Su nombre, Coro de Jóvenes de Madrid, lo dice todo y al mismo tiempo no dice nada porque su forma de estar en escena es propia de un grupo muy experimentado y la de cantar es, directamente, de otro mundo. Al menos esa es la impresión general que dejaron en Torrelavega tras el deslumbrante concierto que ofrecieron el pasado sábado 18 en la iglesia parroquial de la Virgen Grande dentro de las XXI Jornadas de Música Coral Religiosa.
Son apenas diez años de andadura los que acumulan, pero se diría que llevan cantando juntos toda una vida, tales son la afinación, empaste y ductilidad de sus voces; por si esto fuera poco, actúan -sí, actúan- con una desenvoltura que para sí quisieran muchos coros de teatros de ópera.
Gran parte del mérito del trabajo vocal y de la estilizada dramaturgia que acompaña cada pieza le corresponde a Juan Pablo de Juan, su alma mater y director, quien se sirve de un gesto amplio para jugar con volúmenes y claroscuros y lograr que parezca fácil lo difícil.
Sin embargo, sería injusto no mencionar las aportaciones solistas con que Carmen Villa (soprano), Paloma Araque (alto), Miquel Rossy (tenor) e Iván Martínez (cajón) engrandecieron, en alucinante secuencia, el sobrecogedor Lacrimosa de Calixto Álvarez, los Dos momentos de pasión de Manuel Guisado o el arreglo de La saeta de Joan Manuel Serrat realizado por el propio Juan Pablo.
Fue entonces, en la concatenación de estas tres piezas en la sección central, cuando se produjo ese momento de espiritualidad lírica o, si se prefiere, de pura emoción estética que persigue comunicar todo artista, ya sea creador o intérprete, y que distingue al concierto excepcional del bueno.
Acostumbrados como estamos a un concepto circense del espectáculo musical que busca epatar con el más difícil todavía y reservar “lo mejor” para el final en un previsible crescendo, quizás resultase chocante a algunos que el programa, que había comenzado con Mendelssohn y Bruckner, concluyera con el alegre Laudate Dominum de Vila i Casañas, pero ¿acaso importa?
El día antes, las Jornadas arrancaron con la actuación de su madrina y anfitriona, la Sociedad Coral de Torrelavega que dirige Manuel Egusquiza. Acompañada, como de costumbre, por el Conjunto Instrumental Anacrusa, “la Coral” ofreció un programa que reunía fragmentos del ‘Réquiem’ de Mozart, la ‘Misa Nelson’, ‘La Creación’ de Haydn, ‘Judas Maccabaeus’ de Haendel y el ‘Réquiem’ de Andrew Lloyd Webber y que permitió constatar el buen momento que atraviesa en su camino al centenario que celebrará en 2025.
Darío Fernández Ruiz
XXI Jornadas de Música Coral Religiosa de Torrelavega
Iglesia Parroquial de la Virgen Grande, Torrelavega
Coro de Jóvenes de Madrid, Juan Pablo de Juan (director)