Como #lecturasdeverano, proseguimos en agosto publicando en abierto la sección #LasMusas, hasta ahora solo en papel, donde las mujeres escriben sobre mujeres, una tribuna libre mensual donde rescatar la figura de compositoras, cantantes, instrumentistas, profesoras, musicólogas, directoras, etc. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de enero de 2024 por Virginia Sánchez Rodríguez.
Ofelia Nieto
Una Dolores para el recuerdo
por Virginia Sánchez Rodríguez
El 25 de enero de 1923, Tomás Bretón (1850-1923) tomó la batuta entre sus manos, por última vez ante el público, para dirigir su ópera La Dolores en el Teatro Real de Madrid. Había que remontarse a 1895 para recordar la primera interpretación pública de esta composición lírica en el Teatro de la Zarzuela, que era acogida con entusiasmo (más aún después de la popularidad que Bretón había alcanzado tras la première, un año antes, de La verbena de la Paloma, la obra más aclamada del compositor).
La programación de La Dolores como parte de la temporada del Real en 1923 fue muy especial para el autor, pues resultó ser su última gran alegría musical antes de su fallecimiento. Sin duda, este hito dio un soplo de energía y optimismo a Bretón, que, a finales de 1922, había experimentado algunos problemas por el empeoramiento de la miocarditis que sufría. Sentado ante la orquesta, Bretón se hizo cargo de la dirección del estreno, que contaba con la soprano Ofelia Nieto en el papel protagonista. Pero, ¿quién era Ofelia Nieto y por qué fue la elegida en aquella ocasión?
De acuerdo con la oscilación sobre su fecha de nacimiento en distintas fuentes historiográficas, Ofelia Nieto nació en 1898 o 1900 en el seno de una familia aficionada a la música. Se convirtió en una de las sopranos más importantes de su época en España, especialmente desde 1914, en que se hizo cargo del personaje principal de la ópera Maruxa, de Amadeo Vives (1871-1932), en su estreno en el Teatro de la Zarzuela, resultando también el propio debut de la intérprete con solo catorce años. Desde entonces, participó en numerosas zarzuelas y óperas de autores como Giuseppe Verdi (1813-1901), Jules Massenet (1842-1912) o Richard Wagner (1813-1883), consolidando su reputación como una intérprete talentosa en los escenarios de Europa y América, hasta su temprano fallecimiento en el año 1931.
Nieto fue una de las cantantes más reconocidas en vida, pues, en 1920, recibió un homenaje en su honor en el Teatro Real, organizado por artistas de la talla de Manuel de Falla (1876-1946), Mariano Benlliure (1862-1947), Conrado del Campo (1878-1953) y Julio Romero de Torres (1874-1930), entre otros, contando con la presencia de los monarcas del momento, Alfonso XIII (1886-1941) y Victoria Eugenia (1887-1969). Y poco después, en 1924, momento en que su reconocimiento era universal, el Estado le concedió la Cruz de Alfonso XII.
Todo ello justifica que, en 1923, fuera la seleccionada para protagonizar La Dolores junto a un partenaire de lujo como Hipólito Lázaro (1887-1974). En las funciones posteriores al estreno, Ricardo Villa (1873-1935) se hizo cargo de la dirección musical y, a partir del 4 de abril de 1923, Lázaro fue sustituido por Miguel Fleta (1897-1938), otra de las grandes figuras líricas que estaba triunfando en el extranjero.
Tras toda una vida dedicada a la ópera (tanto en la composición musical, como en la reivindicación de un drama nacional), podríamos pensar que esta producción de La Dolores fue una más para el compositor. Sin embargo, no fue así, dado el agradecimiento público de Bretón hacia la artista que dio vida a la última Dolores que disfrutó. En la Fiesta de la Asociación de la Prensa celebrada en el Real unas semanas después del estreno de La Dolores, el 2 de marzo de 1923, Bretón, que había acudido como asistente, agasajó con un obsequio a Ofelia Nieto, que, en ese acto, había realizado una excelente actuación con su ejecución de varias romanzas de José Serrano (1873-1941). Aunque, esa noche, la cantante no había interpretado ninguna obra bretoniana, el compositor le envió una fotografía con la siguiente dedicatoria:
“A Ofelia Nieto, protagonista admirable de la ópera Dolores, su amigo afectísimo, Tomás Bretón” (El Universo, 3 de marzo de 1923, p. 2)
Tomás Bretón no pudo ser más efusivo al mostrar su cariño y su admiración a la artista que estaba dando vida a la de Calatayud. A pesar de su excelencia musical y de su reconocimiento público en vida, ¿qué ha sucedido para que el nombre de Ofelia Nieto no sea lo suficientemente conocido para la población en la actualidad, a pesar de que incluso se conservan grabaciones suyas?
En los últimos años, los estudios sobre mujeres músicas han experimentado un extraordinario desarrollo, siendo las compositoras aquellas que suelen suscitar mayor interés. Sin embargo, no debemos olvidar que el mayor número de mujeres vinculadas al arte musical son las intérpretes y, entre ellas, las cantantes han despertado los mayores vítores. Sirva esta contribución como un pequeño homenaje a la memoria de una de esas grandes cantantes españolas, no siempre recordadas, como Ofelia Nieto, que no solo fue admirada por sus coetáneos sino que ha pasado a la historia como una de las Dolores más apreciadas por el compositor Tomás Bretón.
Virginia Sánchez Rodríguez
Profesora Titular de la Universidad de Castilla-La Mancha. Doctora en Musicología. Miembro del Centro de Investigación y Documentación Musical (CIDoM). Especialista en la recuperación de mujeres músicas de los siglos XIX y XX.
Foto: Reproducción de la página publicada en La Nación: “Nuestras artistas, Ofelia Nieto, -apunte de Cyrano-” (28 de enero de 1926).