Afirmar, por cada una de sus producciones y por ésta en particular, que el “proyecto Zarza” que auspicia el Teatro de la Zarzuela en Madrid, goza de buena salud y contribuye con éxito a la transmisión de nuestro género dramático musical a las generaciones más jóvenes, es decir poco, muy poco. Es lo obvio.
Asistimos, una vez más, con gusto y emoción a una de sus sesiones matinales, con natural bullicio de los colegios invitados, de dicho proyecto artístico. En cartelera, un espectáculo "remozado", basado en la popular zarzuela, ejemplar del género chico: Pasillo veraniego / ¡Agua, azucarillos y aguardiente!, con música de Federico Chueca y libreto original de Miguel Ramos Carrión.
Cubiertos aquellos objetivos básicos divulgativos de una empresa meritoria, imprescindible y trascendental para la supervivencia de un género tan nuestro y tan universal, lo más importante, lo esencial para mí en esta tesitura, sigue siendo constatar la convincente actuación general y su fluida dramaturgia, con naturales dosis de energía, en coreografías siempre vistosas y dinámicas, en línea con el musical, con un eficaz grupo instrumental de cámara capitaneado desde el piano y un guion adecuado, basado en el libreto original.
Emocionante porque, al igual que en las representaciones tradicionales abiertas al público, un público a menudo tachado con calificativos poco caritativos por su media de edad, se aplaudió espontáneamente cuando se quiso... Y se quiso en más de una ocasión, las más, por la brillantez de lo visto o escuchado, las menos, por la complacencia con el desarrollo puntual de la trama... Como en aquella reconciliación, tan ansiosamente esperada... Cuestión, por cierto, que, de esta guisa participativa, los adultos han autocensurado por estos pagos. Sólo faltó que, a base de ovaciones, obligaran a repetir algún número... pero todo se andará.
Enhorabuena a todos los artistas… que, sobre las tablas y, después, perfectamente alineados en saludos y coloquio, superaron la quincena, y, junto con el grupo instrumental, la veintena. Actores, cantantes, bailarines y músicos que me gustaría se sintieran mencionados uno por uno aquí.
Que se persevere por este camino, producción a producción, incluido el breve coloquio final con todos ellos… Un coloquio, por cierto, que demostró, una vez más, la inteligencia e interés de este público juvenil, o, al menos, de los que tomaron la palabra, que no fueron demasiados, pero sus preguntas sí que fueron pertinentes...
Entre una cosa, la representación, y la otra, el coloquio: ovación, saludos y un grito unánime…: ¡Agua, azucarillos y aguardiente!
Luis Mazorra Incera
Cantantes, actores y bailarines seleccionados en el Proyecto Zarza. Grupo de cámara. Dirección musical: Óliver Díaz. Dirección de escena: Amelia Ochandiano. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Vestuario: Gabriela Salaverri. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Coreografía: Amaya Galeote.
Pasillo veraniego / ¡Agua, azucarillos y aguardiente!, con partitura de Federico Chueca y libreto original de Miguel Ramos Carrión, estrenado en el teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897 (versión libre de Nando López).
Teatro de la Zarzuela. Madrid.
Foto © Javier del Real