Continuamos con la publicación de las distintas secciones de la revista RITMO disponibles hasta ahora solo en papel, continuando con “Las Musas”, donde las mujeres escriben sobre mujeres, una tribuna libre mensual donde rescatar la figura de compositoras, cantantes, instrumentistas, profesoras, musicólogas, directoras, etc. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de septiembre 2019 por Nieves Pascual León.
Dos Dorindas valencianas: La ópera en Valencia en el siglo XVIII a través de sus personajes femeninos
por Nieves Pascual León
La historia de la ópera es la historia de la expresión en música de las pasiones humanas. Si bien la historiografía musical ha definido la evolución de este género desde un canon eminentemente masculino, lo cierto es que la mujer ha sido siempre la protagonista en teatro lírico. Los roles femeninos han ofrecido a lo largo de estos más de 400 años de recorrido un amplio espectro de timbres y matices.
Desde la Euridice de Peri hasta la Lea de Casablancas, la música ha dado forma al sentimiento sugerido por el texto dramático, perfilando un complejo prisma de caracteres femeninos.
La llegada de la ópera a Valencia se data, si bien sin fuentes literarias o musicales que lo avalen, a finales del siglo XVII. La ubicación de la ciudad la convertía en un enclave privilegiado en las rutas comerciales en el Mediterráneo. Por otra parte, la vinculación con Italia (especialmente tras el matrimonio de Felipe V con Isabel de Farnesio en 1714) favorece la entrada a la Península de expresiones artísticas que, como la ópera, se encontraban en un momento de máximo desarrollo y expansión.
De este modo, el estudio del teatro lírico valenciano en el siglo XVIII excede a su relevancia como muestra de la escena operística local, erigiéndose como un modelo notable e individualizado del panorama lírico en la Península y, en último término, como enclave claramente definido, localizado, y como manifestación de los circuitos artísticos por los que se difundía la ópera italiana en la Europa de principios del siglo XVIII.
La partitura de La Dorinda es la primera fuente musical conservada en la historia de la ópera en Valencia y, por tanto, el primer documento que permite poner música al desarrollo del género lírico en la capital.
Se trata de una ópera pasticcio, construida a partir de material textual y musical previo y cuyo ensamblaje, atribuido tradicionalmente al compositor italiano Francesco Corradini, puede hoy asociarse a la labor de Fernando de Acuña, maestro de capilla del Príncipe de Campoflorido, capitán general de la ciudad de Valencia.
La Dorinda se presentó en el teatro del Palacio Real de Valencia el 19 de noviembre de 1730, con ocasión de la onomástica de la Reina Isabel de Farnesio. El libreto está dedicado a la hija del príncipe de Campofiorito y la protagonista, la ninfa Dorinda, habiendo sido abandonada por su amado Nicandro, busca la protección de Fileno disfrazándose como criado suyo:
“Mísera Pastorcilla,
¡cuánto es cruel tu estrella,
cuánto te cuesta amor!”
Unos años más tarde, el 20 de enero de 1735, tuvo lugar sobre el mismo escenario la presentación del “drama pastoral” Flora, en ocasión esta vez del aniversario del infante Don Carlos, futuro Carlos III, coronado Rey de las Dos Sicilias el año anterior. Se trataba en esta ocasión de la reposición valenciana de la ópera homónima, estrenada en Carnaval de 1734 en Roma, con libreto de Giovanni Cordicelli, Giovanni Costanzi y Nicola Vasnier en cada uno de sus tres actos, respectivamente.
La casualidad quiso que, de nuevo, una Dorinda presentara su canto en el Palacio. Esta ninfa, amada por Daliso y Mireno, se interpone en los planes amatorios del pastor Silvano, que había dispuesto el matrimonio de Flora (fingido Floro desde el inicio de la trama) con Mireno, y de la propia Flora, enamorda de Daliso:
“Si esperando desespero,
la esperanza ha de quedarme
de poder desesperar.”
La ninfa Dorinda cantó en Valencia en 1730 y 1735, protagonizando dos historias de inspiración mitológica en las que el paisaje idílico servía como marco alegórico de pasiones humanas.
Amor, celos, compasión y venganza se entretejen en dos tramas en las que la ninfa hace suyos los afectos de los mortales y da voz al sentimiento femenino dieciochesco.
Nieves Pascual León: Doctora en Música y catedrática de Musicología del Conservatorio Superior de Música de Valencia. Forma parte del grupo de trabajo en el Proyecto I+D+i “El patrimonio musical de la España moderna (siglos XVII-XVIII): recuperación, digitalización, análisis, recepción y estructuras retóricas de los discursos musicales” (HAR2017-86039-C2-2-P). Asimismo, colabora en la gestión de Ópera XXI, Asociación de Teatros, Festivales y Temporadas estables de Ópera de España.
Foto: Pietr van Lind (1609-1690): Silvio y Dorinda (Museo de Bellas Artes, Budapest).