Fiel a su estilo preciso y conciso, Leos Janácek creó, con Katia Kabanova, uno de los títulos más sórdidos de su catálogo operístico, pero también una de las obras que mejor retratan la voluntad de liberación de una mujer. Un microcosmos centrado en el destino de Katia (“A veces sueño que soy un pájaro”), víctima de su cruel suegra Marfa Kabanova, y que sirve como reflejo de otro macrocosmos, el de la condición humana, lúcidamente retratada por Janácek en su ópera más pesimista.
A lo largo de un espectáculo impactante, David Alden se acerca a este clásico del siglo XX con un naturalismo plástico que se adentra en los referentes visuales del totalitarismo soviético. El montaje ahonda en el retrato de una sociedad disfuncional, marcada por la patología de la obsesión y el control sobre el ser humano. La soprano norteamericana Patricia Racette es una de las grandes cantactrices del momento, gracias a su versatilidad y a la amplitud de su repertorio. Una intérprete de referencia del papel titular de esta obra maestra.
Esta ópera en tres actos, con libreto de Vincenc Cervinka, se estrenó el 23 de noviembre de 1921 en el Teatro Nacional de Brno. Con dirección musical de Josep Pons y la citada escena de David Alden, en el reparto, además de Racette, se encuentran Aleksander Teliga, Nikolai Schukoff, Rosie Aldridge, Francisco Vas, Antonio Lozano, Michaela Selinger, Josep-Ramon Olivé, Mireia Pintó y Marisa Martins.
Las funciones, entre el 8 y 22 de noviembre.
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Foto: Patricia Racette, intérprete de referencia en papeles de intensidad dramática, encabeza la Katia Kabanova del Liceu (foto de Ken Howard / Metropolitan Opera).