La Orquesta Sinfónica de Bilbao nos ha ofrecido, en esta ocasión, música americana que no solo se expresa en conciertos, como hemos tenido el placer de escuchar nosotros, sino que se convirtió en su día, también, en música popular y se trasladó tanto a los escenarios de Broadway, las bandas sonoras como los clubes de jazz.
Entre los músicos americanos se coló, con toda autoridad, un músico inglés Iain Farrington (1977) con A party with Auntie, pieza del mundo del jazz donde la sección de viento de la orquesta fue protagonista.
El resto de la primera parte del concierto estuvo dedicado a George Gershwin del que un gran crítico americano opinaba que era un compositor en el que todas las tendencias discordantes de la época habían tenido cabida. La Second Rhapsody no fue la única obra de este tipo que compuso, pieza compuesta a partir de varios tipos de música que en el caso de Gershwin consistía en elementos clásicos (influencia francesa) y jazz, con tres secciones, la primera, rápida, con la apertura de la trompeta, la segunda, más lenta, con la nostalgia del violín y la última con cierto regusto a Rhapsody in blue. Gershwin in Hollywood nos trasladó, después, a canciones de sus bandas sonoras transportándonos a escenas de bailes que forman parte ya de nuestra memoria visual y musical.
Wayne Marshall (1961) ejerció tanto de director como de pianista, no en vano este instrumento es esencial en el mundo del jazz por las posibilidades que aporta tanto en la función melódica como en la armonía y en el ritmo.
De Leonard Bernstein (1918-1993), compositor y director escuchamos el Divertimento para orquesta compuesto por ocho piezas, todas ellas con diferente instrumentación y algunas bailes como un vals, una mazurca (viento y arpa), samba, un blues lento (viento y percusión) y un final (flautas) en las que el director pidió a toda la sección de metales que se pusiera en pie. Lo que pensábamos que era la última pieza del concierto fue la banda sonora de la película On the waterfront (La ley del silencio) que fue una mezcla, como el personaje de Marlon Brando, de violencia y ternura. Contrastes y disonancias, reflejo de las calles de Nueva York, que el director llevó con todo detalle, en algunos momentos de forma enérgica y otras, delicada, en ningún instante con el histrionismo que caracterizaba a Bernstein y escoltado magníficamente por los intérpretes de la Orquesta Sinfónica de Bilbao.
Para nuestra sorpresa y placer Wayne Marshall desapareció del escenario para acoplarse a los teclados del espléndido órgano del Palacio Euskalduna para interpretar la Tocata y Fuga de Bach que produjo un silencio respetuoso en todo el Palacio. El director es, asimismo, un soberbio organista y tiene la costumbre de buscar los órganos en las ciudades que visita. En esta ocasión parece que visitará el extraordinario instrumento que se encuentra en la iglesia de Santa María en Donostia.
Genma Sánchez Mugarra
Orquesta Sinfónica de Bilbao
Palacio Euskalduna de Bilbao
Música de I. Farrington, G. Gershwin y L. Bernstein
Wayne Marshall, director