Como #lecturasdeverano proseguimos publicando en abierto la sección #LasMusas, hasta ahora solo en papel, donde las mujeres escriben sobre mujeres, una tribuna libre mensual donde rescatar la figura de compositoras, cantantes, instrumentistas, profesoras, musicólogas, directoras, etc. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de noviembre de 2022 por Silvia Nogales Barrios.
Matilde Cuervas, la internacionalización de la guitarra flamenca
por Silvia Nogales Barrios
Matilde Cuervas (Sevilla, 1879 - Barcelona, 1956) nació el primer día del mes de abril del año 1879, sin embargo, a lo largo de los años ha existido cierta confusión con su fecha de nacimiento, ya que existen fuentes que la han situado en 1888 o 1889. Matilde Cuervas fue esposa del famoso guitarrista, musicólogo y compositor Emilio Pujol, natural de la Granadella (Lleida), pero no logró el mismo impacto histórico que su marido. Según nos comenta María Ribera en su tesis sobre el guitarrista catalán, el biógrafo de Emilio Pujol, llamado Joan Riera, data el nacimiento de Matilde en 1888. Este error perdura durante muchos años, creyéndose que Cuervas era más joven que Pujol. Sin embargo, en la partida de nacimiento de la guitarrista aparece 1879 como el año en que vino al mundo. Una vez resuelto este dato, que, a día de hoy, sigue apareciendo de forma errónea tanto en fuentes de consulta digitales, como en libros físicos, nos gustaría empezar a contar su historia desde su niñez.
Cuervas, era una niña alegre, hija de José Cuervas, un profesor sevillano amante de la cultura, y Adelaida Rodríguez, natural de Badajoz. La niña creció en un ambiente cultural y musical ligado al flamenco. Recibió clases de grandes guitarristas de la época, como “El Jabonero”, “El Habichuela”, “Paco el Corvas” o “El Egipciano”. La destreza de Matilde a la hora de tocar la guitarra impresionó a sus maestros desde el principio. Todos ellos pusieron de relieve la especial habilidad de la niña para tocar falsetas. Uno de los guitarristas de la época llamado Fabián de Castro, componía falsetas complejas y según expresó, nadie podía tocar como él salvo Matilde Cuervas, a la que apodó “la fiera”. Además, la guitarrista contó en algunas entrevistas que cuando recibía clases de sus maestros, ella apuntaba las notas de las falsetas que ellos tocaban. Posteriormente la niña interpretaba las falsetas leyendo las notas que había apuntado. Sus maestros quedaban maravillados, ya que solían ser intérpretes de oído y no se apoyaban en partituras o anotaciones. Nuestra guitarrista expresó en más de una ocasión, que a ella le extrañaba que los guitarristas nunca tocasen una pieza dos veces seguidas del mismo modo. Este fue el principio de su dualidad como guitarrista. Cuervas podría ser considerada como guitarrista flamenca por su formación de base, pero también cultivó el arte clásico. Sobre todo, por la posterior influencia de Pujol con el que forma un dúo artístico. Las críticas de la época expresan que Matilde llegó a tener una técnica flamenca muy depurada y limpia.
Matilde Cuervas realizó su primer concierto a la edad de 8 años. Cuando apareció en el escenario despertó la risa del público. Esto se debió a que vieron aparecer una niña con una guitarra tan grande, que tenía que llevarla arrastrándola por el suelo. Su cuerpo “menudo” al lado de una guitarra de ese tamaño debió parecerles jocoso. Sin embargo, Matilde pensó que los presentes se reían de ella porque era fea y se fue inmediatamente del escenario. La guitarrista nos cuenta en una entrevista que en su casa la llamaban cariñosamente “feucha” y por ello arrastraba cierto complejo. A pesar de lo que le ocurrió, lograron convencerla para que volviese al escenario. Después de su interpretación, el público quedó perplejo con la técnica y musicalidad, impropia de su edad. A partir de ese momento, Cuervas inicia una carrera como concertista internacional llevando el flamenco a grandes escenarios de Europa y América. Podríamos decir que Matilde fue la primera mujer concertista de guitarra flamenca que exportó este estilo musical fuera de nuestras fronteras. Gracias a sus giras y a su labor como concertista, conoce a innumerables personalidades y se convierte en profesora de guitarra de distintas mujeres de la nobleza, como María Luisa de Borbón o la condesa Potowska.
Su carrera internacional fue muy importante, aun antes de conocer al que fue su marido, Emilio Pujol. Los críticos contaban que su forma de interpretar la guitarra era sincera, con una expresividad controlada por la musicalidad y un sentido estético impecable. Además, poseía una técnica muy depurada y un sonido poderoso, tal es así, que Matilde siempre contó a lo largo de su vida una anécdota, y es que al concluir uno de los conciertos que ofreció fuera de España, el público quedó tan impresionado que hubo varias personas que le arrebataron la guitarra de las manos. Lo hicieron para examinar el interior del instrumento y así comprobar si había algún artefacto que produjese la música que salía de la guitarra. Obviamente, no encontraron nada, pues era Matilde Cuervas quien producía dichos sonidos.
Hacia 1920, al igual que otros compañeros de profesión, la guitarrista se encontraba residiendo en París. En aquella época eran habituales las reuniones entre músicos en la casa del editor holandés José Rowie. En una de dichas reuniones, Matilde conoció al que posteriormente será su marido, Emilio Pujol. La pareja congenió muy bien desde la primera vez que se encontraron y aparte de compartir vida, compartieron uno de los dúos guitarrísticos más sólidos de la historia. El matrimonio no tuvo hijos y se podría decir que dedicaron su vida a la guitarra. Matilde y Emilio ofrecieron conciertos por todo el mundo, en ellos replicaban un formato de concierto en tres partes. En la primera parte Matilde realizaba una sección del concierto en estilo flamenco, después daba paso a Pujol como solista y al final realizaban una tercera parte, en la que tocaban transcripciones a dúo de música española, música antigua o piezas propias de Pujol.
Habría que destacar la importantísima labor que Cuervas realizó en el campo de la musicología, con la recuperación de obras antiguas. Es habitual que a su marido se le atribuya la gran labor de investigación en música antigua, pero la realidad es que sin el trabajo incansable de Matilde su legado no hubiera sido lo mismo. Cuervas le ayudaba con la adaptación y transcripción de las piezas musicales históricas, así como copista de material que se encontraba en archivos y que no podían extraer. Y también influyó en la composición de su marido; Emilio Pujol empezó modos y ritmos propios del flamenco en sus composiciones.
Para despedir la figura de Matilde Cuervas, habría que tomar conciencia del paso importante que supuso que una mujer en una época tan complicada de la historia realizase conciertos de guitarra flamenca fuera de nuestras fronteras, en lugares de gran exigencia y dejando siempre el listón muy alto, teniéndose que reconocer su labor musicológica y de investigación. Una labor que compartió con su marido, un trabajo conjunto que en muchas ocasiones se atribuye solamente al guitarrista.
Silvia Nogales Barrios
Guitarrista, fusiona el repertorio de la guitarra con nuevas formas de expresión, buscando con sus actuaciones “llegar al público y despertar su sensibilidad”.
www.silvianogales.com