El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) presenta al clavecinista y organista francés Benjamin Alard como parte del proyecto transversal #ProyectoClavierÜbung en el que, a lo largo de seis conciertos repartidos en dos temporadas, recrea algunas de las páginas musicales más brillantes de la obra para teclado de Johann Sebastian Bach.
Las dos siguientes citas, ambas en Auditorio Nacional de Música de Madrid (los días 16 y 19 de marzo), Alard dará por concluido su programa sobre los cuatro libros del Clavier-Übung bachiano.
En el primer concierto (en la Sala de Cámara, dentro del Ciclo Barroco) abordará el mismo programa que en Salamanca (las arias que Johann Gottlieb Goldberg, alumno del Kantor, tocaba como antídoto a los desvelos del conde Keyserlingk), mientras que el segundo (Sala Sinfónica, dentro del ciclo Bach Vermut) estará reservado a las diez corales fundamentales del mundo luterano enmarcadas por un imponente preludio y una triple fuga.
El final del ambicioso dedicado a la obra de tecla de J. S. Bach forma parte también de la intensa programación que el CNDM dedica estos día al gran compositor alemán en torno al día Europeo de la Música Antigua que se celebra el próximo 20 de marzo con la Integral de las Suites para orquesta de J. S. Bach de la mano de la Orquesta Barroca de Sevilla bajo la batuta de Giovanni Antonini dentro de nuestro Universo Barroco.
Como guinda al festejo, tendremos la suerte de escuchar los conciertos para dos, tres y cuatro claves del genio alemán de la mano de la la Ritirata en Salamanca (21 de marzo) y Madrid (22 de marzo). Para llevar adelante el proyecto, el conjunto madrileño ha reunido a un cuarteto de clavecinistas extraordinario en el que se cuenta el francés Pierre Hantaï y tres de los mayores talentos españoles de la actualidad.
TODO UN ‘ALARD’ DE VIRTUOSISMO Y SENSIBILIDAD
Adorado por el público y bendecido por la crítica especializada como uno de los clavecinistas bachianos más profundos y distinguidos del mundo, el francés Benjamin Alard (Ruan, 1985) es el protagonista de un gran proyecto transversal del Centro Nacional de Difusión Musical que abarca seis conciertos programados a lo largo de dos temporadas: se trata del #ProyectoClavierÜbung, dedicado a recrear la serie de obras para teclado que Bach publicó en vida con el título de Clavier Übung (esto es, Ejercicios de teclado), y que reúne algunas de las páginas musicales más brillantes del compositor.
El tour de force bachiano se inició la temporada pasada con dos conciertos dentro del ciclo Universo Barroco y un tercero sentando al órgano Grenzing de la Sala Sinfónica del Auditorio, dentro del ciclo Bach Vermut, todos los cuales fueron correspondidos con calurosas ovaciones y exquisitas críticas, como aquella en la que se le describía como el «gran exégeta de nuestros días, el más eximio profeta del dios Bach». Y es que la pasión principal de Alard ha sido siempre la música del genio alemán, razón por la que fue galardonado con el primer premio del Concurso Internacional de Clave de Brujas en 2004.
Después de estudiar órgano en Ruan con Louis Thiry y François Ménissier, Alard se formó como clavecinista a las órdenes de Elizabeth Joyé, Jörg-Andreas Bötticher, Jean-Claude Zehnder y Andrea Marcon (estos tres últimos de la Schola Cantorum de Basilea). Desde 2005 es el titular del órgano Bernard Aubertin de la iglesia de Saint-Louis-en-L’île de Paris y, además de dirigir desde el clave a La Petite Bande creada por Gustav Leonhardt, ha grabado para los sellos Hortus, Alfa y Harmonia Mundi, a quien se dedica ahora en exclusiva para sacar adelante una monumental integral de la obra para teclado de Bach, tanto de órgano como de clave.
BACH: PRINCIPIO Y FIN DE TRAYECTO
El último de los Clavier-Übung fue editado en 1741 y llevaba por título Aria con diferentes variaciones para clave con dos teclados, pero todos lo conocemos como las Variaciones Goldberg, ya que, según cierta leyenda no demostrada, Johann Gottlieb Goldberg, alumno del Kantor, solía tocar la obra para aliviar los insomnios del embajador ruso en Dresde, el conde Keyserlingk, quien habría sido el responsable del encargo. En cualquier caso, se trata de uno de los puntales históricos del arte de la variación y de la música de tecla. Pese a su juventud, Alard es ya uno de los más aclamados intérpretes de la mítica partitura.
Como indica el experto Pablo Cepeda en una de las notas del programa, Alard se ha reservado la artillería pesada para la última sesión del ciclo Bach Vermut, esto es, «las principales obras del volumen dedicado al órgano, que no sólo alcanzan cotas de dificultad técnica, sino que muestran una singular maestría compositiva». Cerrará con la Fuga en mi bemol mayor, en la que cada figura teológica, asociada a un tema, engendra una fuga acorde al carácter representado para concluir en una superposición de las tres figuras, que refleja la idea tomista del trino en uno. «Termina este trayecto. Bach permanece. El viaje continúa”.