El sábado, 21 de noviembre, el Teatro Real estrenará la ‘ópera de salón’ Cendrillon (La Cenicienta), de Pauline Viardot (1821-1910), en una nueva coproducción con el Teatro de la Maestranza de Sevilla, el Teatro Cervantes de Málaga y la Fundación Ópera de Oviedo, con la que se pretende rendir un homenaje a la gran mezzosoprano y también compositora francesa de quien se conmemora este año el bicentenario de su nacimiento.
Pauline Viardot pertenece a una de las familias más importantes de la ópera y del belcanto en el siglo XIX. Su padre, el sevillano Manuel García (1775-1832), fue un influyente y reconocido tenor, compositor, maestro y productor, cuya senda fue continuada brillantemente por sus tres hijos, entre los que destacan también la grandísima soprano María Malibrán y el barítono (e inventor del laringoscopio) Manuel Patricio Rodríguez García.
Pauline Viardot fue alumna de Franz Liszt y Anton Reicha, poderosa y arrebatadora intérprete de heroínas decimonónicas, dedicataria de canciones de Frédéric Chopin, impulsora de la carrera de compositores franceses como Massenet, Gounod o Fauré, divulgadora de la ópera italiana en Rusia, esposa del hispanista Louis Viardot, amante y musa del escritor Iván Turguénev (libretista de varias de sus óperas), personaje protagonista de la novela Consuelo, de George Sand, e inspiradora de Los europeos, de Orlando Figes. Pero, fue además compositora, profesora en el Conservatorio de París, madre y maestra de cuatro hijos, y animadora de tertulias culturales y artísticas en el efervescente y romántico París decimonónico. Para esas reuniones sociales compuso varias pequeñas óperas de cámara, normalmente acompañadas al piano, como La Cenicienta, estrenada en 1904, muchos años después de su creación, cuando la compositora tenía ya 83 años.
La trama se inspira en el cuento de hadas de Charles Perrault, con libreto en francés (adaptado al castellano para la producción del Teatro Real) y dividido en tres breves actos en los que se alternan las partes cantadas y las habladas.
Siete solistas de distintas nacionalidades interpretan la ópera, con papeles casi caricaturescos, en los que la madrastra maléfica es sustituida por un padre atolondrado y el hada madrina hechiza a todos con su canto.
El director de escena Guillermo Amaya -también autor de la versión en castellano e iluminador de la producción-, traslada la acción a las salas de un museo, donde los visitantes se pierden y se transforman en los personajes de la ópera.
Darán vida a esta sorprendente partitura varios cantantes que participaron en la primera edición del programa Crescendo del Teatro Real: Juliane Stolzenbach Ramos (La Cenicienta), Francisco Gracia (El príncipe encantador), Ramiro Maturana (El barón de Pictordú), Juan Ramos (El conde Barrigulo), Vanessa Cera (Miguelona), Paola Leguizamón (Armelinda) y Miriam Silva (El hada). Estarán dirigidos y acompañados por el pianista Francisco Soriano, gran conocedor de la obra de Pauline Viardot.
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