Continuamos la publicación de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista Ritmo en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. A lo largo de estas "complicadas" semanas iremos subiendo estas interesantes entrevistas a nuestra Web, para hacer más llevadero el #quedateencasa a todos nuestros lectores online. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de julio-agosto 2018.
Contrapunto 7: Carlos Santos
El conocido periodista, autor de 333 Historias de la Transición, cambia de década con su nueva novela, una historia de ficción ambientada en el mítico local Avión Club, que da título precisamente a este, su último libro. Como la música es parte muy importante de la vida de Carlos y su apoyo a los músicos españoles desde sus medios en constante, RITMO le devuelve la invitación con otra ronda a modo de preguntas (por Gonzalo Pérez Chamorro, Publicado en julio-agosto de 2018).
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
Claro. A Daniel, que es rumano y toca el violín en el metro de Alonso Martínez. En otro contexto, los últimos conciertos de barroco programados por Antonio Moral en el Auditorio Nacional.
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
Mi madre cantando por Gloria Lasso: “Cachito, Cachito / Cachito mío / Pedazo de cielo / Que dios me dio”.
Teatro, cine, pintura, literatura… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
En la pregunta está la respuesta: la música está en el nivel de las demás artes. En la vida cotidiana tiene mayor presencia que otras y en la enseñanza debería tenerla, porque la música es tan esencial como la lengua.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
La música es pan de cada día, otra cosa es que se enteren los responsables de los planes de enseñanza y quienes manejan los recursos culturales.
¿Cómo suele escuchar música?
Como escucho el aire o la lluvia: cuando suena y donde suene.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
Con la letra de unas soleares me conformaría. Cada uno a lo suyo.
¿Qué personaje le hubiera gustado cantar o interpretar en el escenario?
Mi sueño es que alguien pague alguna vez, aunque sea un suplemento en la copa de un bar, por verme tocar el piano. Pero, vaya, también molaría el papel de Joaquín en La del Manojo de Rosas.
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
Sin manías. Desde un club de jazz hasta una era... Y no hablo por hablar, que en la era de Eduardo Arroyo he asistido a conciertos inolvidables.
¿Un instrumento?
Cualquiera de percusión, desde el palo y la lata hasta el piano.
¿Y su intérprete?
La banda sinfónica de Colmenar Viejo, donde tengo un montón de amigos, o cualquier otra de las bandas de música donde chicos y chicas encuentran la felicidad tocando juntos.
¿Un libro de música?
Los de Bach que se usan para practicar en los primeros cursos de piano, a los que vuelvo una y otra vez.
Por cierto, qué libro tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
En la mesa, todos de amigos: Confines, de Javier Reverte, La Memoria de Lavanda de Reyes Monforte y Sé transparente y te lloverán clientes, de Pablo Herreros. En el IPad, el último que he comprado es el de Albert Pla sobre el que montaron una polémica idiota; no pasará a la historia de la literatura, pero es divertido.
¿Y una película con o sobre música?
Dos: Calle 54, de Trueba, y Flamenco, de Saura.
España necesita agua… ¿Hay sequía musical o cómo ve la situación?
Nunca en la historia hemos tenido tantos músicos ni tan preparados como ahora. De sequía, nada. Lo lamentable sería desaprovechar la cosecha y no seguir sembrando.
¿Cuál es el gran compositor de música española?
No seré yo quien haga la foto finish entre Falla, Albéniz y Granados ni quien deje fuera de la competición a otros como el padre Soler o Boccherini, que era tan español como Colón y su música, no veas…
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Con canciones irlandesas, ruido de vasos, conversaciones y alguna carcajada. Pero no tengo ninguna prisa: hay que morirse lo menos posible.
¿Un refrán?
Uno irlandés: older fiddle, sweeter tunes... “A violín más viejo, baladas más dulces”.
¿Ser periodista es ser escritor por naturaleza?
No. El escritor vive de los libros y el periodista vive de contar historias, picando de acá para allá. Lo que sí tienen en común periodistas y escritores es que buscan la verdad.
Qué música se escuchaba en el “Avión Club”, local que da nombre a su última novela publicada…
Tamara Crespo, librera de Urueña, ha encontrado en el libro 174 referencias musicales. Bach es la primera y la última. Entre Bach y Bach, de todo: rock, pop ochentero y las canciones que tocaba cada noche el maestro César Martínez en aquel bar legendario por donde pasó la Historia: boleros, zarzuela, coplas, tangos...
¿Quién desafina en el periodismo?
El poder corrupto, que también corrompe el oficio de contar con libertad lo que pasa.
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Ninguna. La vida es como es y molestias, las justas. Otra cosa es lo que me cabrea y lo que me duele de una sociedad manifiestamente mejorable.
Cómo es Carlos Santos, defínase en pocas palabras…
Caminante, estudiante de música, periodista, amante de los amigos, los bares, el románico y cosas así.