Música clásica desde 1929

OPINIÓN #LasMusas / Florence Price, primera afroamericana interpretada por una gran orquesta

27/12/2021

Continuamos con la publicación de las distintas secciones de la revista RITMO disponibles hasta ahora solo en papel, continuando con “Las Musas”, donde las mujeres escriben sobre mujeres, una tribuna libre mensual donde rescatar la figura de compositoras, cantantes, instrumentistas, profesoras, musicólogas, directoras, etc. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de julio-agosto de 2021 por Mercedes Güeto.

Florence Price (1887-1953)

Primera afroamericana en ser interpretada por una gran orquesta

"Los ruiseñores solo se dedican a cantar para alegrarnos. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite, por eso es pecado matar un ruiseñor” (Harper Lee)

Estas palabras pronunciadas por el personaje de Atticus Finch, icono de heroísmo racial y modelo de integridad en la novela Matar un ruiseñor (1960) de Harper Lee, adquieren valor al conocer la vida y obra de la compositora Florence Price (1887-1953), mujer afroamericana en un mundo por tradición masculino y occidental. Price contaba con todos los ingredientes para fracasar. Sin embargo, hoy en día la conocemos como una gran artista. Autora de un extenso y original repertorio, marcó un hito al convertirse en la primera compositora afroamericana cuya Sinfonía fue interpretada por una gran orquesta en 1933.

Para comprender las dificultades a las que se enfrentaba una mujer negra en el ámbito de la música clásica, debemos situarnos en el contexto norteamericano de la Gran Depresión y de las leyes Jim Crow, disposiciones estatales que establecían un sistema de segregación racista bajo el lema “separados pero iguales”, si bien la igualdad fue inexistente, puesto que los blancos recibieron siempre más oportunidades, mejores tratos e instalaciones. El nombre de estas leyes procedía de un vergonzoso espectáculo de vodevil blackface, conocido como Jump Jim Crow, protagonizado en 1828 por el actor Daddy Rice, quien con la cara cubierta de pasta de carbón ridiculizaba la inocencia de un esclavo negro con discapacidad física. A través de su cruel actuación, Rice adquirió enorme popularidad, por lo que el término se convirtió en uno de los símbolos más peyorativos del hombre negro en la cultura de Estados Unidos. La esclavitud fue abolida en 1863 bajo el gobierno de Abraham Lincoln, pero la realidad es que hasta los años 60 y 70 del siglo XX se mantuvieron ideas racistas, así como el auge de sociedades violentas secretas como el Ku Klux Klan.

La segregación racial se acentuó en el sur del país, donde en 1887 nació Florence Beatrice Smith en Little Rock (Arkansas). Hija de un dentista y una profesora de piano, de quien obtuvo sus primeras lecciones, fue niña prodigio. Gracias a la situación favorable de la que gozaba su familia a pesar del contexto de segregación racial, Florence pudo formarse en el Conservatorio de Nueva Inglaterra, una de las pocas escuelas de música que aceptaban estudiantes negros. Allí consiguió dos diplomas en piano y órgano. Asimismo, recibió lecciones de composición y contrapunto de Chadwick y Converse. Para evitar la discriminación racial contra los afroamericanos, Florence se hizo pasar durante esta etapa por una estudiante mexicana, consiguiendo graduarse con honores en 1906.

En 1910 fue jefa de departamento de música de la Universidad Clarck Atlanta. Dos años más tarde, se casó con el abogado negro Thomas J. Price. El matrimonio regresó a la ciudad natal de Florence, pero la radicalización de episodios violentos en Little Rock hizo que los Price formaran parte de la Great Migration. El traslado a Chicago en 1927 supuso el inicio de una nueva etapa de formación en la carrera compositiva de Florence. Estudió con los mejores maestros en el Chicago Musical College, la University of Chicago y el American Conservatory of Music, formándose también en lenguas y artes liberales.

Como consecuencia de las dificultades económicas y el abuso al que fue sometida por parte de su marido, Florence se divorció en 1931, convirtiéndose en madre soltera de dos hijas. Las circunstancias la llevaron a trabajar como organista en la proyección de cine mudo y a componer música para publicidad radiofónica de forma anónima. Gracias a su amiga y alumna, la también compositora afroamericana Margaret Bonds, que la acogió en su casa y la presentó al escritor Langston Hughes y a la contralto Marian Anderson, pudo ver consolidada su carrera musical. De la convivencia entre ellas, surgió la asociación creativa Price-Bonds, cuyas performances fueron aplaudidas por los compositores coetáneos. En esa época, Florence se encontraba trabajando en su Sinfonía en mi menor, galardonada en 1932 con el primer premio de la Wanamaker Foundation, y estrenada en 1933 por la Chicago Symphony Orchestra dirigida por Frederick Stock. El crítico musical del Chicago Daily News la declaró “un trabajo impecable que habla su propio mensaje con moderación, y, sin embargo, con pasión”.

El legado de Price incluye un amplio y variado repertorio con cuatro Sinfonías; tres Conciertos (dos para violín y uno para piano); varias piezas orquestales; corales; música de cámara para diferentes formaciones; obras para piano; obras para órgano; y piezas para piano y voz. Su estilo, basado en la tradición clásica europea con influencias de Dvorák y Tchaikovsky, se fusiona profundamente con sus raíces meridionales a través de melodías inspiradas en el blues y ritmos sincopados característicos de los espirituales afroamericanos.

Price murió con 66 años en Illinois a consecuencia de una apoplejía. Su figura cayó en el olvido y algunas de sus piezas se perdieron, pero en 2009, a las afueras de St. Anne (Illinois), se encontraron notas y manuscritos de algunas de sus obras como los dos Conciertos para violín y su Cuarta Sinfonía.

Citando de nuevo a Harper Lee, “Uno es valiente cuando, sabiendo que ha perdido ya antes de empezar, empieza a pesar de todo y sigue hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero algunas veces, vence”. No cabe duda que Florence Price fue valiente. Su interesante obra artística de gran calidad, originalidad y profundidad, marcó un punto de inflexión en el transcurso de la historia de la música clásica occidental, constituyendo un referente para las compositoras negras posteriores.

Mercedes Güeto

Pianista e historiadora del arte, profesora de piano en el C.P.M. Paco de Lucía de Algeciras. Máster en Investigación e Interpretación Musical. Especializada recientemente en la pedagogía musical, siendo Máster en Neuropsicología y Educación.

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