La pasión por la música es el catalizador artístico de la edición de Pascua, la segunda, del Festival de Perelada 2024, que durante tres días de Semana Santa (28, 29 y 30 de marzo) presenta hasta seis propuestas –crece en programación- que siguen fielmente los criterios que han definido tradicionalmente el espíritu y la filosofía del festival: redescubrir el patrimonio musical, convertirse en motor de creación en el ámbito de la música clásica y la lírica, promover el talento de nuestro país y constituirse en escaparate de propuestas internacionales de indiscutible calidad. La edición de Pascua del festival es la avanzada de la edición de verano, que busca ocupar con propuestas artísticas de calidad un vacío existente en el calendario y reforzar la potente oferta cultural en la Costa Brava.
El Jueves Santo (día 28 de marzo, 20h) abrirá la segunda edición de Pascua del festival el estreno del oratorio San Giovanni Battista (1675), compuesto por Alessandro Stradella. Se trata de una producción propia del Festival de Perelada, que certifica su condición de motor de creación. La pieza, que se divide en dos partes, se presenta por primera vez en el ciclo ampurdanés de la mano del binomio de éxito formado por Dani Espasa, director de la prestigiosa formación de música antigua Vespres d’Arnadí, y el contratenor Xavier Sabata, que forma parte del reparto junto a las voces de Elena Copons, Giulia Semenzato, Juan Sancho y Luigi De Donato.
Stradella fusionó con éxito en su obra elementos del oratorio romano de Carissimi y de la ópera veneciana de Cavalli, como quedó patente en el estreno de San Giovanni Battista en 1675, en la iglesia de San Juan de los Florentinos, en Roma. Pese al éxito inmediato, la pieza, de narración bíblica pero trasfondo secular, quedó arrinconada y no fue redescubierta y sacada del olvido hasta 1949, con una puesta en escena en la que participó Maria Callas, haciendo el papel de Salomé. La obra de Stradella, caracterizada por su energía, expresividad y profundidad humana, se encuentra en un punto de confluencia único entre la ópera y el drama sacro, atravesando varios caminos y períodos estilísticos.
Un Viernes Santo realmente completo
El Viernes Santo (29 de marzo) será una jornada muy intensa en Peralada, con tres propuestas muy distintas en el programa. Por la mañana, en los Jardines del Castillo de Peralada, de las 11h hasta las 13:30h y cada 15 minutos, se harán pases de una experiencia interactiva muy singular, de carácter familiar, llamada La búsqueda la primavera, que corre a cargo del estudio creativo ampurdanés Brava Performing Arts. La propuesta, basada en el rito de celebración de la llegada de la primavera con la decoración e intercambio de huevos, combina esta tradición con la danza de la compañía CobosMika, conejos gigantes creados por la artista australiana Amanda Parker, la pieza musical Consagración de la primavera, de Stravinsky, y una sorpresa final.
La iglesia del Carmen del Castillo de Peralada, que es el epicentro actual del festival, acogerá por la tarde (19h) la puesta en escena del célebre Stabat Mater, de Pergolesi, pero rescatando la versión casi desconocida y poco programada que hizo Johann Sebastian Bach, que la expandió orquestalmente. Bach cambió el texto a partir del salmo 51 para adaptar la música a la liturgia de Leipzig y al mismo tiempo, con su irrenunciable estilo polifónico, enriqueció la escritura de la obra añadiendo una parte totalmente nueva para viola. Daniel Tarrida dirigirá su formación, el ensemble instrumental Bachcelona Consort, que acompañará a las magníficas voces de las solistas de la Salvat Beca Bach, Maëlys Robinne (soprano) y Lara Morger (alto). El programa también incluye otras cantatas religiosas del célebre compositor alemán.
Cerrará la jornada una de las veladas más significativas del Festival de Perelada, la del estreno absoluto de la producción propia Tenebrae responsoria (23h), también en la iglesia del Carme. La dirección del festival está convencida de que la programación necesita la voz de la nueva creación para conectar y explicar la realidad de hoy desde la contemporaneidad, por lo que el compositor reusense Joan Magrané vuelve al festival, después de que en el 2019 estrenase la ópera contemporánea Diàlegs de Tirant i Carmesina. Sin embargo, en esta ocasión lo hace con la materialización de una idea, que ha ido madurando, de poner música a los responsorios de alguna de las tres noches de Semana Santa que van de jueves a sábado santos. Tenebrae Responsoria (Feria sexta in parasceve) es una obra compuesta para una soprano, en este caso María Hinojosa, un violoncelo, Pau Codina, y una decena de instrumentos (flauta, oboe, clarinete, dos trompas, trombón, violín, viola, violoncelo y contrabajo), que tocarán miembros de la GIO Symphonia, bajo la dirección de Francesc Prat.
Un cierre de festival brillante
La última jornada de la edición de Pascua del festival, el Sábado Santo (día 30 de marzo), incluye un programa doble de indudables interés y calidad. El joven y prestigioso pianista coreano Yunchan Lim, que ofrecerá un recital de piano por la tarde (18:30h) con un programa formado íntegramente por los Études de Frédéric Chopin (Trois Nouvelles Études, 12 Etudes op.10 y 12 estudios op.25). Lim hizo historia al convertirse en el ganador más joven del Concurso Internacional de Piano Van Cliburn (Texas), con una interpretación final sublime del Concierto para piano núm. 3 de Rahmáninov, y desde entonces su popularidad se ha incrementado y su talento le ha llevado a ocupar algunos de los escenarios más relevantes del circuito de la música clásica de todo el mundo.
El cierre del festival será también brillante, con la actuación (22:30h) del Coro y la Orquesta de la Ópera Real de Versalles, con las sopranos solistas Lili Aymonino y Gwendoline Biondeel, que ofrecerán el concierto Leçons de tenebres, Couperin. El Festival de Perelada ha invitado este año a las solistas y las bases estables de la Ópera Real a trasladar a la iglesia del Carme parte de la experiencia que se vive en Versalles, cada Semana Santa, como un evento muy especial. En Francia, las lecciones de tinieblas se convirtieron en objetos de composiciones cada vez más populares a mediados del siglo XVII. Las más conocidas fueron las de François Couperin (1714) y representan el grueso del programa de esta velada, que incluye también piezas de Marc-Antoine Charpentier, otro de los compositores populares de la época, y Louis-Nicolas Clérambault.