Los grandes sinfonistas del siglo XX –y con grandes nos queremos remitir a aquellos propensos a las grandes dimensiones orquestales-, sobre todo Gustav Mahler, Anton Bruckner y Dimitri Shostakovich, se están convirtiendo en plato habitual de la programación de abono de la Euskadiko Orkestra. Reconozco que hay quien muestra síntomas de agotamiento pero no somos pocos quienes ante cualquier nueva cita reclamamos que el ritmo no pare y que, si tienen a bien, nos den más Mahler, por favor.
Porque en el caso que nos ocupa el desequilibrado programa estaba centrado en la Sinfonía nº 1, en Re Mayor, Titán, del bohemio. Y digo desequilibrado porque mirado el programa en su integridad, éste no llegaba a la hora de duración musical y la primera parte era una obra muy breve, de apenas seis minutos. Preamble for a Solemn Occasion, de Aaron Copland, fue concebida para conmemorar el primer aniversario de la declaración universal de los derechos humanos, realizada por la Organización de las Naciones Unidas apenas tres años después del fin de la contienda más bárbara de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial.
Dorleta Urretabizkaia recitó en euskara el texto, traducido en la banda superior a castellano e inglés y coadyuvó a darnos a conocer esta obra ceremonial y de carácter político que fue estrenada, por cierto, en Nueva York por un entonces joven Leonard Bernstein.
Tras este breve momento musical llegó la parte del león, un nuevo encuentro con la sinfonía nº 1, la más popular, de Gustav Mahler; una nueva oportunidad de disfrutar de una obra plena de contrastes y en el que la batuta está llamada a jugar un papel fundamental, en este caso la del profesor eslovaco Juraj Valcuha, delineó con acierto indudable y con un gesto de gran academicismo. Las limitaciones físicas del teatro en poco ayudaron al quehacer de la orquesta –y es que se transmite la sensación de que no cabe nadie más sobre el tablado- pero la interpretación fue brillante, con un acto II muy digno de reconocimiento y un final brillante y efectista.
A pesar de todo la frialdad del público vitoriano nos volvió a dejar en mal lugar, con aplausos que parecían más por obligación que por devoción. Un programa este de la orquesta quizás falto de algo más de música aunque, indudablemente, iba muy a tono con los tiempos que vivimos, amigos de la concisión y la celeridad.
Enrique Bert
Dorleta Urretabizkaia (narradora)
Euskadiko Orkestra
Dirección musical: Juraj Valcuha
Obras de A. Copland y G. Mahler
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz