El pianista francés Alexandre Tharaud (n.1968) hizo su presentación en el ciclo madrileño Grandes Intérpretes hace seis años. Sus credenciales fueron Schubert y el piano impresionista. Pese a ser un pianista “todo terreno”, puede que sean estas dos vertientes las que más destacan en su variada discografía, en el sello Erato (donde ya ha registrado la integral de la obra para piano de Ravel, sin ir más lejos).
Nos encontramos antes un artista total, como quiso demostrar en su presentación, repleta de conexiones musicales entre estilos y épocas. Y buena muestra de ello ha sido, en esta ocasión, la versión para piano que nos regaló del Preludio a la siesta de un fauno, de la que es autor.
En esta ocasión repitió Schubert con los Impromptus opus 90, grabados también en Erato hace ahora un año, que abrieron el concierto. El Schubert de Tharaud es carnal y claramente objetivo. Es un pianista que antepone la fidelidad a otras consideraciones más subjetivas, hasta el punto de interpretar todo el concierto con la partitura delante (algunos dirán que también lo hace Ivo Pogorelich, del que se pueden decir muchas cosas, salvo que su piano sea objetivo. Pero esa es otra historia…). Un Schubert preciso, intenso, detallado pero que no busca epatar ni elucubrar con ningún “meta mensaje” dentro de la partitura. Especialmente brillante en el segundo, donde pudo lucir claramente su portentosa técnica.
De Schubert pasó al impresionismo, donde parece encontrarse incluso más cómodo. Cerró la primera parte con cinco Preludios del Libro primero, de Debussy. Realmente alucinantes. También profundamente intensos, pero llenos de poética. Como pasa con su compatriota Aimard, uno llega a pensar si ser francés ayuda a interpretar este repertorio, repleto de paisajes desolados y de solemnidad. Puede ser. Lo cierto es que la calidad de estos Preludios garantiza su próxima grabación.
La segunda parte se abrió con su ya comentada versión del Fauno de Debussy (en este caso, sí que la ha llevado al disco). Impecable, en ambos sentidos, tanto por la transcripción como por su lectura. Con momentos donde la ausencia de la orquesta, a la que estamos acostumbrados, prácticamente pasó desapercibida.
Cerró el concierto con su mayor especialidad, Miroirs de Ravel (escritos casi a la vez que los Preludios de Debussy). Y digo especialidad, porque ya había interpretado la Alborada del gracioso (cuarta pieza del ciclo) en su primera visita al Ciclo. Nos encontramos ante uno de los mejores pianistas del piano de Ravel, hoy en día. Estos Miroirs fueron para recordar. Por su poesía, por su bellísimo sonido y por su inigualable precisión (piezas técnicamente complejas). Una auténtica delicia. Hace seis años pensábamos que era inevitable que Tharaud volviera al ciclo. Evidentemente lo seguimos pensando, pese a volver a encontrarnos en un Auditorio a medio aforo.
Juan Berberana
Alexandre Tharaud, piano
Obras de Schubert, Debussy y Ravel
Ciclo Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)
Auditorio Nacional, Madrid
Foto © Marco Borggreve