Continuamos la publicación de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista Ritmo en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. A lo largo de estas "complicadas" semanas iremos subiendo estas interesantes entrevistas a nuestra Web, para hacer más llevadero el #quedateencasa a todos nuestros lectores online. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de noviembre 2018.
Contrapunto 10: Ana Arambarri
Ana Arambarri sorprendió a la escena cultural y musical con su estudio biográfico sobre Ataúlfo Argenta, 'Música Interrumpida' [en el momento de publicar esta entrevista aún no había publicado su último libro 'Música contra los muros. En el conflicto árabe-israelí']. Aunque su actividad profesional ha estado relacionada con la Identidad Corporativa y la Comunicación, en los últimos años ha sido comisaria de diversas muestras de arte y diseño (por Gonzalo Pérez Chamorro, Publicado en noviembre de 2018).
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
Oigo música a diario. Asistí al Fausto en el Teatro Real, que no me ha interesado nada. Pero en cambio, escuché La Consagración de la primavera de Stravinsky, con la ONE dirigida por David Afkham. Compré las entradas a última hora y solo quedaban localidades en primera fi la del coro, detrás de la percusión. Lo que podía haber sido una tortura se convirtió en una experiencia fantástica. La proximidad del bombo, timbales, platillos, pandereta, triángulo y crótalos, me hizo vivirlo de un modo tan dramático que me sentía dentro de la orquesta. ¡No se me va a olvidar!
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
Un recital de piano de Arthur Rubinstein en el Teatro Real de Madrid en 1967. Aún conservo el programa: Beethoven, Chopin y Liszt. En aquellos años Rubinstein tocaba en Madrid con frecuencia y tuve la suerte de poder escucharlo en varias ocasiones. Era un artista extraordinario y, sentado al piano, se convertía en un gigante.
Teatro, cine, pintura, literatura… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
Mi respuesta es muy personal: yo necesito la música. Me acompaña en los peores y en los mejores momentos. Pero eso no quiere decir que la valore por encima ni por debajo de otras artes. Me gusta, y disfruto mucho con el teatro, la pintura, la literatura y el cine. Sin embargo, el nivel de emoción profunda que despierta la música en mí, ese estado interior que embarga el alma... eso, no me sucede, al menos con esa intensidad, con el resto de las artes.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
Educación, educación, educación. Muchas personas se alejan de la música clásica porque tienen el temor de que sea demasiado “intelectual”. Esa es una asignatura pendiente.
¿Cómo suele escuchar música?
Cuando quiero escuchar música voy a la sala de conciertos o de ópera. En casa “oigo” música. Porque soy incapaz de estar sentada en el sofá y concentrarme.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
No lo había pensado jamás. Me parece difícil entender como se articulan todos esos sonidos dentro de la cabeza de un compositor y luego se convierten en signos que conforman la partitura. Para mí es un enigma. Pero, puestos a fantasear, me hubiera gustado ser discípula de Bach (...y marcarme unas Variaciones Goldberg, jajá...)
¿Qué personaje le hubiera gustado cantar o interpretar en el escenario?
Carmen. Una mujer luchadora, vividora, valiente, apasionada... y dramática.
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
De Madrid, el Teatro de la Zarzuela. Allí asistí a la ópera por primera vez y donde disfruté de las grandes voces españolas.
¿Un instrumento?
El piano.
¿Y su intérprete?
Rosa Torres Pardo, magnífi ca intérprete y gran amiga.
¿Un libro de música?
El ruido eterno, de Alex Ross.
Por cierto, qué libro tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
La historia de una mujer árabe: A world I loved. Son las memorias de una maestra libanesa de comienzos del siglo XX, Wadad Makdisi Cortas. Describe con sencillez y humanidad todos sus recuerdos, su dedicación a la enseñanza y su repulsa por los confl ictos políticos y sociales en Oriente Medio.
¿Y una película con o sobre música?
The Orchestra Conductor, una película polaca de 1980, dirigida por Andrzej Wajda.
