Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Agrippina se quita años (Munich)

Munich - 29/07/2019

El Festival muniqués de ópera, posiblemente la mejor cita estival europea con el Arte Lírico, estructura cada año a lo largo de seis semanas un ambicioso programa en torno a tres ejes invariables. De una parte, como pretexto para recuperar las producciones más notables de la temporada y desapolillar del fondo de armario algunas de temporadas anteriores; de otra, dar a conocer sus obras de encargo. Por último, el estreno de dos nuevos títulos que se integrarán en el curso inmediato. De estas, una es siempre el resultado de una indagación entre las creaciones menos conocidas del repertorio barroco o neoclásico, labor encomendada desde hace algunos años a un especialista en ese periodo como Ivor Bolton, desde 2015 máximo responsable musical del Teatro Real de Madrid.

El éxito de público y crítica que la propuesta anual del director británico ha venido despertando desde su puesta en marcha, la ha convertido en una de las que más expectativas despierta entre la decena larga de títulos ofrecidos en el Festival. Si el pasado año ocurrió con el Orlando Paladino de Haydn, este le ha correspondido dar la campanada con Agrippina, la segunda ópera que Haendel compuso en Italia, escrita sobre un libreto de Vicenzo Grimani. Para refrescarla tras su exhumación, Bolton ha buscado la complicidad del director de  escena australiano Barrie Kosky.

El resultado: un triunfo apoteósico que prueba cómo con inteligencia se puede abordar una ópera seria y, después de someterla a una segunda y atrevida lectura, convertirla, sin modificar la historia, en casi un vodevil, por momentos arrevistado, llegando a implicar en el cometido a los espectadores de las primeras filas de butacas, como si de transeúntes en el foro romano se tratasen. Sin olvidar en el desarrollo de la acción ninguno de los momentos de violencia o de sentida ternura que señala el texto de Grimani, cardenal a la sazón.

Para desarrollar la trama, coproducido junto al Covent Garden de Londres, la Ópera Nacional de Holanda y la Ópera Estatal de Hamburgo, el tándem Bolton-Kosky presenta a las dos protagonistas femeninas -Agrippina, encomendada a la mezzo británica Alice Coote y Poppea, encarnada por la soprano francesa Elsa Benoit- como dos manipuladoras en busca de poder, seduciendo para ello con sus respectivas artes a los notables de su entorno. La intrigante Agrippina, pensando que su esposo Claudio ha muerto en un naufragio, lo hace para conseguir la corona del imperio para su abúlico hijo Nerón; Poppea, simplemente por la apetencia de sentarse en el trono, sin renunciar por ello a su verdadero amor por Ottone, papel defendido por el también británico Iestyn Davies, uno de los tres contratenores del reparto.

El segundo, el norteamericano Eric Jurenas como Narciso, perfectamente adecuado a su papel de mediador. Cerrando el triplete el argentino Franco Fagioli, planteó con todas sus armas -voz de prodigioso virtuosismo y memorable vis cómica- el rol de Nerón, el mismo que, dentro de una gira europea junto al Pomo d’Oro, el pasado mes de mayo se le pudo escuchar en versión concertística en los coliseos de Madrid y Barcelona. Del apartado masculino, Fagioli fue el más aclamado, junto a Davies, quien, buscando el equilibrio, se anotó los pasajes más melancólicos. Uno y otro demostraron manejar sus respectivos instrumentos a la perfección.

Algo similar se podría decir en su cuerda de los bajos Gianluca Buratto (Claudio) y Andrea Mastroni, que volvió a ser Pallante, como ocurriera en la citada gira en la que Elsa Benoit también se presentó como Poppea. En esta ocasión, luciendo en la escena limpia y bien iluminada de Kosky sus dotes de actriz, una voz rica en colores y refinadas coloraturas, consiguió una sorprendente Poppea. La vencedora de la noche junto a Alice Coote, que puso eficazmente sus virtudes canoras a favor del papel titular. En el foso, Bolton, destinatario de las mayores ovaciones de la velada, incidió hasta en los menores y más refinados detalles de cada una de las familias de instrumentos originales de la Bayerisches Staatsorchester, hasta lograr los resultados más homogéneos en esa música haendeliana en la que es conocido por dominar los códigos a la perfección.

Juan Antonio Llorente

Münchner Opernfestspiele. Prinzregententheater.
Georg Friedrich Händel: Agrippina.
Bayerisches Staatsorchester / Ivor Bolton.
Escena de Barrie Kosky.
Munich, 26 de julio 2019.
Reparto: Alice Coote, Elsa Benoit, Franco Fagioli, Iestyn Davies, Andrea Mastroni, Gianluca Buratto, Markus Suihkonen.

Foto © Wilfried Hösl

901
Anterior Crítica - Harteros, sola ante el peligro (Andrea Chénier / Munich)
Siguiente Crítica - Fulgor isleño (Orquesta Sinfónica de las Palmas)