Continuamos la publicación de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista RITMO en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. A lo largo de estas semanas iremos subiendo estas interesantes entrevistas a nuestra Web, para hacer más llevadero el #quedateencasa a todos nuestros lectores online. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de marzo de 2020.
Contrapunto 25: JAVIER LOSTALÉ
Poeta antes que nada y antes que todo, Javier Lostalé (Madrid, 1942), discípulo de Vicente Aleixandre, es una de las voces más autorizadas de la poesía española, aunque si tuviera que elegir entre una noche de amor o escribir un poema, no lo dudaría… (por Gonzalo Pérez Chamorro, publicado en marzo de 2020)
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
La Canción de la tierra, de Mahler.
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
La Sexta Sinfonía de Beethoven. La escuchaba una y otra vez durante las vacaciones de verano de mi adolescencia en la casa de mis tíos en Palencia. Podía respirar la Naturaleza mientras sonaba, siempre creciente.
Teatro, cine, pintura, poesía… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
Creo que la música, como solía decir mi admirado y querido Vicente Aleixandre, es la reina de las artes, al ser el arte más abstracto y que, por tanto, más nos permite el vuelo de la imaginación en plena libertad. Tras la música, a muy poca distancia, se encuentra la poesía.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
Considerarla una enseñanza obligatoria dentro del bachillerato. Atender más los gobiernos autónomos a los conservatorios y acostumbrarse al silencio en medio de tanto ruido. Y se me olvidaba: una ayuda mayor al ballet.
¿Cómo suele escuchar música?
En general escucho Radio Clásica mientras escribo. Hay veces, claro, que es necesario concentrarse sólo en la música. Creo que es muy importante asistir a los conciertos, un proceso que comparo con ir a una librería a elegir un libro.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
La Valquiria, de Wagner, que acaba de representarse en el Teatro Real.
¿Qué personaje le hubiera gustado cantar o interpretar en el escenario?
Hoffmann, de Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Personaje con un gran soplo romántico, poeta.
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
Metropolitan Opera de Nueva York y, desde luego la Scala de Milán. Después, nuestro Teatro Real.
¿Un instrumento?
El violín, que es como una brisa que nos va suavemente mojando. Compañero del piano con el que tantas veces tiene noviazgo.
¿Y su intérprete?
Anne-Sophie Mutter.
¿Un libro de música?
Los dos volúmenes publicados por Pre-Textos de Gerardo Diego sobre Historia y crítica musical y sobre el Pensamiento musical. El poeta del Veintisiete, Premio Cervantes, fue también un extraordinario musicólogo.
Por cierto, qué libro o libros tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
Tengo varios: Vientos, del poeta Saint-John Perse que acaba de publicar Linteo Poesía, una colección que dirige Antonio Colinas. La gravedad y la gracia, de Simone Weil, publicado por Trotta, “la mayor pensadora del amor y la desgracia del siglo XX”, según Carlos Ortega; y Errata, de George Steiner, recientemente fallecido, donde muestra su amor por la literatura y la música, editado por Siruela.
¿Y una película con o sobre música?
Shine, biografía del pianista David Helfgot.
España necesita agua… ¿Hay sequía musical o cómo ve la situación?
Creo que no hay sequía. Basta pronunciar algunos nombres como los de C. Halffter, T. Marco, Guinjoan, Sotelo y el joven pianista y compositor Josué Bonnín de Góngora, con el que he tenido la suerte de colaborar en un libro-disco que bajo el título de Tiempo en lunación, ensambla su música y mi poesía.
¿Cuál es el gran compositor de música española?
Indudablemente Falla, sobre todo su gran oratorio inacabado La Atlántida y Noches en los jardines de España, sin olvidarnos de Granados y Albéniz.
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Con el Viaje de invierno, de Schubert.
En la poesía, ¿es imprescindible entender palabra por palabra lo que el poeta nos relata? O basta con dejarse llevar por la musicalidad y belleza de cada frase…
La poesía es revelación para el propio poeta que así se conoce mejor, y para el lector que mediante súbitas iluminaciones va en la lectura del poema haciendo resonar su vida. No hace falta que lo entienda palabra por palabra, sino que se emocione, aunque no sepa exactamente de qué le está hablando el poeta. En cuanto a la musicalidad es muy importante, pues crea sentido.
¿Un refrán?
El que canta su mal espanta.
¿Qué cree que le sobra a este país? ¿O que le falta?
No le sobra nada de lo mucho bueno que tiene. Le falta escuchar al otro, incluso asentir a lo que nos dice cuando vemos que tiene razón. No es un pueblo fratricida como algunos dicen, basta comprobar su enorme solidaridad cuando sucede una catástrofe. Y con mucho más sentido común que bastantes políticos.
De sus libros, ¿con cuál se siente más apegado?
En todos ellos me reconozco, pero quizá en la trilogía formada por Tormenta transparente, El pulso de las nubes y Cielo. Y un libro de poemas en prosa: La estación azul.
La estación azul es también el título de un programa de Radio Nacional que usted creó hace veinte años con Ignacio Elguero. ¿Qué le ha aportado la radio, donde trabajó 36 años?
Profesionalmente me ha enseñado el valor que tiene la voz para la comunicación, voz encarnada en un lenguaje trasmisor de información y también de emociones. Como poeta siempre he distinguido entre el lenguaje de los informativos que tiene un carácter denotativo, y el lenguaje poético creador de asociaciones.
¿Qué momento vive actualmente la poesía en España?
La poesía española actual es muy variada, posee múltiples registros. Creo que la poesía española, también en la actualidad, es de las mejores de Europa. Eso sí: no hay que confundir la verdadera poesía con la mayor parte de la que circula por las redes sociales o inunda los bares.
De su intensa relación con Vicente Aleixandre, nos puede decir algo que recuerde todos los días…
Todos los días recuerdo dos cosas: que cualquier arte está siempre al servicio de la vida, y que si te ves en la necesidad de elegir entre una noche de amor o escribir un poema, no lo dudes, vive la noche de amor.
Si pudiera retroceder a un momento de la historia de la humanidad, ¿dónde iría Javier Lostalé?
Al Barroco español. Cruzarme con Cervantes, con Quevedo, con Góngora, con Lope, con Tirso de Molina… Qué lujo.
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Lo que más me molesta es la presunción, la envidia, la falsa retórica y el ruido.
Cómo es Javier Lostalé, defínase en pocas palabras…
Alguien que constantemente necesita amar y ser amado. Además soy muy consciente de todo lo que ignoro y tengo muy poca fe en mí mismo.
foto © El Norte de Castilla