El tenor mexicano Javier Camarena, uno de los más queridos por el público barcelonés, regresa al Gran Teatre del Liceu para ofrecer un nuevo recital acompañado por el pianista Ángel Rodríguez el próximo 7 de enero en el marco de las celebraciones del 175º aniversario de la fundación del Teatre.
Los dos intérpretes proponen un programa con un exquisito repertorio que se inicia con dos piezas del repertorio romántico francés: Prendre le dessin d’un bijou… Phantaisie aux divins mensonges de Léo Delibes y la delicada Instant charmant… En fermant les yeux de J. Massenet.
Lakmé de Léo Delibes, responde a la moda orientalista que encontramos también en títulos como Les pêcheurs de perles de Bizet o Le roi de Lahore de Massenet. Conocida especialmente por fragmentos como el dúo de las flores o el aria de las campanillas, contiene también está inspirada aria de Gérald en el primer acto, Fantaisie aux divins mensonges. Siguiendo con el repertorio francés, se interpretará a la famosa Habanera de Carmen (Georges Bizet).
El recital seguirá hacía la ópera italiana, con piezas de autores, estilos y épocas distintos. Spirto gentil, aria del cuarto acto de La favorita de Donizetti, representa el más puro belcantismo de la primera mitad del siglo XIX. Un estilo que evolucionará en manos de Verdi durante su primera etapa creativa, conocida como los «años de galeras». I lombardi forma parte de ese periodo y en La mia letizia infondere ya se aprecia un tratamiento vocal más rotundo.
Una evolución que llega a su clímax en las óperas veristas, como L’arlesiana de Francesco Cilea. Il lamento di Federico, con su fantasiosa línea melódica y exacerbada sentimentalidad, supone un ejemplo fehaciente.
Después de una pausa, el repertorio pasará por una recopilación de canciones populares italianes, que se abrirá con Dicitencello vuie de Rodolfo Falvo. Según estudiosos como Ettore de Mura, la tradición de la canción popular napolitana se remonta al siglo XIII, pero lo que se denomina canción clásica napolitana surge en el siglo XIX. Se considera la pieza fundacional de dicho estilo Te voglio bene assaje, escrita en 1839 por Filippo Campanella, a pesar de la extendida leyenda de su autoría por parte de Donizetti. A partir de entonces, y con las aportaciones de Francesco Paolo Tosti o Eduardo di Capua, la frontera entre canción popular y canción culta napolitana se difumina de forma paulatina.
Un momento decisivo en la evolución del género fue la creación de la editorial La Canzonetta en 1901, la primera dedicada en exclusiva a la canción napolitana. Precisamente Rodolfo Falvo, conocido con el apelativo de Mascagnino, por su parecido con el autor de Cavalleria rusticana, publicó muchas de sus piezas en dicha editorial. Dicitencello vuje, escrita en 1930 a partir de un texto de Enzo Fusco, se convirtió en su canción más popular. Ernesto de Curtis, autor de la celebérrima Torna a Surriento, y Salvatore Cardillo pertenecen también a tan glorioso grupo de creadores de canción napolitana.
El recital concluye con dos piezas de compositores españoles de talante, época y estilo muy distintos. El navarro Agustín Pérez Soriano fue un prolífico compositor de zarzuela de la segunda mitad del siglo XIX, a pesar de que la única obra por la que se le recuerda en la actualidad es El guitarrico, y más en concreto por su Serenata o Jota de Perico. Precisamente Antón García Abril, uno de los más destacados compositores españoles del siglo XX, nació en Teruel, pero su producción se caracteriza por la variedad y el eclecticismo. Compuso obras de todo tipo, convirtiéndose en un gran creador de bandas sonoras. En el apartado vocal escribió una ópera, Divinas palabras, y varios ciclos de canciones, uno de ellos titulado Homenaje a Gayarre, del cual Camarena y Rodríguez interpretarán, para cerrar el recital, Canto porque estoy alegre.
Foto © J. Cornejo