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Crítica / Achúcarro, Grieg y los Alpes - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 13/01/2023

El destilado lirismo que imprimió Joaquín Achucarro, con honda y dilatada flexibilidad de pulso y distinguido fraseo, se ajustó como un guante al sugerente discurso poético que propone Grieg en su Concierto para piano.

Su icónico redoble de timbal inicial, hoy a cargo de la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por Pedro Halffter, dio paso a un Allegro molto moderato donde las dinámicas y los tempi desplegados desde el teclado estuvieron al servicio de este contenido poético-musical, al margen de otros impulsos lisztianos, también presentes aquí en una traducción de impulso gestual y armónico.

A un Adagio contenido, con delicado canto de un piano sutil e inefable, siguió el finale, Allegro moderato molto e marcato con el que se remata la pieza en tono brillante y mayestático, no sin antes descansar en un tierno suspiro nórdico y nostálgico  que lo atraviesa en su misma medular.

Un mágico momento, hoy especialmente destacado y memorable, que "nos" atravesó, también, un poco a todos.

Detalles de articulación, líneas interiores, armonías envolventes, siempre con un sabio uso del pedal, terso melodismo y, al fin, unos breves trinos y arpegiados en su remate suspendido, antes de la animosa reexposición.

Una reexposición y coda, con sus respectivos tempi asentados, perfilados y presentados con claridad y efectiva lógica tensional en un sentido formal de conjunto.

El magistral y adelantado Nocturno del propio Grieg, pieza lírica (op. 54, nº. 4), adelantadisimo, diría yo, por sus momentos etéreos casi… "chopi-m-presionistas…", también por un bello y certero uso del pedal, remató su actuación a solo con el savoir-faire de Achúcarro en virtual plenitud, delicada exigencia y cuidada musicalidad.

La Sinfonía Alpina, tratada como tal extenso poema sinfónico en un solo trazo por Pedro Halffter y la Sinfónica de Madrid, presentó compactos y convincentes credenciales en una sala del Auditorio Nacional que, por cierto, presentaba sus gradas repletas de público y animación.

Al margen de la vistosa teatralidad que esta ambiciosa obra atesora en su narración simbólica, tamaña ascensión alpina ideal, o en la concreta disposición en el espacio de la sala de sus integrantes, su factura musical quedó firmemente apuntalada, conformando un  fresco sinfónico sólido, poderoso, de eficaz proyección sugestiva y monumental, que suscitara a la postre, el consecuente fervor melómano.

Luis Mazorra Incera

 

Joaquín Achúcarro, piano.

Orquesta Sinfónica de Madrid (Titular del Teatro Real) / Pedro Halffter.

Obras de Grieg y Richard Strauss.

OSM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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