España necesita agua… ¿Hay sequía musical o cómo ve la situación?
Una sequía terrible. Comencé asistiendo a salas de conciertos con doce años. Y veo, con espanto, cómo el público va envejeciendo igual que yo. Cuando voy a óperas y conciertos por el mundo me maravilla ver la cantidad de gente joven que acude. La cultura no es una asignatura que interese a nuestros políticos y hacen poco, o nada por solucionarlo. Es una irresponsabilidad la escasez de ayudas y la falta de coherencia en la política musical. ¿Qué futuro se puede esperar de un país que no apuesta por la cultura?
¿Cuál es el gran compositor de música española?
Si sólo tengo que decir uno, me decantaría por Falla. Pero me molesta dejar de lado a tantos otros que me gustan. De los contemporáneos me inclino por Mauricio Sotelo, Alfredo Aracil y Jesús Torres.
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Me gustaría hacerlo en silencio. Escuchando el último latido.
Es asidua de Ibermúsica, que pronto celebrará sus 50 años. ¿Qué supone para usted?
He ido a los conciertos de Ibermúsica desde su fundación ¡hace ya tantos años! Alfonso Aijón es un mucho más que un gran gestor musical. Es un hombre culto e inteligente que nos hizo el regalo de concebir un ciclo de grandes orquestas cuando esto era un páramo. Gracias a Ibermúsica hemos tenido la posibilidad de escuchar a los mejores directores, intérpretes y orquestas. Ahora que hay tanta competencia, puede parecer que es lo normal. Pero en su momento, era el único que arriesgó y puso su talento en defensa de esta propuesta innovadora.
¿Un refrán?
Quien ama la música, ama la vida.
Es autora de una biografía sobre Ataúlfo Argenta en Galaxia Gutemberg… ¿Por qué quiso titularlo “Música interrumpida”…?
Tiene un doble sentido. Por un lado, la muerte truncó la carrera internacional de uno de los mejores directores españoles. Su vida profesional quedó dramáticamente interrumpida. Por otro lado, en 1958, la música clásica en España estaba focalizada en Argenta y en su trabajo con la Orquesta Nacional de España. Fue un director de enorme carisma que logró interpretar la música española con todas las orquestas internacionales que dirigió. Tras su muerte la orquesta quedó huérfana y tardaron más de tres años en encontrar un sustituto. De modo, que la trayectoria internacional de la orquesta también se vio interrumpida.
¿Qué diferencias cree que hay entre aquellos míticos directores de orquesta del siglo XX con los de ahora?
Una diferencia es la presión que tienen los directores en la actualidad. Presión mediática y mucha competencia, que les obliga a vivir como directores-estrellas. Muchos de los grandes directores internacionales no sólo se ocupan de la orquesta, sino que participan en cenas y almuerzos para recabar fondos para las orquestas que dirigen. Supongo que esa competencia tan feroz debe ser muy desgastadora.
“Música interrumpida” ha sido su primer libro publicado, ¿hay algún otro en camino?
Si, estoy trabajando en un nuevo libro. Pero aún es pronto para desvelar el tema.
Si pudiera retroceder a un momento de la historia de la humanidad, ¿dónde iría Ana Arambarri?
Nunca doy marcha atrás. Me gusta vivir el presente y me interesa más el futuro y pensar en todo lo que me queda por delante. Pero, puestos a ello, si hubiera posibilidad de teletransportarse, podría curiosear y ver como se vivía en las míticas sociedades matriarcales que habitaban en el 7.000 ac. en el Adriático y en la cuenca del Danubio.
¿Y con qué figura de la historia de la música le gustaría asistir a un concierto?
Con Maria Callas.
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Que no me da tiempo a hacer todo lo que quiero. Se me quedan cortas 24 horas.
Cómo es Ana Arambarri, defínase en pocas palabras…
Uf... qué difícil. Mejor pregunte por ahí, a ver que le dicen…
Foto © Teresa Gumuzio