Publicamos en nuestra Web el artículo completo, remitido por Jesús Villa-Rojo para la sección “Mesa para cuatro” de nuestra revista RITMO de marzo 2021, en donde se ha incluido solamente el detalle de su selección de 10 obras, dentro del esquema de la citada sección de la revista, dado el especial interés del mismo, por la extensa valoración de las obras seleccionadas y las documentadas opiniones vertidas por el autor sobre el tema que, con total seguridad, serán del agrado de nuestros lectores.
Los ADAGIO en el mundo musical como tempo, están reconocidos con buena imagen universal, incluso dentro de los grades formatos orquestales, como parte, o independientemente de ellos, y están llenos de elementos que admiten infinidad de variantes e ilustraciones plagadas de datos históricos, estéticos, compositivos para los músicos, claro está; igualmente podrían tener cantidad de connotaciones en otros campos de la cultura. Convive con otros nombres igualmente delicados en sus expresiones: cierta melancolía, nostalgia, pensamientos serenos, reposados, posiblemente de alguna confusión, introversión… Todos los tempi lentos nos sitúan en ambientes semejantes, incluso se encuentran variantes vocales o técnicas que pretenden mostrar matices expresivos o comunicativos en su interpretación musical. La realidad que encuentro en este proyecto periodístico de información y contraste para los conocimientos del melómano, me parece excelente, aunque lo importante es que las opiniones de quienes exponen sus criterios, respondan a datos amplios, ricos intelectualmente en lo que se refiere a historia, estética, técnica, actualidad… nunca a manierismos, rutinas… Deben y debemos estar siempre con el rigor, la puntualidad, la precisión… Las páginas que pone a nuestro servicio la Revista Ritmo, son merecedoras de nuestro reconocimiento porque brinda la posibilidad a quienes nos dedicamos al mundo de la música en uno u otro sentido, opinar y mostrar la realidad de lo que ha sucedido, sucede y sucederá. El proyecto está abierto y depende de nosotros y que lo llevemos al puerto que debemos y merecemos.
Así, con todo, el tema ADAGIO elegido en esta “mesa para 4”, admite derivaciones sustanciales que pueden discurrir en lo filosófico, lo poético, lo estructural, lo formal… cultura ciencia, como músico me inclinaré hacia lo estructural y lo formal nunca al margen de lo artístico aunque la temática permite tantos glosados que podrá imaginar encontrarnos en mundos plenamente aleatorios. Efectivamente, repasando el parámetro tempo apreciamos una antigüedad contrastante con la actualidad: los datos de “unas 50 negras, minuto”, posteriormente “unas 70 negras, minuto”, hasta llegar a relacionarlo con Andante (72 negras) y con Largo (40 negras); nos indica las libertades conceptuales del tema tratado. Nosotros en realidad por muy rigurosos que quisiéramos ser, estaremos en esa aleatoriedad del punto inicial. Desde estos datos, lo estructural ofrece matices subjetivos de libertad que no determinan objetivos concretos, muestran continuas insinuaciones no solamente en el tiempo sino en la forma al añadir materiales creativos de los compositores. No aparecen esquemas como los que encontramos en Sonata, Scherzo, Rondó, Variación, Vals, Fuga, Pasodoble… donde lo esquemático, estructural y formal en todo momento divide los materiales y los elementos que se incluyen, indicando el lugar sonoro, expresivo y musical; aquí es otra cosa porque los elementos temáticos tienen el desarrollo necesario para la evolución del discurso, utilizando recursos contrapuntísticos, variables, repetitivos que dilatan y amplían hasta el infinito los elementos temáticos sin recurrir a esquemas o estructuras concretas. Estamos ante un formato temático (¿monotemático, bitemático, atemático?), donde todo cabe porque las derivaciones compositivas y creativas deben moverse entre los espacios siempre exigidos entre el entendimiento, la comprensión y por supuesto la belleza musical.
