Los primeros días de este mes de noviembre estuvieron a punto de ser testigos de un hecho, que, de haber sucedido, hubiera pasado a los anales de la historia de la música española como algo terrible. La comunidad cultural francesa se hacía eco de una guitarra Torres que salía a subasta y que, en el último momento, paró el Ministerio de Cultura español en una operación más propia de un guion de novela negra que de una pieza de música clásica.
Una guitarra Torres es un instrumento muy especial. Para comenzar, la guitarra no siempre fue como se conoce hoy día: gran parte del mérito lo tiene, precisamente, el almeriense Antonio de Torres, que le dio forma por dentro y por fuera hasta llegar a una muy similar a la presente. Fue a mediados del XIX cuando aquel hombre de orígenes humildes, que inició su relación con las maderas a través de un trabajo como carpintero, convirtió su afición en una profesión, la luthería, y construyó guitarras llamadas a ser legendarias.
Torres realizó varias innovaciones en el instrumento que llamarían poderosamente la atención de los intérpretes: una especial disposición de las varillas de la tapa o una regularización del tamaño fueron algunas de ellas. Gracias a él se perfeccionó y estandarizó su fabricación, lo que favoreció la existencia de un modelo sólido para la guitarra moderna. Quizás también ayudara su capacidad innata para los negocios, fue consciente del valor de sus instrumentos y animaba a cualquiera que entrara en su taller a probar “La invencible”, “La cumbre” o “La leona”, sobrenombres con los que las bautizaba. No es de extrañar que Julián Arcas, Francisco Tárrega o Miguel Llobet se sintieran poderosamente atraídos y las utilizaran para sus conciertos.
Todo ello colocó su trabajo a la altura de los instrumentos de cuerda frotada de la familia Stradivarius en Italia, con quien era comparado. Torres sentó las bases de la guitarra moderna, transformando un instrumento popular en un símbolo de excelencia musical y técnica. Y curiosamente, aunque se conservan pocos ejemplares originales, aún se siguen encontrando algunos, como sucedió hace poco más de una década.
Fue en el año 2012 cuando, abandonada encima de un armario, se descubrió un ejemplar de guitarra Torres. Autentificada por el investigador especializado en estos instrumentos, José Luis Romanillos, el hallazgo causó sensación y, en 2017, con motivo del bicentenario del nacimiento del guitarrero, se expuso en el Museo de la Guitarra Antonio de Torres de Almería, y años después, en el Museu de la Música de Barcelona.
El modelo FE21Y, como pasó a ser conocida, es representativa de la primera época del constructor, cuyo particularidad residía en el timbre y la claridad de sonido, en lo que tanto el varetaje como las maderas fueron fundamentales. Para un luthier, las maderas forman parte de su legado, casi como un tesoro, y guardan algunas piezas durante años hasta encontrar el intérprete que pueda “lucirlas”. En el caso de la FE21Y, se utilizó abeto y palosanto de Río.
No se sabe para quién fue construida pero en una época en la que “había una guitarra en cada casa”, los elementos diferenciadores eran claros. En este caso, tanto las maderas como los sobrios y elegantes adornos en torno a la rosa denotan exigencia por parte del músico y conducen a una clara función: instrumento de concierto. La FE21Y es un instrumento de perfecta manufactura fabricado para ocasiones especiales.
Tras una vida azarosa, esta guitarra de Torres bien merecía un lugar destacado en el patrimonio cultural español, y sin embargo, el destino todavía le tenía reservado un último periplo: una vez que tanto la Casa Museo de Torres como el Museu de la Música de Barcelona declinaron adquirirla, una empresa de subastas francesa programó su salida a la venta en el país galo para comienzos de noviembre de 2024, lo que provocó la alarma de toda la comunidad de intérpretes y guitarreros españoles. Afortunadamente, una llamada desde el Ministerio de Cultura español paralizó la operación y ahora se propone su inclusión como parte de los Bienes de Interés Cultural de España.
Pero todavía no hay nada firmado y la guitarra podría seguir en suelo francés.
¿Continuará…?
por Esther Martín
Foto: La guitarra de Antonio de Torres FE21Y.