Sony Classical publica hoy el nuevo álbum de Igor Levit "Tristan", en el que el pianista explora los temas nocturnos del amor y la muerte, el miedo, el éxtasis, la soledad y la redención en la música de Richard Wagner, Franz Liszt, Gustav Mahler y Hans Werner Henze.
ENTREVISTA Y PORTADA CON IGOR LEVIT EN RITMO DE SEPTIEMBRE
Las cinco obras que figuran en el último álbum doble de Igor Levit abarcan un período de 135 años que se extiende desde aproximadamente 1837 hasta 1973. Aquí están representados géneros muy diferentes. Solo una de estas obras fue concebida para piano solista, pero la exploración por parte de Igor Levit de las experiencias límite de nuestras vidas -la muerte en Life (2018), la espiritualidad en Encounter (2020) y ahora, con Tristan, el vínculo entre el amor, la muerte y nuestra necesidad de redención- hace que, inevitablemente, no sean solo las obras maestras para piano las que centran su interés, sino, sobre todo, las composiciones en las que ciertas asociaciones temáticas encuentran su expresión más personal.
Sin embargo, las propias reflexiones de Levit giran menos en torno a los temas del amor y la muerte como tales que en torno a la experiencia de la noche y de lo nocturno como alternativa oscura a nuestras acciones conscientes de día. Los estados psicológicos excepcionales marcan la pauta: "La noche tiene muchas caras. Puede señalar un lugar de refugio o la pérdida de control, significa el amor y la muerte, y es el lugar donde sentimos nuestros miedos más profundos y paranoicos", dice Levit.
"El Adagio de la Décima Sinfonía de Mahler contiene un famoso estallido de dolor en forma de acorde disonante, y el Tristan und Isolde de Wagner trata de una especie de fusión emocional nuclear. Todas las acciones esenciales de la obra tienen lugar de noche. En sus memorias, Hans Werner Henze también recordó su trabajo en Tristan como una época de pesadillas y de alucinaciones oníricas".
El Tristan de Hans Werner Henze -descrito por el compositor como un conjunto de "Preludios para piano, cinta y orquesta"- es una obra híbrida de gran refinamiento que comprende pasajes para piano solista y electrónica y es un concierto, una sinfonía y una pieza de teatro musical, todo en uno. Con una duración de unos cuarenta y cinco minutos, es el eje central del nuevo lanzamiento de Igor Levit.
También es su primera grabación orquestal hasta la fecha. Franz Welser-Möst y Levit la han interpretado en el Festival de Salzburgo y con la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. La presente grabación de esta obra tan sugerente se realizó durante los conciertos que se dieron en Leipzig en noviembre de 2019 y representa una alternativa a la grabación que se hizo bajo la dirección del propio compositor y que supuso una serie de compromisos.
El compromiso de Henze con el tema de Tristán surgió originalmente de sus planes de escribir un ballet para el coreógrafo John Cranko. Ya había preparado tres cintas con Peter Zinovieff, un ingeniero de sonido que fue uno de los pioneros de la música electrónica en Londres, donde su trabajo tuvo una enorme influencia en la música pop de aquella época, especialmente en Pink Floyd.
Entre las piezas que se pueden identificar en estas cintas se encuentran obras polifónicas del Renacimiento, fragmentos de la Marcha Fúnebre de la Segunda Sonata para Piano de Chopin y el Preludio del Acto Tercero de Tristan und Isolde de Wagner.
A continuación, Henze escribió las virtuosas partes orquestales sobre la base de las pistas electrónicas. Ya había comenzado un Preludio inicial para piano solista y a él añadió ahora dos preludios más, de modo que la obra llegó a tener un total de seis movimientos.
El mes de septiembre de 1973 fue testigo de un sangriento golpe militar en Chile. W. H. Auden, un poeta al que Henze había admirado mucho, murió en Viena. Y al mes siguiente, una de las mejores amigas del compositor, Ingeborg Bachmann, murió a causa de las quemaduras que había sufrido en un incendio. Henze se vio sumido en una profunda crisis psicológica. Finalmente completó Tristan en Venecia, donde Wagner había muerto en 1883.
El nocturno de Liszt - su Liebestraum nº. 3 - es ahora un excelente espectáculo sentimental para los poetas del teclado. Procede de una composición de versos melancólicos de Ferdinand Freiligrath (1810-76) cuya estrofa inicial dice:
"¡Oh, ama mientras puedas amar!
¡Oh, el amor tanto como se pueda anhelar!
Se acerca esa hora en la que
Estarás de pie y llorarás junto a la tumba".
La misma sensación de desesperación nocturna se encuentra también en Mahler, que a finales de julio de 1910 estaba trabajando en el movimiento inicial de su Décima Sinfonía cuando descubrió que su mujer tenía una aventura con Walter Gropius. Estuvo a punto de sufrir un colapso mental total, pero creyó a Alma cuando le aseguró que nunca le abandonaría y así continuó su trabajo en la partitura en Toblach.
Al final de este extenso movimiento incorporó un acorde de nueve notas extremadamente disonante en el que la trompeta sostiene la nota la. Murió unos meses después, en mayo de 1911. Igor Levit interpreta este Adagio en una transcripción pianística poco conocida del compositor escocés Ronald Stevenson, cuya gran Passacaglia en DSCH ha promovido tanto últimamente.
Solo en Harmonies du soir, el undécimo de los doce Études d'exécution transcendante de Liszt, hay una sensación de reconciliación, un estado de ánimo asentado a pesar de la densidad de las majestuosas texturas pianísticas. El programa finaliza con los Abendklänge, un contrapeso apacible a los éxtasis y las pesadillas vividas por esas figuras wagnerianas y mahlerianas que, en palabras del propio Wagner, son "devotas de la noche".
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Foto © Felix Broede