Son dos de las voces más admiradas por los amantes de la lírica y más demandadas por los grandes teatros internacionales. La soprano americana Sondra Radvanovsky y el tenor polaco Piotr Beczała vuelven al escenario del Gran Teatre del Liceu para despedir la temporada con un atractivo y exigente programa que ofrecerán en dos veladas, los días 13 y 16 de julio, contando con el acompañamiento desde el piano de la maestra Sarah Tysman.
Con estos dos recitales, Radvanovsky y Beczała cierran un círculo que empezaron cuando ambos, también en formato de recital, reabrieron el coliseo de La Rambla después de la pandemia, en septiembre del 2020, inaugurando la temporada.
En ese emotivo recital, Radvanovsky y Beczała vieron una sala abierta solo al 50 por ciento de su aforo, con un público ansioso y cauto que fue ocupando sus localidades en orden, según el horario que indicaba cada entrada para evitar aglomeraciones velando por la seguridad sanitaria de público, artistas y trabajadores.
Esta vez todo es diferente, y estos dos cantantes tan admirados y queridos por los liceístas ahora podrán ver un Liceu en plenitud para hacer revivir emociones intensas de la mano de personajes tan populares como Manon Lescaut, Floria Tosca, Mario Cavaradossi, Aida, Radamés, Rusalka y su Príncipe.
Se trata de papeles aptos solo para voces poderosas e intérpretes pasionales, de gran complejidad técnica y expresiva que fueron concebidos por compositores clave del repertorio como son Puccini, Verdi y Dvorák.
En las óperas que protagonizan estos fascinantes personajes, los tres autores tocan un mismo tema desde diferentes puntos de vista, la femineidad, siempre entendiéndola desde prismas diversos.
Tal y como indica el periodista, historiador y crítico musical Pablo Meléndez-Haddad en el programa de mano del recital, las tramas de Manon Lescaut, Tosca, Aida y Rusalka giran, respectivamente, en torno a “una chica de pueblo que se prostituye buscando una vida fácil, a una cantante que por amor se mete en problemas políticos, a una princesa etíope que es esclavizada por un faraón y a una ondina que se enamora de un humano”. Y junto a ellas está el contrapunto que brinda la figura masculina, el enamorado que hace que la mujer lo deje todo por amor. Pura pasión garantizada al cien por cien.