Una atención significativa la recibimos de la variedad de nombres que se aplican a un formato similar al ADAGIO, Largo, Larguetto, Lento, Lentissimo, Adagietto (precisamente empleado por Mahler)… Inspira sin lugar a dudas medios de expresión de los mayores contrastes, así, entre los miembros de esta “mesa para 4”, también caben diversidades interpretativas al respecto. Sí es importante considerar que el término ADAGIO muchísimas veces no figura como título aislado, independiente, o sencillamente como obra propiamente dicha. Figura principalmente formando parte de sonatas, cuartetos, quintetos, conciertos, sinfonías, suites… quiere decirse que sin vida propia o independiente aunque el atractivo y el encanto en ellos acumulado, les ha dado significado del mayor prestigio y renombre para que figuren incluidos aisladamente en las programaciones.
Después de estas ilustraciones de mi mente hacia el objetivo que nos reúne, ruego que consideren mi presencia en la “mesa” como algo infrecuente al considerarme a mí mismo compositor, y no haber encontrado en mesas anteriores colega alguno de no ser que mi débil memoria no lo tenga retenido. Ello, y al considerarme perteneciente al maravilloso mundo de la composición (unas 200 obras escritas, cientos de estrenos, algún centenar de grabaciones discográficas), me obliga a incluir algo de mi propia producción considerándome también con valores de profesionalidad que acrediten mi presencia en la “mesa”.
Los ADAGIO o composiciones alrededor de los lentos o similares, han atraído llamativamente mi mentalidad compositiva. Considerando esta predilección alrededor de formatos instrumentales en su ambientación y expresividad profunda que han conmovido mis sentimientos. Viene estando al lado de otros tiempos aunque su presencia siempre tiene profundidad, contenido y duración y en algunos de ellos puede llegar a romper el equilibrio estructural de la obra por su potencial temático y atracción sonora. En mi producción compositiva encontramos esta concepción de sentimientos en obras como “Quinteto”, “Concierto 2”, “Concierto para orquesta I”, “Concierto Plateresco”, “Conciertos Grosso, I – II – III”, formando parte de obras amplias entre tiempos contrastados donde los climas de serenidad, sosiego y mayor profundidad espiritual está concentrado en los ADAGIO, algunas con nombres distintos pero siempre con iguales voluntades. “Lamento”, para saxofón tenor y CD, ampliado después de su creación por otros materiales por razones tímbricas e instrumentales en las versiones A – B – C – D y “Glosario”, para flauta y CD, ampliado también después para poder desarrollarse con otras versiones instrumentales I – II – III y IV, se incluyen además de “Tucano”, “Formas y Fases”, “En la anoche callada”; composiciones donde el nombre ADAGIO no figura pero la voluntad creativa persigue los mismos objetivos.
Efectivamente las opiniones que aquí vierten, tienen toda justificación de poder ser modificadas en cualquier momento, ya que las cosas cambian, las personas pueden cambiar las apreciaciones en la evolución de los aconteceres… Nuestro entendimiento y apreciación musical alrededor de los ADAGIO, evidentemente será subjetiva y de relativa valoración aunque nuestros argumentos sobre el tema sí pueden clarificar cosas y encontrar lógicas. Una de las respuestas en la “mesa” del número de Ritmo del mes de enero, firmada por el conocido musicólogo, editor y crítico Xoan M. Carreira, atrajo mi atención por la ruptura con ediciones anteriores en el sentido de incluir nombres infrecuentes en los repertorios tradicionales aunque desde mi punto de vista: tradicional, popular y famoso, el nombre de Pérez Prado no puede tener mayores créditos de universalidad.
Las opiniones que se me ocurren sugerir a mis compañeros de esta “mesa”, plantean la innovación pionera de incluir a uno de sus miembros como compositor, no recuerdo que hubiera sucedido con anterioridad, supongo que posiblemente tampoco hubiera habido algún compositor con esos cientos de partituras de concierto, otros cientos de estrenos elrededor del mundo y unos cien CDs. Al reconocer los méritos de esta persona, difícilmente podremos dejar de comprender su trabajo. Con estas opiniones personales, me incorporo a la misión pendiente en la “mesa”. Es en realidad, sugerir y distinguir diez obras donde el ADAGIO o un movimiento lento, expresivo, con las referencias que cada compositor considere que se adaptan a la temática elegida. Por tanto, desgranaré las sugerencias y aclaraciones pertinentes, sobre mi selección:
El MISERERE (Lamentación tercera del Viernes) de Sebastián Durón, está porque representa entre los ADAGIO, un conjunto de acontecimientos (finales de 1600), llenos de aportaciones polifónicas, ya que este compositor alcarreño, multiplicó el número de voces o partes considerablemente, algo que enriquecía todo lo realizado en la época, alcanzando un entramado apenas desarrollado con posterioridad. Su música, en buena medida está imaginada en los grandes espacios litúrgicos, lo que exige una magnitud sonora, posiblemente por él iniciada en el órgano, instrumento practicado con virtuosismo en su formación educativa que indiscutiblemente produce unos resultados espaciales inigualables en ninguna otra combinación instrumental.
