquestal ruso hacía el resto, generándose un nivel artístico de máxima calidad expresiva.

La señales visuales y auditivas funcionaron con especial sincronía a lo largo de las dos horas de duración de esta primera producción balletística del ADDA, que ha resultado ser un espléndido espectáculo para un público entregado ante el rigor artístico y la profesionalidad de sus directores que, con pasión, han sabido sacar las mejores esencias de cada una de sus disciplinas a través de esta obra maestra del siglo XX, rubricándose así una año de éxitos para la orquesta y su fundador.

José Antonio Cantón

 

Ballet ROMEO Y JULIETA de Sergéi Prokófiev

ADDA-Simfònica Alicante. Dirección musical: Josep Vicent

Coreografía y dirección escénica: Asun Noales

Protagonistas: Rossana Freda y Salvador Rocher

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 15-XII-2024

 

Foto © Chrstian Warren Ganser

72
Anterior Crítica / Raíces folclóricas con técnica y sensibilidad - por Luis Mazorra Incera