Continuamos la publicación de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista Ritmo en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. A lo largo de estas "complicadas" semanas iremos subiendo estas interesantes entrevistas a nuestra Web, para hacer más llevadero el #quedateencasa a todos nuestros lectores online. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de abril 2019.
Contrapunto 15: JAvier Gomá
Acude a nuestra página final el director de la Fundación Juan March, para la que emite un estrepitoso “¡sí!” a la respuesta de si la música es la principal actividad cultural de la Fundación que dirige. Escritor y filósofo, con numerosos libros publicados, responde a estas preguntas haciéndose él mismo sus propias preguntas sobre la vida misma (por Gonzalo Pérez Chamorro, Publicado en abril de 2019).
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
Escucho música todo el rato. Últimamente (lo siento) en Spotify. Acabo de escuchar la carpeta “varios” donde reúno unas mil canciones de pop que son como la banda sonora de mi vida. Y mientras escribo esto, suenan los Impromptus de Schubert interpretados por Pires.
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
Una nana.
Teatro, cine, pintura, literatura… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
La música es el arte más espiritual, que opera directamente sobre el teclado interior del oyente sin mediación sensible, sin materialización tangible. En suma, el arte de mayor altura pero de menor peso.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
Ya lo es. Hay música en ascensores, salas de espera de dentistas y centros comerciales. Lo que debe cambiar, me digo a mí mismo, es la atención del escuchante.
¿Cómo suele escuchar música?
En directo en salas de música o por Spotify, aunque soy consciente de que en este segundo caso la calidad del sonido sufre. En cuanto a los momentos, en todo tiempo y lugar, hasta el punto de que a veces el silencio es un descubrimiento gozoso. Pero casi siempre escucho mal, igual que soy mal lector. Mi atención está casi siempre, subrepticiamente, en otro asunto: de qué va esto del vivir me tiene permanentemente hechizado y desconcertado. Es como si no saliera nunca de mi asombro. Sin querer uso libros y música como trampolín para plantearme una y otra vez, con luz nueva, esa pregunta y tratar de contestarla de manera sencilla y definitiva.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
Siento caer en el lugar común: el cuarto movimiento de la Novena de Beethoven. Es de los pocos momentos de la cultura universal en que la aparición de lo sublime me parece completa y totalmente convincente. Con Wagner ya no me ocurre: lo percibo como uno que simula ser sublime sin serlo. Añado algunas arias de óperas y oratorios de Haendel: la belleza en estado puro, sin mezcla de fealdad. Y luego, en otro plano, la música de cámara de César Franck y Fauré: representan la elegancia infinita.
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
No tengo más remedio y además es cierto: el auditorio de la Fundación Juan March, que por cierto va a renovarse este verano.
¿Un instrumento?
Por decir uno, la guitarra clásica. Porque siempre la detesté (la asociaba a algo deprimente y aburrido) y en los últimos tiempos me sorprendo escuchándola con auténtico placer.
¿Y su intérprete?
Citaré a Narciso Yepes. Porque, siendo pequeño, mi profesora de piano me llevó a conocerlo.
¿Un libro de música?
La Política de Aristóteles. Confiere a la música (y lo explica) una función esencial en la educación del ciudadano.
Por cierto, qué libro tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
Como siempre, muchos y por diversas razones. Una biografía de Pardo Bazán por Isabel Burdiel, las Consolaciones que escribieron Séneca y Plutarco reunidas en Gredos y On Friendship de Nehamas, además de un libro sobre teología de la comunidad cristiana primitiva.
¿Y una película con o sobre música?
Me viene a la mente, no sé por qué, Ascensor para el cadalso, de Louis Malle (1958), con la maravillosa banda sonora de Miles Davis.
España necesita agua… ¿Hay sequía musical o cómo ve la situación?
Hablando de agua, veo el vaso medio lleno.
¿Cuál es el gran compositor de música española?
Tomás Luis de Victoria, dicen los que entienden, y supongo que tendrán razón.
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Una Cantata de Bach.
La Fundación Juan March hace que la música esté presente casi a diario y de manera gratuita, con una programación imaginativa y de alta calidad… ¿Es la música el pilar cultural de la Fundación?
Un rotundo sí, un sí mayúsculo y con trompetería.
¿Un refrán?
Uno latino: Per aspera ad astra. Aspirar a lo más alto, como las estrellas, aunque conlleve la aspereza que apesadumbra, pero entonces será un peso que eleva: pondus in altum.
La filosofía y la música tienen nombres vinculantes, como Nietzsche, Adorno o Trías, por citar solo estos, ¿se retroalimentan?
La música alimenta a la filosofía probablemente más que la filosofía a la música, porque es frecuente que los filósofos sean aficionados a la música pero menos que los músicos lo sean a la filosofía.
Si pudiera retroceder a un momento de la historia de la humanidad, ¿dónde iría Javier Gomá?
A ayer. Ayer fue el mejor día de la historia universal, sólo superado por hoy. Esto es compatible, claro está, con esa tristeza general que tienta a quien mantiene los ojos abiertos al mundo. La vida es el escenario donde se libra la guerra entre la miseria y la dignidad.
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Que todo lo bueno cueste mucho trabajo y que el único camino para el deleite sea el cansancio.
Cómo es Javier Gomá, defínase en pocas palabras…
Uno que hace lo que puede.