Superada la temporada del 30 aniversario con grandes complicaciones y una buena respuesta por parte del público, el Teatro de la Maestranza se enfrenta con optimismo al segundo año de pandemia (también del nuevo ciclo con Javier Menéndez como director), planteando un curso 2021-2022 atractivo. Con el objetivo de “recuperar, entrar en o protagonizar” la escena que la situación actual ha ensombrecido, desde los primeros días de octubre hasta los finales de julio (arriesgada extensión del calendario si tenemos en cuenta la idiosincrasia y el clima sevillanos), se presentarán cinco montajes operísticos en la sala principal más uno en versión de concierto, dos óperas de cámara, siete espectáculos de ballet y un buen número de conciertos, la mayoría con protagonismo vocal, de muy diversos géneros, desde el clásico a la música popular mexicana. Las voces ocupan por tanto el centro del calendario, aunque estas cedan su espacio además de a la danza, a un prometedor ciclo sinfónico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, ya con nuevo director titular y artístico, Marc Soustrot y una nueva concertino, Alexa Farré Brandkamp.
Ópera
Vertebra la temporada, como de costumbre, la lírica, género de mayor popularidad en la ciudad, y este año se ha optado por acudir principalmente a la ópera italiana del siglo XIX con tres de sus compositores más reconocidos: Puccini, Bellini y Verdi. En tiempos complicados, mejor apostar sobre seguro y, aunque algunos son títulos que ya se han visto en varias ocasiones a lo largo de las últimas décadas, siempre hay con ellos buena respuesta en taquilla. Madama Buttefly, en otoño, contará con una de sus más ilustres defensoras, que, eso sí, no debuta en el teatro, pues Ermonela Jaho formó parte de las espléndidas funciones de la Poppea de Monteverdi antes de convertirse en la gran estrella internacional que es ahora. La producción viene de una colaboración entre el Festival de Peralada y la Deutsche Oper am Rhein.
Nunca se había programado I Capuleti e i Montecchi en el Maestranza, por lo que suponemos habrá demanda de los aficionados para disfrutar, además, de la vuelta a escena como Giulietta de su paisana Leonor Bonilla. Sin duda, es un rol que defenderá con soltura, pues sus mimbres son ideales para la heroína. Se trata de una puesta en escena que actualiza la trama a la Italia de los setenta, coproducción entre los teatros de Bolonia y Tenerife.
Del mismo teatro canario proviene El gato montés, con otro regreso operístico, el de la aquí siempre admirada Mariola Cantarero como Soleá. El resto del reparto, con conocidos nombres como los de Juan Jesús Rodríguez, Simón Orfila o Antonio Gandía, así como la dirección de Óliver Díaz, al menos sobre el papel, aseguran un buen nivel durante estas representaciones invernales.
Sorprende agradablemente un paréntesis de los títulos más frecuentes con un montaje de Willy Decker de una de las óperas más conmovedoras del siglo XX, Pelléas et Mélisande, además con el apoyo desde el foso de Michel Plasson. Si bien la música de Debussy ya se pudo disfrutar en versión de concierto hace varios lustros, resulta un lujo poder hacerlo ahora con el aspecto escénico.
Diálogos de Carmelitas, en versión de concierto (ya se vio escenificada en la etapa de José Luis Castro), vuelve dentro de la temporada de la ROSS, y también lo hace la cancelada producción de La Traviata en la fatídica recta final de la temporada 19-20. Se recupera ahora, con el mismo reparto en líneas generales, y nos dará la oportunidad de volver a aplaudir a Nino Machaidze (espléndida Thaïs en las mismas tablas años atrás) como Violetta. Para Madama Butterfly y para esta ópera de Verdi hay además previsto un doble reparto que incluye a Carmen Solís y Carmen Romeu como alternativa patria a Jaho y Machaidze.
Como no podía ser de otro modo, se celebra en su bicentenario a la gran Pauline Viardot, de raíces sevillanas, montado su ópera de cámara Cendrillon para a un público joven. Los intérpretes proceden de una Opera Studio que vuelve a ofrecerles una partitura de la familia García.
Solistas
Destacan del plantel de solistas tres fechas, correspondientes a los dos recitales vocales y a una gala lírica de tintes sevillanos, esta última en el Teatro Lope de Vega. En primer lugar, la soprano Lisette Oropesa, en fulgurante ascenso durante los últimos años, repetirá el programa que ofrece en el Teatro de la Zarzuela junto al pianista Rubén Fernández Aguirre con música española e hispanoamericana; Carlos Mena, contratenor si no de los más mediáticos, sí con una absoluta garantía de calidad por técnica y buen gusto, presentará música del XVII junto a la Capilla Santa María. Por su parte, después de su Giulietta, Leonor Bonilla se embarca en un programa de óperas de inspiración sevillana acompañada por la ROSS.
Tras las voces, la danza y la música sinfónica, con un variado programa que va de Berlioz a Schoenberg (interesante propuesta la del Pierrot Lunaire con Ruth Rosique) y donde se repite ciclo Brahms con el nuevo director, conforman una oferta que facilita el acceso a través de fórmulas variadas de abono y paquetes conjuntos.
Esperemos que tenga todo el éxito y a finales de curso se pueda llegar a llenar el teatro sin miedo y con la misma respuesta de siempre. Pasados los treinta, hay que llegar ahora sanos a celebrar el medio siglo. Que no falten las ganas, ni las butacas llenas.
www.teatrodelamaestranza.es
Foto: “Sorprende agradablemente un paréntesis de los títulos más frecuentes con un montaje de Willy Decker de una de las óperas más conmovedoras del siglo XX, Pelléas et Mélisande, además con el apoyo desde el foso de Michel Plasson”.
Crédito: © Jörn Kipping