El LARGHETTO, perteneciente al QUINTETO para clarinete en la y cuarteto de arcos de Mozart, representa una de las composiciones más sublimes de toda la historia de la música. Posiblemente el haber podido vivirlo desde dentro como solista de clarinete durante los ensayos y conciertos, puede explicar los motivos, al hacer sentir una superioridad intelectual nunca igualada en la vida del intérprete. Permite alcanzar sensaciones que jamás serán olvidadas por lo que tener ahora la posibilidad de expresar en estas líneas los sentimientos alcanzados, hace recordar esos momentos inolvidables. No es referencia exclusivamente al LARGHETTO, motivo de esta publicación, es una referencia global y total a la obra y su magnitud compositiva y musical
ADAGIETTO, diminutivo considerado por Mahler en su 5ª Sinfonía, es uno de los representantes de mayor audiencia y duración mundial, aún estando situado dentro de la gran forma a que pertenece. Un ejemplo de popularidad social masiva sin precedentes, debido principalmente a un mundo ajeno, en cierta medida a lo puramente musical, ya que la sensibilidad del cineasta Luchino Visconti, lo incluyó en su film “Morte a Venice” que lo llevaría a todos los públicos. La técnica temática del desarrollo musical de Mahler, en este ejemplo, se expande en lejanas fantasías, anticipándose a minimalismos repetitivos que posteriormente se convertirán en novedad.
EPITAPHIUM de Igor Stravinsky, uno de los ejemplos que este maestro desarrolló a lo largo de su vida, en recuerdo de amigos, artistas y personalidades en general. Como era íntimo, afectuoso y agradecido con su entorno, Stravinsky, sin olvidar a sus benefactores que fueron muchos e influyentes: John F. Kennedy, Luter King, son algunos de ellos, tuvo la generosidad de reconocer gratamente la relación que les había unido con obras de especial recuerdo y originales combinaciones instrumentales, que representa una parte de su amplísimo catálogo compositivo. EPITAPHIUM para una pequeña agrupación, original, de características sensibles y sutiles: flauta, viola y arpa, contribuye a recrear el clima nostálgico, ceremonioso de su despedida, entre lo lento-adagietto.
EN LA NOCHE OSCURA, Goffredo Petrassi, profundiza en la expresividad poética del sentir espiritual de San Juan de la Cruz, creando un mundo polifónico que conmueve la sensibilidad que llevamos en nuestro interior. Musicalmente, Petrassi, da relieve al poema místico con expresiones sonoras que amplían los conceptos más esplendidos de la conjunción texto-música de los mejores periodos del clasicísmo. Este compositor romano, maestro mío, ha mostrado su magisterio en infinidad de ejemplos sabios de la música del siglo XX, a través de su amplia producción sinfónico-coral y camerística, representando y extrayendo de la modernidad, lo más significativo para insertarlo entre lo de más relevante del pasado. Un ejemplo que conmueve desde cualquier perspectiva analizable.
