“Como no podía ser de otra manera, este libro se centra en los compositores del área alemana que, antes o después, se situaron en la esfera del poder nazi. Con alguna excepción notable y dos extraordinarias: las de Messiaen y Bartók, que en todo caso sufrieron la invasión de las tropas de Hitler en sus respectivos países, Francia y Hungría, respectivamente (...)”, escribe Pedro González Mira sobre Los músicos de Hitler, para que haya dudas de inicio. Un volumen publicado en Almuzara Libros (Editorial Berenice), que junto con el ensayo publicado el año pasado, Los músicos de Stalin, completa el panorama cultural-musical de una buena parte del pasado siglo XX.
Arranca de manera generosa con Wagner, estudia su "relación" y "aprovechamiento" por parte del Tercer Reich, y se detiene en consideraciones personales del músico también, desde su complicada infancia hasta su relación con las mujeres, especialmente la que tuvo con Cósima. Pero no es un libro sobre el músico alemán, eso lo subraya de manera inequívoca el autor, sino que parte de él (el epígrafe del capítulo no puede ser más claro: En un principio fue Wagner) para, como escribe el autor, convertir en “verdaderos guías a aquellos compositores que, teniendo que ver con la época que marca el título, han definido los vectores fundamentales del desarrollo musical de la Europa del siglo xx: Richard Strauss, Arnold Schönberg y Béla Bartók, con el añadido indispensable de Olivier Messiaen, de impronta tan determinante para la creación musical posterior a 1950”.
Compositores y directores, pues, vertebran este libro que combina la erudición con la divulgación y por el que desfilan la Segunda Escuela de Viena y el arte degenerado, recorre el peso que tuvo el nazismo en Francia y Hungría, musicalmente hablando, y cierra con un repaso a los directores de orquesta (cita nada menos que una veintena) que pivotaron alrededor del Hitler: de Furtwängler a Toscanini, pasando por Rudolf Kempe o Bruno Walter.
Pedro González Mira ha sido profesor de Matemáticas durante diecisiete años y crítico musical durante veinticinco. Desde su puesto de redactor jefe de RITMO ha publicado cientos de críticas de conciertos y discos, además de múltiples ensayos y varias decenas de trabajos sobre intérpretes famosos.
Ha colaborado con RNE, en Radio Clásica, donde ha biografiado a grandes intérpretes como Claudio Arrau, Leonard Bernstein, Vladimir Ashkenazy, Arturo Benedetti-Michelangeli o Jacqueline du Pré. Dirigió la sección de Música clásica de la “Guía del Ocio” durante una década, para pasar a realizar luego la misma actividad en el suplemento de “El País”, “On Madrid”, desde su número cero hasta su desaparición.
Recibió el Premio Nacional de Crítica Discográfica en 1984, y es autor en los sellos Almuzara y Berenice de los títulos: Jesús Villa-Rojo, a través de sus discos y de Eso no estaba en mi libro de Historia de la música, Eso no estaba en mi libro de Historia de la ópera, Historia de la gran música para piano y Los Músicos de Stalin.
Ficha del libro