QUATUOR POUR LA FIN DU TEMPS, supone un ejemplo perfectamente ajustado a nuestra temática, a través de su V ejemplo: LOUANGE À L’ÉTERNITÉ DE JÉSUS para violonchelo y piano que forma parte de las ocho piezas de Olivier Messiaen, con los deseos de bondades humanas y espirituales imaginables ¿apocalipticas?. La serie compositiva abarca loas a todo lo divino sin olvidar su amor a las aves que casi siempre presiden sus iluminaciones ambientales y de simbolismos, planteando combinaciones instrumentales variadas: clarinete solo, violín y piano; además de otras formaciones, hasta completar el cuarteto: clarinete, violín, violonchelo y piano. En cada una de las piezas, los mundos están llenos de melancolía, ilusión, lirismo y esperanza, donde cabe suponer el lugar y el momento de estas composiciones, dadas las distintas fechas en que fueron concebidas. Sí puede suponerse un estado de limitaciones extremas, incluidos los intérpretes que eran los únicos existentes en todo el campo de concentración y que además carecían de algunos de los accesorios necesarios para completar el estado normal del instrumento.
LONTANO, expresa la tranquilidad del lento caminar hacia la lejanía en que György Ligeti concibe esta música llena de nubes oscuras y tristes expresando un sentimiento espiritual de su lejano origen austro-húngaro que le ha llevado a una Europa central confusa en la identidad oriente-occidente, marcada por convivencias opuestas y culturas que deciden aceptar las reglas impuestas tras la segunda contienda mundial. La formación musical recibida en Hungría, le ha capacitado para asumir cualquier complejidad estética o técnica que le pudiera surgir a pesar de las doctrinas de Darstradt. El desarrollo de los contrastes entre todo ello, no le impide producciones como “Le grand Macabre” o “Requiem”.
EL CANTO DE LOS ADOLESCENTES de Karlheinz Stokhausen, merece su distinción en esta “mesa” por la interioridad espiritual que muestra su contenido hacia las nuevas lecturas en relación con la adolescencia. En definitiva es una obra clásica de la electroacústica que abrió enormes campos a la investigación comunicativa alrededor de la música y de tantas otras cosas en que Stokhausen (miembro de honor, igual que Ligeti, Petrassi y Messiaen del LIM), fue pionero y avanzado experimentador. Su Canto conmovió a toda la comunidad intelectual del momento y significó un punto de partida de difícil continuidad. Los múltiples materiales que utiliza: voces, instrumentos, todo tipo de material electrónico existente en el momento, aún quedan en el recuerdo de todos.
EN LA NOCHE CALLADA, la escribió Jesús Villa-Rojo por un encargo de José Ramón Encinar para la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Estaba planteado para un programa dedicado a Fauré, Mompou y Villa-Rojo, y se tenía el deseo de que fuera un homenaje al misticismo desde la perspectiva musical. Las lecturas de poemas de San Juan de la Cruz, servirían en lo conceptual y poético. El recuerdo de En la noche oscura, de Petrassi, no podía quedar ausente para que en estos momentos de la “mesa” pueda surgir como parte del material estudiado por las connotaciones en que se desarrolla el sonido, su casi mística intencionalidad y su realidad serena, tranquila y expresiva. Es una cantata para coro y orquesta.
ADAGIO el tiempo que responde al espacio dedicado ahora por Ritmo desde sus planteamientos formales, pertenece al Quinteto para clarinete en la y cuarteto de arcos de Jesús Villa-Rojo, desea ser una composición acogida a las reglas de la tradición compositiva camerística, respetando todos los condicionantes convencionales, dados por los compromisos comprensibles de un encargo lleno distintivos y significados, comenzando por la sugerencia de que sería estrenado en la celebración del 50 Aniversario del Festival Internacional de Santander, formando parte del programa donde también sería interpretado el Quinteto de Mozart. Para un compositor-clarinetísta, admirador como se comentaba unas líneas antes, de este compositor y de esta gran obra, suponía un reto excesivo aunque por tantas razones, era imposible negarse a ello. Al aceptar el compromiso, eran de toda lógica los honores pero también las exigencias. Así, la puesta en marcha del proyecto necesitaba cautela, modestia y sobre todo mantener los niveles de autenticidad, originalidad y creatividad, cosas que se pretendieron mantener hasta el último momento de la composición. El recuerdo surgido ahora en esta mesa, inevitablemente emociona y produce felicidad.
Por Jesús Villa-Rojo
http://villa-rojo.com/
Foto: Karlheinz Stokhausen que con su “El canto de los adolescentes”, merece su distinción en esta “mesa” por la interioridad espiritual que muestra su contenido hacia las nuevas lecturas en relación con la adolescencia.